Si nos atenemos a los puntos de vista de los críticos de la revolución, de izquierda y de derecha, la revolución se estaría moviendo entre el reformismo y la transición.
Yo creo que mover todo un proyecto histórico para acá o para allá, es como creer que los sujetos sociales, que son el contenido del proyecto (obreros, campesinos, empleados estatales y privados, estudiantes, etc.), se abstienen absolutamente de su participación política y que solamente son, como dice el grupo Kansas: dust in thewind. O como dirían los historiadores: seguidores de caudillos y no de ideas.
Imposible, el Psuv existe, la Central Bolivariana Socialista de Trabajadores, también y, las miles de organizaciones sociales que respaldan el proyecto socialista, existen. Por lo demás, creer que todo este movimiento político social se abstiene de la lucha por el socialismo y es víctima fácil de los azares reformistas de la revolución o de la transición oligárquica, es lo mismo que considerar al pueblo venezolano incapaz de pensar por sí mismo en lo que afecta sus intereses de clase.
La experiencia de la vida actual, la amenaza laboral (perder el empleo) con fines políticos, la escasez y las colas, tienen una fuente original, esta es: el bloqueo, el acaparamiento, el contrabando manejado por la oligarquía. Eso lo sabe el pueblo, no tienen que recordárselo porque vive a diario con esa opresión.
En este momento, es más importante pensar en ¿cuáles son las armas con que cuenta el movimiento político-social para defender su revolución y para defenderse a símismo?
Las libertades políticas, el derecho de reunión y de asociación, la libertad de prensa, el derecho a salir a la calle a defender las ideas y las inclinaciones políticas. Si estas son las armas con las que cuenta el pueblo venezolano, no puede este mismo pueblo, cruzarse de brazos y quedarse callado cuando hay planes que quieren arrebatárselas.
Si el pueblo con sus líderes en revolución han conquistado esas armas de lucha, no es un error recurrira éstas para luchar. El error estaría en calmar al pueblo para que no las use.
Eso es predicar el abstencionismo para que el pueblo no se manifieste políticamente que es lo mismo que arrojarlo de una forma descarada en los brazos de la oligarquía y el imperialismo. Y eso ahora, con tanto revolucionario activo, es imposible.
Lo que resta es solamente, que hay que trabajar en la unidad práctica y auténtica de los revolucionarios.