Lo que les voy a contar, a manera de crítica constructiva, como apenas ayer lo pidió el Presidente y fue llamado permanente del Comandante eterno, que debe haber sido experimentado por millones de venezolanos, me lo narró una vecina que lo vivió, al acudir desde las 6.00 de la mañana a incorporarse a una cola que ya llevaba más de tres cuadras, para adquirir un paquete de 12 rollos de papel higiénico, ya que un amigo que trabaja en el establecimiento le informó que iban a vender el producto.-
Llegó y se incorporó a la cola en la cual la mayoría de la gente se mojaba pues llovía a cantaros, afortunadamente llevaba un paraguas que le protegió de la lluvia, en las casi tres horas que permaneció fuera del supermercado, hasta que pudo ingresar,
Desde donde estaba se podía visualizar la enorme gandola cargada de paquetes del producto y del llamado ABSORVO, que se negaban a descargar con el argumento de que los empleados no se podían mojar porque se enfermaban, a los que protestaban les decían que se callaran la boca porque allí operaba el derecho de admisión y los podían sacar con la seguridad.
Por fin comenzaron a descargar la unidad y a entregar a cada persona un paquete por el precio de 144 bolívares.
Mientras esperaba se enteró por comentarios de la gente, que en ese supermercado se oponían a que les colocaran las capta huellas y que seguramente en la cola había más de un bachaquero de los que salían a revender el producto a 700 bolívares en las afueras del terminal de pasajeros, ante la mirada impávida y cómplice, por no decir que participativa en las ganancias, de funcionarios policiales.
La señora en cuestión haciendo gala de una lógica muy realista y elemental se preguntaba por qué el gobierno o el partido, para detectar dónde y cómo se desviaban los productos para acapararlos o contrabandear con ellos, no establecían acciones de seguimiento desde la fábrica o la importadora, para evitarlo y a su vez para que los mismos lleguen a su destino y se distribuyan directamente a los consumidores, a los cuales también habría que investigar para detectar a los bachaqueros de los que la señora supuso había bastantes en la cola, pues pudo observar cómo al salir varias personas le entregaban el producto a alguien que les esperaba fuera quien se lo llevaba, habría que saber para dónde.
Esta es la realidad que se vive todos los días en los abastos y supermercados aquí en el Táchira, las colas son interminables y el bachaqueo sigue campante, mucha gente prefiere caer en manos de los especuladores a tener que hacer una kilométrica cola, como la que le tocó a mi vecina, lo cual tendrá que repetir cada vez que el amigo del súper le pase el dato que llega tal o cual producto, de los que escasean por largo tiempo, tales como el jabón de baño y en polvo, aceite comestible, azúcar, entre otros.
Me pidió mi informante, quien sabe que yo escribo por Aporrea, que echara el cuento, y es lo que estoy haciendo a sabiendas de que, como en oportunidades anteriores, este cuento no va a servir para nada, al menos en nuestro estado, que por cierto se ha ganado la fama de ser el más violento del país, simplemente porque aquí las denuncias, me consta, no se procesan y entonces continuamos siendo víctimas de lo que bien se ha llamado guerra económica que en esta entidad sigue boyante, pues la casi totalidad del comercio está perfectamente coordinado para ejercer su labor depredadora de la economía familiar.
Es inconcebible, por ejemplo cómo un litro de aceite para vehículo, de producción nacional cueste en puestos ubicados en la calle, especialmente en las avenidas perimetrales más de 400 bolívares , cuando el precio real en de 118 bolívares en la estaciones de servicio, pero claro, cuando llega el producto desaparece en un santiamén, en manos precisamente de las mafias establecidas y denunciadas, sin resultados de ningún tipo, pues es gente que no paga impuestos y la alcandía no mueve un dedo y la Sundee muy bien gracias.
Hasta aquí este cuento, que voy a intentar colgar en Facebook del Superintendente en la esperanza de que haga algo, por los sufridos habitantes del Táchira que seguimos a merced de acaparadores, bachaqueros, especuladores, contrabandistas, conchupancia de las autoridades y todas clase de mafias, que afectan gravemente la calidad de vida de los tachirenses.-