"En las grandes crisis,
el corazón se rompe o se curte."
En repetidas oportunidades visito los supermercados, para ver la realidad de cerca; la mayoría de las veces, me consigo a personas en busca de los productos necesarios; muchos consiguen los estantes completamente vacíos o paradójicamente llenos por alguna mercancía, simplemente para tapar el hueco, como dicen los comerciantes. En días pasados en un pasillo de uno de esos negocios, con muchos años establecido en el país, el cual forma parte de una red de origen portugués, me encontré a una señora muy comedida, consciente de la grave situación de escasez, exclamar con cierta picardía ¡Bueno, ahí tienen para que se bañen! Me acerque para conversar, buscando la explicación de su expresión; la mujer, con cierta frustración me fue explicando la aptitud de muchos inconscientes compradores, quienes han ayudado hacer más pesada la carga: "Nada, simplemente, cuando empezó a escasear el aceite se lo llevaban, como si iban a utilizarlo para bañarse".
Muchas veces escuchó decir ¡Los golpes enseñan! Sin embargo, parece que el único, que en verdad asimiló los porrazos, fue el famoso personaje de la leyenda del "silbón" el llamado Juan Hilario, porque todavía anda asustado, de lo contrario nos encontramos con una triste realidad, el cual no parece tener solución a corto plazo, como es el caso de los llamados revendedores, quienes siempre consiguen la forma para evadir la escasa vigilancia y hacer su agosto, con los desesperados compradores; me atrevo tocar este álgido tema, con un ejemplo muy sencillo. Uno de los pocos productos, que no han desaparecido de los anaqueles, es precisamente el aceite, derivado de la soya y de alguna oleaginosa, pero además extrañamente, la inflación, esa, que viene atormentando a propios y extraños, todavía mantiene los precios a niveles aceptables, sencillamente porque existe producción y además, no es un producto de consumo masivo, no se come.
Este ejemplo tan simple, sirve para ayudar a explicar la grave situación económica del país, donde los grandes comerciantes imponen la pauta, y ahora el mismo pueblo, producto de la falta de conciencia están llevando la situación por un despeñadero. Son muchos los motivos, para que el espiral inflacionario suba a niveles inaguantables. Por una parte, nadie puede negar la guerra económica desatada, por vías muy precisas, apoyados en la moneda norteamericana; todo el mundo conoce el callejón, donde nos encontramos atrapados, sin poder salir, porque sencillamente sin llegar a ser un erudito en economía, sabemos la dependencia con ese símbolo monetario, hasta los maquillajes, que adornan el rostro de las mujeres venezolanas, muchas se escucha ¡Eso es importado! así el colorante lo saquen del onoto.
En el mundo todo es un problema económico, más, cuando es utilizado para someter a países, sencillamente por no pensar igual, como ha sido el caso de Cuba Socialista, con un bloqueo criminal, para frenar cualquier intento de superación, el cual ha sido considerado por muchos norteamericanos sensatos, como un error descomunal, como lo hizo saber, el hijo y sobrino de personajes influyentes en la política norteamericano, como lo fueron los hermanos: John y Robert Kennedy. En estos momentos la historia se repite, con nuevos protagonistas, pero con la misma finalidad: golpear y someter a países, que tratan por todos los medios de zafarse del yugo económico.
A todo esto le tenemos que sumar, el grave problema fronterizo, con la hermana República de Colombia; el Libertador Simón Bolívar, se murió sin ver, hecho realidad su mayor anhelo: la gran Colombia ¿Cuántos problemas económicos han surgido por la disparidad monetaria? Es tan grave la situación, que a pesar de todas las restricciones y mecanismos para frenar el contrabando, sigue el desagüe golpeando a los venezolanos a tal punto, que infinidades de personas, se encuentran pagando, muchos medicamentos a precios exorbitantes, llegando al extremo de jugar con la salud de un pueblo; tenía razón el Sacerdote y educador italiano Don Bosco, cuando dijo: "Se podrá hacer economía en cualquier circunstancia, pero a los Enfermos provéaseles de cuanto les sea necesario" Ni siquiera eso, respetan los inescrupulosos, con tal de conseguir dinero. La explicación es muy sencilla: lo que en nuestro país, cuesta 30 bs, del otro lado vale cinco veces más ¡Cuidado si no me quedo corto!, si quiere comprobarlo, dese un paseíto por la hermana Colombia.