A veces leemos los ensayos del camarada Jesús Silva; en ocasiones estamos de acuerdo con sus tesis y en otras diferimos en demasía de ellas. En esta oportunidad vamos a rebatir algunas de las aseveraciones del mentado autor, las cuales esbozó en su más reciente publicación en Aporrea, bajo el título "Cadivazo: Cencoex recorta los cupos de dólares del moribundo Simadi. ¡Termínenlo de matar!".
En el primer párrafo del texto, Silva escribe: "(…) Había una vez [el barril de petróleo] que costaba 100$ pero con la muerte de Hugo Chávez todo lo financiero se vino abajo [¡!]. Por eso el Sistema Marginal de Asignación de Divisas es hoy más marginal que antes, el Estado no tiene como [sic] repartir dólares preferenciales a 6,30 ni a cualquier otra tasa por debajo de la perversa realidad del mercado internacional frente a un bolívar que ya no es fuerte (…)".
Camarada Silva, al afirmar usted que con el deceso del Comandante Eterno todo lo financiero se vino abajo, propala un sintagma antidialéctico que chapotea en una trivialidad impresionante. Escamotea usted el hecho de que, a partir de la desaparición física de Hugo Chávez, la derecha nacional e internacional arreció su ataque contra nuestra economía. ¿El objetivo? Que las masas cayeran en la trampa de cavilar que Nicolás Maduro estaba traicionando el legado de Chávez al propiciar elementos como la escasez (acaparamiento) y la inflación (especulación), cuando en realidad es la clase empresarial vernácula parasitaria la que emplaza sobre el tapete tales aberraciones. Si bien es cierto que la cesta criolla de hidrocarburos ha descendido hasta los 49 dólares, no es menos verídico que tal desplome no es culpa de Maduro o la Revolución; en 2009 tuvimos una peor perspectiva con el barril a 29 billetes verdes y el fulano apocalipsis nunca arribó. Platica usted de la "perversa realidad" del mercado internacional como si debiésemos dar por sentado que la estratagema de Dólar "Narco" Today va en esa dirección, cuando todos conocemos las oscuras razones detrás de dicho adefesio cibernético controlado desde Cúcuta y Miami. Nuestro bolívar puede ser una moneda vigorosa y ello fue el objetivo de la reconversión de 2008, mas hay que aplicar políticas agresivas y creativas que coadyuven a esto. El primer tabú que hay que derruir, entre propios y extraños, es el del dólar estadounidense como "tótem" dinerario.
En el segundo párrafo, Jesús Silva sostiene: "(…) El billete verde imperialista [ese que tanto le gusta al pro-imperialista pitiyanqui pero también a muchos chavistas y socialistas] hasta hoy está a 250 Bsf [*] pero seguro se va a disparar más allá de las nubes (…)". Reiteramos, camarada Silva, hay que desmitificar al papel esmeralda. Tomar como veraz la tasa de fantasía de Dólar "Narco" Today hace un famélico servicio a la Revolución. Peor aún. Apostar a que ese marcador siga aumentando no nos luce nada responsable. El baremo de los narcotraficantes de Cúcuta y Miami sólo responde a fines politiqueros, desestabilizadores. El factor económico brilla por su ausencia. La mayor prueba de ello es que, al estrenarse el SIMADI, el "Narco" Today profundizó su brecha con respecto a la respuesta oficial cambiaria. En cualquier otro recodo del orbe, al entrar en juego una plataforma como el SIMADI, esto causaría un descenso considerable de la cotización en el mercado paralelo debido a que hay una oferta de divisas adicional con una banda de flotación. En principio, ésa era la nuez del SIMADI [**] (y previamente del SICAD 2): tumbar el importe del dólar narco y colocarlo a su nivel. Más tarde, ir disminuyendo –día a día- el "marginal" hasta anclarlo en un parámetro normal. Éste sería, por ahora, el de Bs. 12 por dólar, el cual coincide con el índice peso-bolívar del Banco de la República de Colombia, que yace en los 212 pesos (***). Pero el dólar narco es una falacia y su rumbo es manipulado al alza. Si mañana, desde la Revolución, lanzáramos el SIMADIPACHA (Sistema Marginal de Divisas del Pato y la Chachalaca) y lo fijásemos en Bs. 1.000, verbigracia, durante esa misma jornada Dólar "Narco" Today se situaría en Bs. 2.000. No es una cuestión de oferta y demanda capitalista, es un asunto de contradicción artificial crónica y sabotaje delincuencial. Así de simple.
