Fredefinda Urdaneta Villalobos, a quien todos conocemos como Walter Martínez porque siempre realiza acertados comentarios de hechos en pleno desarrollo, aprovechó el final de la elección del consejo comunal de su parroquia para señalar:
—Una vez más la oposición hizo el ridiculito con la marchita que efectuó el pasado domingo. Sin embargo, los oposicionistas no quieren coger escarmiento.
El marcado y sabroso énfasis que le puso a los términos “ridiculito” y “marchita”, hizo que las personas que la escuchábamos nos acercáramos más a ella para oírla con mayor claridad.
Al observar el decidido avance de sus oyentes, Fredefinda dio dos pasitos atrás y quedó, sin querer, montada en un murito.
Desde su pequeña tribuna, Fredefinda esgrime su palabra orientadora de la realidad nacional.
—Fue tanto el ridiculito que hizo la oposición, y así sería de escuálida esa marchita, que una de las pocas asistentes, sin que ningún periodistas se lo estuviera preguntando, reconoció ante las cámaras de los canales de televisión que “en la marcha sólo habemos cuatro pelagatos”.
Al terminar la frase y repitiendo entre una larga carcajada “sólo habemos cuatro pelagatos”, Fredefinda se paró en la punta de los pies y alzó su cabeza de larga pelambrera, como si tratara de tomar un segundo aire bajo la estrellada noche.
—Lo bueno de esa marchita, es que los oposicionistas comprobaron, bajo sus propios talones, que ya no tienen la fuerza suficiente para poder calentar la calle. Después de ese paseo inútil, me imagino el grado de frustración que debieron tener Antonio Ledezma y Oscar Pérez cuando, metiendo un termómetro en huecos y alcantarillas, se dieron cuenta que a las calles recorridas por sus pocos seguidores no les había dado ni tan siquiera un fogajito.
Sintiéndose rodeada como hormiguero a huesito, Fredefinda exterioriza el politólogo que lleva por dentro y, balanceándose en el murito, recalca:
—A la dirigencia oposicionista debió haberle reventado en la cara como una bomba de C4 ese contundente “sólo habemos cuatro pelagatos” que expresó esa señora del este de Caracas. Sin que me quede nada por dentro, ese “sólo habemos cuatro pelagatos” es el mejor y más sincero análisis que he escuchado sobre la terrible soledad que vive actualmente la oposición.
Y, puntualizando, señala: “Sólo habemos cuatro pelagatos”, es el resultado de la mejor encuesta que se ha autorrealizado la propia oposición.
Ante la avalancha de gente que la quiere escuchar y por temor a perder el equilibrio, Fredefinda se bajó del murito y manifestó:
— “Sólo habemos cuatro pelagatos” es la frase más lúcida que le he escuchado a alguien de la oposición después del fracasado sabotaje petrolero. Para mí, esa expresión le ganó a “el paro se me escapó de las manos” de Carlos Ortega.
Después del “sólo habemos cuatro pelagatos”, a Oscar Pérez, Antonio Ledezma, Teodoro Petkoff, Julio Borges y Marcel Granier, únicamente les queda chuparse esa mandarina.
“Sólo habemos cuatro pelagatos”, ¡qué vaina tan buena!
Periodistavchavezlopez@hormail.com