Mi palabra

Una educadora sin cordura

No creer nada es locura,

Necedad creerlo todo.

Hurtado de Mendoza

Nuestro idioma, al no saberlo utilizar, puede servir para dejarnos mal parado; algo parecido, cuando se manipula una arma, sin conocer su funcionamiento, terminamos por hacernos daño, como pasa con algunos infantes, cuando agarran una revólver, lo accionan, matando a cualquier inocente sin enterarse. Sin embargo, hago la salvedad: de lenguaje sabe bastante un humilde columnista residenciado en Guanarito (David Figueroa Díaz). Esta referencia la traigo a colación por un artículo publicado el pasado viernes en un diario de Portuguesa por la poetisa y educadora CARMEN PÉREZ MONTERO, quien sin ningún escrúpulo se dio a la tarea, nada educativa de maltratar nuestro idioma, pretendiendo descalificar a los humildes y desposeídos de los barrios, cuando hacen colas para adquirir los alimentos.

Da la ligera impresión, que la institutriz se perdió en la rabia, y la desesperación, buscando algún consuelo para desahogar las penas, llenas de odio, envueltas en las ínfulas de superioridad, lamentablemente enquistadas en lo más profundo de su persona, el cual salieron a flote, como las tempestades en las oscuras noches con el mar picado; como sucede en estos momentos en nuestro país con la situación económica; lamentablemente, quienes deben dar ejemplos de moderación y cordura, lanzan dardos envenenados, creyéndose haber hecho un descubrimiento o haber acertar en el blanco del problema.

El título del artículo es por demás llamativo, precisamente por la situación actual ¿QUIÉNES SON LOS BACHAQUEROS? Lo leí por curiosidad, el tema está muy trillado, y la realidad del problema preocupa a propios y extraños, porque sencillamente está golpeando a la inmensa mayoría de la población, sin vislumbrarse la solución a corto plazo, pero me parece algo fuera de lógica, utilizar palabras para analizar una situación bastante delicada, sin la debida sindéresis, como quien se lanza al mar en medio de la oscuridad sin saber nadar. En la rápida lectura al escrito se consiguen párrafos, el cual dan pena ajena (usando sus propias palabras) como el siguiente el cual transcribo textualmente: "Da pena ajena contemplar a Acarigua y a Araure, diariamente, convertidos en una "feria con caras tristes"," No le he quitado ni siquiera una coma, para que los lectores, se den cuenta de los errores de esta pedagoga. La mentora da inicio a su escrito golpeando nuestro idioma con verdadera furia; podía ahorrarse algunas letras, con solamente decir: Acarigua-Araure, para no repetir, y a la vez darle sonoridad al idioma, evitando caer en algo parecido a un trabalenguas; esto se puede perdonar, es sencillamente un error gramatical; pero lo que viene a continuación, no se puede dejar pasar por alto, sin dar una explicación, lo transcribo como lo leí: "Allí no se ve una sonrisa, una mirada de bondad o un gesto de humildad o benevolencia" esta opinión nos demuestra la ofuscación de la señora, porque sencillamente, sino existieran esas cualidades en nuestros pacientes habitantes, estoy plenamente convencido, hace rato hubiese estallado un conflicto con resultados muy lamentables.

Después de analizar ese párrafo, seguí leyendo el escrito para observar, hasta donde llegaba el razonamiento de la rimadora MONTERO. Si, la primera parte me dejó algo confundido, más adelante me conseguí algo que no puedo entender, menos, cuando sale de una persona dedicada a la educación; lo transcribo sin quitarle, ni ponerle nada: "Nooo… esas colas están plagadas de gente desesperanzada que denota que este es un país en retroceso, un país de vagos y sin oficio, donde hay "patria", pero una patria flaca, leprosa y maltrecha, donde los únicos aprovechadores son "los bachaqueros" o "mochileros". Para esta señora, las personas que pasan largas hora en las colas son simplemente escorias de nuestra sociedad, ¿Hasta cuándo desprecian al pueblo?

En su artículo la dama, descarga su veneno, como la cascabel sin importarle a quien; porque nadie puede creer, que de la noche a la mañana, todos los policías, guardias nacionales, y reservistas se hayan convertidos en unos descarados bachaqueros, como lo hace ver; de ser así, no queda otra, sino tomar la sugerencia de una profesora universitaria, una maracucha sin pelos en la lengua, quien al escuchar una conversación de un caso muy parecido, expreso ¡Mirá vos, si eso es así, tenemos que tomar cianuro y tirarnos todos al lago!.

Esto nos demuestra algo sumamente preocupante: la falta de sensatez para actuar y opinar, nos está llevando a la charca, donde se bañan los chanchos; nadie esta excepto de cometer errores, pero primero debemos pensar, antes de pretender juzgar con la mente seducida por el enfermizo antichavismo, el cual conduce inevitablemente a cometer estos adefesios en contra de un pueblo, el cual merece respeto y consideración.



 



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Narciso Torrealba


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