Más adelante, Jesús Silva comenta en su ensayo las medidas concernientes al cupo electrónico: "(…) Fragmentación del cupo electrónico: Antes era de 300$ al año para gastarlos libremente. Ahora este solo podrá ser usado un gasto [sic] $100 cada 4 meses, sin ser estos acumulativos, o sea los mismos 300$ pero con la condición impuesta de consumirlo en 3 partes. Olvídese de comprar estrenos de ropa y zapatos por encima de 100$ para diciembre por Amazon y traerlos por Liberty como ya se había puesto de moda en la Venezuela farandulera, arrocera y pastelera que no pela un atajo para sacarle provecho a las gangas (…)".
Sin duda, las nuevas restricciones al cupo aludido son bastantes absurdas y eso es palpable en las enumeraciones del autor. Por el contrario, las providencias en relación con los montos para periplos al extranjero son válidas y comprensibles: quienes necesiten más divisas pueden acudir al SIMADI. Ahora bien, camarada Silva. No todos utilizan sus cuotas digitales para "frivolidades" como ropa, zapatos o perfumes. Hay gente que compra implementos de trabajo en el exterior, porque en el país no se consiguen o son extremadamente caros, verbigracia. En la arena de la tecnología y la informática es así. Además, con los márgenes de usura de empresarios y comerciantes locales, es más barato obtener calzado, indumentaria y otros artículos, a través de portales foráneos de comercio electrónico. Cualquier venezolano que disponga de sus cupos de manera lícita y para consumo personal, está en derecho de gastar dicha cuantía como le parezca, camarada Silva, más aún si tal mecanismo lo ayuda a evitar la especulación salvaje reinante en el entorno nacional. No se trata de ser "pastelero", "arrocero" o "farandulero".
Otra resolución que tampoco es afortunada es la de otorgar sólo a la banca pública la tramitación de cupos electrónicos y viajeros, ya que esto provocaría congestión en las instituciones financieras estatales por la avalancha de solicitudes. Para más colmo, en varios bancos estatales se ha negado la adjudicación de dinero plástico a personas mayores de 65 años o el abanico de requisitos para hacerse de una tarjeta de crédito resulta inverosímil. En 2007, el Comandante Eterno desaprovechó un momento singular: acometer la perentoria estatización de la banca; veníamos de aquilatar una victoria paradigmática en las urnas y nuestro contexto económico era mucho más holgado. Ahora habrá que aguardar tiempos más halagüeños y concretar esa asignatura pendiente. Claro está, si se va a estatizar la banca no debe ser para replicar los vicios del sector privado sino para avanzar en el camino al socialismo. Por ejemplo, eliminar la estafa impune de la reserva fraccionaria –la cual es un mero esquema Ponzi- nos ayudará a dejar atrás el aberrante entramado de la plusvalía. En adición, la banca estatizada debería ser más eficiente y austera que su precursora.
Camarada Jesús Silva, desde nuestro punto de vista, las soluciones efectivas al dilema planteado transitan por las siguientes propuestas:
1) Reconocimiento de que el dólar estadounidense está a punto de colapsar. Desde 1971, cuando Richard Nixon desvinculó el dólar yanqui del oro, el billete verde sólo representa emisión de deuda y literalmente no vale nada. Puede enunciarse que hasta el petróleo sale gratis a Washington, ya que éste se transa en dólares y estos son impresos, ad infinitum, por la Reserva Federal. EEUU es un colosal parásito global que es alimentado por las transacciones financieras o comerciales en "Benjamines", desde Tokio hasta Ciudad de México. No obstante, en años recientes la supremacía del dólar ha estado en peligro y más todavía luego de la crisis de 2008. El nivel de morosidad de EEUU es altamente tóxico y existe el riesgo insoslayable de una cesación de pagos por parte del Imperio. Otro panorama aciago sería un "crack" en Wall Street como consecuencia de una burbuja en las acciones o una calamidad en el mercado de los Bonos del Tesoro. Ante ello, nuestros líderes deben entender que el circulante de la Fed tiene fecha de caducidad contigua.
2) Empleo de nuestras reservas de crudo, el oro monetario depositado en el BCV y los yacimientos auríferos de nuestro territorio, como respaldo del bolívar. Venezuela dispone de 300 mil millones de barriles de petróleo en el subsuelo, 367 toneladas áureas ubicadas en las bóvedas del Banco Central y 130 millones de onzas troy en yacimientos auríferos. Lo pretérito es más que suficiente para hacer del bolívar la moneda más robusta del planeta. La liberación de bonos o certificados de oro grabados en láminas de 24k, nos colocaría como líderes en este campo y dispararía en el exterior la confianza en nuestro terruño. Fomentar al máximo la producción del rey de los metales y suplir de lingotes al BCV, sería otra vía extraordinaria de fortalecimiento de nuestra economía.
