No es la primera vez que se usa a los pensadores revolucionarios para justificar no hacer la Revolución. Hasta "El Capital", de Marx, se volteó, se desvirtuó hasta ponerlo al servicio de la contrarrevolución, de la socialdemocracia. Se decía, y aún se dice, que para hacer la Revolución es necesario elevar las fuerzas productivas hasta que entren en contradicción con las relaciones de producción y entonces estarán dadas las condiciones para el salto revolucionario. De aquí se deduce que elevar las fuerzas productivas es una acción revolucionaria que acerca el momento de la contradicción final, de esta manera se justifican alianzas con la burguesía. Se inventó algo que se llamó "liberación nacional", que era, en pocas palabras, entregar el país a la burguesía nacional. Según este esquema no habría sido posible la Revolución Soviética, la China, la Cubana, todos aún estarían esperando que las fuerzas productivas se elevaran hasta chocar con las relaciones de producción.
Las Revoluciones, primero la Soviética y luego todas las demás, desmintieron esta lectura sesgada de los clásicos. Gramsci lo resume muy bien cuando dice que la Revolución Soviética fue una "La revolución contra El Capital" de Marx. El Che es más gráfico cuando escribe en su Diario de Bolivia, que el 26 de Julio fue una rebelión en contra de las oligarquías y de los dogmas revolucionarios. El dogma era la lectura, el uso reaccionario de los clásicos.
Es común en el pensamiento socialdemócrata buscar, inventar, excusas para justificar no hacer la Revolución, en esto son fecundos. Dicen siempre el mismo argumento: "no hay condiciones", "allá hicieron la Revolución pero eran otros tiempos", "hay que elevar las fuerzas productivas con la burguesía". Las frases anteriores son muy conocidas, parece que les dan un poco de sosiego para dormir tranquilos. Los que desmienten las anteriores teorías reaccionarias son considerados enemigos, son blanco de la ira de los renegados, se les dice de todo.
Entre nosotros se usa, con profusión, un fragmento de un video de Fidel donde define lo que es Revolución, se usa el alto prestigio del Comandante para apuntalar no hacer la Revolución. Veamos.
Define Fidel:
"Revolución es sentido del momento histórico; es cambiar todo lo que debe ser cambiado; es igualdad y libertad plenas; es ser tratado y tratar a los demás como seres humanos; es emanciparnos por nosotros mismos y con nuestros propios esfuerzos; es desafiar poderosas fuerzas dominantes dentro y fuera del ámbito social y nacional; es defender valores en los que se cree al precio de cualquier sacrificio; es modestia, desinterés, altruismo, solidaridad y heroísmo; es luchar con audacia, inteligencia y realismo; es no mentir jamás ni violar principios éticos; es convicción profunda de que no existe fuerza en el mundo capaz de aplastar la fuerza de la verdad y las ideas. Revolución es unidad, es independencia, es luchar por nuestros sueños de justicia para Cuba y para el mundo, que es la base de nuestro patriotismo, nuestro socialismo y nuestro internacionalismo."
De este concepto fidelista se toma la primera frase, "sentido del momento histórico", y se da por descontado que no es el momento para avanzar, sino para pactar. Se abre así una discusión: ¿cuándo el momento histórico aconseja avanzar y cuándo dicta pactar? Veamos.
Fidel mismo nos da la respuesta, cuando afirma: "el deber de los revolucionarios es hacer la Revolución". Pero además estas palabras las soporta con su vida, con su acción, con su obra milagrosa que es la Revolución Cubana. ¿Cuál de estos analistas que hoy estudiamos diría que en aquella Cuba de 1952 era el "momento histórico" para hacer el Asalto al Cuartel Moncada, o que en 1957 era el "momento histórico" para el Granma, o para la Sierra Maestra?
Fidel nos enseña que "el momento histórico" no es algo fatal, que habría que esperar que aparezca con luces y pitos anunciando su llegada. No. "El momento histórico" es hechura de la acción revolucionaria, se construye en la práctica, intentando, fracasando y volviendo a intentar; así se hacen las Revoluciones, al contrario, sentados esperando de la mano con la burguesía no se hará nunca Revolución. Se aplica aquí un principio consagrado en la Revolución Cubana: crear condiciones revolucionarias desde la conciencia revolucionaria. La Revolución es ante todo un asunto de conciencia.