«El 11 de septiembre de 2001, los terroristas se cobraron la vida de cerca de 3.000 personas e hirieron a más de otras 6.000 en el ataque más destructivo en tierras estadounidenses en la historia de nuestra nación. Hoy, en el "Patriot Day 2024" (Día de los Patriotas 2024), rendimos homenaje a su memoria y nos mantenemos solidarios con las familias y los amigos de aquellos que perecieron en la Ciudad de Nueva York, en Arlington (Virginia) y Shanksville (Pensilvania)» (Declaración de Prensa, Antony J. Blinken, Secretario de Estado de EEUU, 11 de septiembre de 2024). Estos ataques terroristas, así definidos, fueron un acto de guerra contra los Estados Unidos. En una reunión, el 12 de septiembre, con su Equipo de Seguridad Nacional el Presidente Bush dijo: «Los ataques deliberados y mortales que fueron llevados a cabo ayer contra nuestro país, fueron más que actos de terrorismo. Fueron actos de guerra. Esto, requerirá que nuestro país se una en una determinación y firmeza inalterables. La libertad y la democracia están bajo ataque». Los actos de violencia del 11 de septiembre, resultaron en las muertes de miles de personas inocentes de muchas razas y religiones, entre ellas el islamismo. En el imaginario colectivo, quedaron para siempre grabadas las imágenes de los dos aviones impactando los edificios del World Trade Center pues aquellas escenas fueron repetidas una y otra vez, por la televisión, como si de una pesadilla personal se tratase. Ya, ese mismo día, se publicaron informaciones donde se aseguraba que el principal culpable era el saudita Osama Bin Laden y su red Al-Qaeda. Ante esto, la réplica estadouniense no se hizo esperar y lideró una alianza internacional que le declaraba la guerra al terrorismo. Los atentados del 11 de septiembre de 2001, marcaron un antes y un después en la política exterior estadounidense en el mundo, ya sea por motivos de seguridad o por velar por sus intereses. Tras la caída de las Torres Gemelas, el 11 de septiembre de 2001, el mundo giró en torno a la creciente importancia del terrorismo en el planeta. Estos atentados, del 11 de septiembre de 2001, abrieron una nueva fase en la historia del militarismo internacional. EEUU, desarrolló bajo la fórmula inicial de «justicia infinita», y posteriormente «libertad duradera», dos guerras consecutivas en Afganistán (2001-2021) e Iraq (2003-2011) de cuyos presupuestos se han cumplido únicamente el hecho de que es duradera y ha sido calificada como infinita. La Ley Patriótica, aprobada por George W. Bush, en octubre de 2001, supuso el hito más importante en la escalada del discurso antiterrorista del imperialismo. Recuérdese, que Osama Bin Laden y Al Qaeda, no nacieron por generación espontánea, fueron creados por los servicios de inteligencia de EEUU por razones geopolíticas: al querer controlar el petróleo, los mercados, el agua y las finanzas de la región; y por motivos geoestratégicos: para combatir a sus adversarios en la década de los ochenta: Irán y la Unión Soviética.
De la guerra contra el terrorismo, emergió la supremacía estadounidense que privó unos 23 años de completa hegemonía de los EEUU sobre el resto del mundo. Hoy, EEUU se perfila como un país promotor del terrorismo, valga decir, terrorista en toda su expresión, valga decir, la antítesis de lo que era antes de los sucesos del 11S-2001. Lo acabamos de apreciar en Siria, donde las bandas terroristas de Hayat Tahrir El Shams, heredera del grupo terrorista Al Qaeda, autor de los atentados contra las Torres Gemelas de Nueva York en 2001, acaban de derrocar al Presidente Sirio, Bashar el Asad, de la mano de los propios EEUU, que han entrado en una fase decadente y en tránsito al fascismo, con la llegada de Donald Trump a la presidencia de la república. Un dato, en la campaña electoral 2024, se le preguntó a la vicepresidenta Kamala Harris: si creía que Donald Trump era un fascista, a lo que respondió sin dudar: «Sí, lo creo». Posteriormente, ella misma usó esa palabra para referirse al candidato republicano, diciendo que los votantes no quieren: «un presidente de Estados Unidos que admira a dictadores y es un fascista». Lo cierto es, que por sus hechos de gestión y actuación política, ciertamente, Joe Biden, es un fascista en toda la expresión del término. A los hechos, nos remitimos. Valga decir, el fascismo es el modo de ser y actuar del imperialismo de EEUU y su socio europeo.
Por eso, nada que extrañar del devenir al terrorismo de la extinta MUD y sus aliados políticos: María Corina Machado y Edmundo González Urrutia, ambos funcionarios al servicio de la siniestra CIA. Los sucesos devenidos tras conocer el triunfo del candidato Nicolás Maduro Moros, los días 28 y 29 de julio, completamente y absolutamente todos, se trataron de actos terroristas, cuyo fin no era otro sino sembrar el terror en la población para inhibirla de defender el masivo y contundente triunfo electoral del candidato Nicolás Maduro Moros sobre sus contendientes de la derecha venezolana.
En la sesión del Consejo de Defensa y de Estado, la vicepresidenta ejecutiva de la República, Delcy Rodríguez, expuso un informe exhaustivo de los actos terroristas ocurridos tras los comicios del 28 de julio, que vulneraron derechos fundamentales consagrados en la Constitución nacional, pese a lo cual, en ningún instante se le ocurrió la Primer Mandatario Nacional suspender las Garantías Constitucionales. Dicho informe reveló que 131 personas, resultaron heridas. Que el 88% de los lesionados fueron hombres, entre los cuales 74% fueron funcionarios de organismos de seguridad del Estado. Más de 253 puestos policiales fueron atacados, lo que indica una estrategia orientada a provocar una reacción inmanejable de las fuerzas de seguridad del Estado para prolongar la agenda de violencia, fracasada por cierto ya que dichas fuerzas no cayeron en dicha provocación. De acuerdo con el informe de la Vicepresidenta, se documentaron 25 víctimas fatales, con un total de 25 asesinados por la derecha fascista. Dicha derecha, intentó crear un bloque de fuerza, pagándole a jóvenes de sectores populares para que se les incorporaran como mercenarios, pagándoles desde un solo dólar por tocar cacerola, hasta el asesinato de líderes y lideresas del PSUV y de comunidades, por más de 10 dólares. Por fortuna, la actuación de los cuerpos de seguridad y orden público se mantuvo apegada al Marco Constitucional y por ello, no hubo una sola víctima atribuible a cuerpos policiales y militares. Y por ello, el plan terrorista de Machado & Urrutia fracasó estrepitosamente, tanto como su candidatura. De hecho, los principales protagonistas del terrorismo contra el pueblo venezolano, una está fugada y el otro asilado en España, país cómplice del terrorismo internacional, por cierto, incomprensible que Venezuela mantenga relaciones diplomáticas, con un país santuario y protector del terrorismo internacional como lo es, el reino de España.
En cumplimiento de sus obligaciones internacionales, Venezuela debe solicitar a España la entrega del terrorista Edmundo Gonzáles Urrutia y a Colombia, la terrorista María Corina Machado para su enjuiciamiento en Venezuela por terrorismo y otros graves crímenes de lesa humanidad. Así mismo, la proscripción de la MUD y Vente Venezuela como organizaciones políticas terroristas…
Postscriptum: Finalizamos 2024 en victoria, Venezuela venciendo al fascismo-imperialismo. Que este 2025 nos traigas más victorias y nos fortalezca como nación y potencia emergente! Felicidad para todos y todas ilustres lectores y lectoras…
Caracas, 31-12-2024