3) Internacionalización del bolívar como dispositivo de amortización en el comercio exterior. Venezuela debe suscribir acuerdos con países aliados para lograr la aceptación del bolívar como medio de pago en otras latitudes. Lo anterior no sólo beneficiaría a empresas públicas y privadas, sino también a personas naturales. Si alguien desease viajar a China, Rusia, Argentina, Brasil, Bolivia, Ecuador, Cuba o Nicaragua, verbigracia, podría irse con sus bolívares a esos recovecos y cancelar –tanto bienes como servicios- con estos. ¡Cero trámites! ¡Cero cupos! ¡Cero verdes! En relación con las compras en el ciberespacio, la solución sería pedir a conglomerados como PayPal que nuestro bolívar fuese incluido en el listado de monedas (****). Si el vendedor se hallase en China, Rusia o Argentina, la retribución podría ejecutarse en bolívares y sólo se desembolsarían dólares (con un límite como el actual) si éste (el expendedor) estuviera en EEUU o Canadá. A su vez, estos bolívares volverían a Venezuela como liquidación de obligaciones. Tratados entre nuestro BCV y sus pares de otros países, estrecharían los vínculos en este ámbito.
4) Cotización del petróleo venezolano en bolívares. Nuestro principal producto de exportación debe venderse en el signo monetario de circulación legal en Venezuela. De faz al peligro de un desplome del dólar estadounidense y el hundimiento de Wall Street, debemos poner nuestras bardas en remojo. De esta forma iríamos reduciendo la dosis de dólares en nuestros intercambios y reservas operativas. La República Popular China y otros clientes prominentes de nuestro oro negro, podrían ser los pioneros en esa novedosa práctica.
La internacionalización del bolívar sepultaría la tramoya de Dólar "Narco" Today, ya que ésta pivota sobre la mitificación del engendro de la Fed en el inconsciente colectivo. Una vez que los venezolanos no precisen más del desfalco inorgánico del Tío Sam para desplazarse por el mundo o hacer "shopping" en eBay, se derrumbará el castillo de naipes de ese flanco de la guerra económica. Camarada Silva, lo revolucionario es destruir la abyecta hegemonía del dólar estadounidense y no tratarlo con guantes de seda.
P.D. Venezuela y el resto de América Latina han propinado un revés modélico a Washington en la Cumbre de las Américas de Panamá. Nunca antes el Imperio había estado tan solo y desprestigiado. ¿Presagio del descalabro global de la deidad crematística gringa?
(*) El adjetivo "fuerte" fue utilizado para denominar al novel cono monetario nacional desde el 1º de enero de 2008 hasta el 31 de diciembre de 2011, con el fin de evitar la confusión entre las piezas nuevas y viejas. Desde el 1º de enero de 2012, ya no es necesario dicho vocablo. Ahora son sólo "bolívares": http://200.74.197.143/www/lastnews.asp?news=88
(**) El SIMADI (Sistema Marginal de Divisas) representa un 30% de la asignación en este rubro y su estimación está consagrada a competir con el dólar narco, por lo tanto, su precio no debe asumirse como valor real de la "lechuga". Sin embargo, el SIMADI no ha alcanzado su meta: anular a Dólar "Narco" Today. Debería evaluarse su existencia en el corto y mediano plazo. Habría que acotar, camarada Silva, que la poda a los rectángulos glaucos no tiene nada qué ver con el SIMADI: son los guarismos del "viajero" (CENCOEX | SICAD 1).
(***) Fluctuación auténtica del peso neogranadino en bolívares contradice a Cúcuta y Miami: http://www.banrep.gov.co/es/conversion-dia-paises-vecinos
(****) En este caso proponemos un cupo electrónico "triple-play", consistente en dólares, yuanes y bolívares. Podrían ser 300 dólares, 600 yuanes y una cantidad ilimitada de bolívares. El BCV establecería la paridad (en conjunto con los demás bancos centrales) con las monedas correspondientes de China, Rusia y otras naciones. Los yuanes servirían para las adquisiciones en países con los que nuestro BCV no haya rubricado convenios y cuyos vendedores tampoco acepten dólares.