Aunque la mayoría de las personas no van a estar de acuerdo conmigo yo insisto que uno de los perores inventos del hombre ha sido la religión. Quien profesa una fe está convencido de está en posesión de la verdad y el dios que el venera es el único que debe reinar sobre el planeta. La religión es la responsable de dividir a los seres humanos entre buenos y malos, entre creyentes y herejes, entre religiosos y ateos, entre santos y vestiglos, entre piadosos y comunistas, entre muchos de los fraccionamientos que desunen a los terrícolas. Por culpa de estas separaciones la Tierra se ha visto y se mantiene envuelta en miles de conflagraciones, en la tentativa de un grupo de fanáticos de imponer a otros el único dios.
Los avisados profetas, para subsanar los errores de la creación, inventaron el libre albedrío para responsabilizar al hombre de sus imperfecciones y no al ser que lo había creado. Si el Todopoderoso hubieses sido perfecto hubiese creado un ser elevado y no a los humanos capaces de justificar una masacre para conseguir logros individuales o colectivos. Algunos sacerdotes asumen que moral es un patrimonio de la religión y una de sus bondades es trasmitir dicho patrimonio a los feligreses. Craso error, los valores morales no es capital de una doctrina en especial. La honradez, la solidaridad, el altruismo, el amor al prójimo, la bondad, la fidelidad, el desprendimiento, el ecologismo...ninguna de estas les incumben a una religión sino a todos los seres humanos. Tales alcances deben ser trasmitidos a los habitantes de un país a través de la familia, la educación, los medios de comunicación de masa, o cualquier vía que permita difundir la posibilidad de que los hombres vivan y se relaciones en paz.
Es lamentable que este mismo comportamiento, el egoísmo religioso, se trasmitiera en el prójimo desde el punto de vista sexual. Los grandes sesudos heterosexuales, los intransigentes religiosos, ciertos fundamentalistas del sexo y castos pacatos tienen la convicción de que la homosexualidad es un defecto, o un problema mental, o una enfermedad que debe ser curada hasta con electrochoque. No conciben que existan varias formas de entregar y de recibir placer. Para aquellos fanáticos es más fácil demonizar un comportamiento sexual que aceptar los colores grises dentro de una relación de pareja.
De la misma manera como se comportaron y se comportan los hombres con relación a la religión, así mismo con la conducta sexual, es decir, egoísta, de igual modo lo hace el capitalismo con la libertad. Parece que la libertad es patrimonio de los dueños del dinero y que la única manera de vivir en libertad es bajo un gobierno capitalista, quiere decir, la democracia representativa. En el deseo de llevar su modelo de democracia, los capitalistas han invadido y subyugado numerosos países del hemisferio, para que de esta forma todos los habitantes del planeta adopten la del gobierno, que según los dueños del dinero, les asegure la libertad. Pero lo que no revelan es ¿cuál libertad?
La historia nos corre la cortina sobre diversas formas de concebir la libertad de los dueños del dinero. A manera de ejemplo, la libertad de prensa y de expresión es la autonomía de los dueños de los emporios de la comunicación de informar de forma sesgada un acontecimiento determinado. A tal grado, que ya no desvirtúan una noticia sino que mienten descaradamente (construyen la noticia) con la finalidad de obtener avaros beneficios, por lo general, mercantiles.
El capitalismo aboga por las libertades económicas pero establece monopolios a nivel mundial, a tal grado que no pasan de doscientas las empresas que contralan casi el ochenta por ciento del comercio planetario.
El capitalismo defiende las libertades políticas, pero cuando en el hemisferio surgen gobiernos progresistas enfilan todos su aparato mediático, financiero, militar, diplomático, entre otros para atacar y destruir los gobiernos que no acatan las directrices provenientes de los miserables emporios industriales.
El capitalismo resguarda la libertad de comercio, pero impone tratados de libre comercio con países más débiles, desde el punto de vista comercial, para arruinarles la economía y venderle todas las porquerías que se producen en las potencias imperiales.
El capitalismo en su afán proteger la libertad y los derechos humanos, critica la justicia de los gobiernos del países con gobiernos democráticos, participativos y protagónicos, lamentablemente descuida lo que está ocurriendo es sus propios países. No les importa los desastres ocasionados por las invasiones y los bombardeos a otros países en su afán de imponer una democracia representativa. Se pasan por el forro los desahucios, las torturas en sus cárceles, la pérdida de los logros sociales de muchas empleados y asegurados, el resurgimiento de neonazismo, el racismo, el trato contra los inmigrantes que llegan Europa a reclamar la deuda de sus ancestros, la contaminación ambiental por parte de la transnacionales de le energía, la privatización de servicios, la brutalidad policial, los delitos de género, la irrupción en los mercados de comida contaminada, los miles de fármacos que no tienen utilidad alguna a menos que no sea el enriquecimiento los dueños de los laboratorios, la basura tecnológica que contamina el ambiente y pare de contar, que indudablemente están vinculados con los derechos del hombre y la calidad de vida.
Actualmente Venezuela es víctima de una conjura internacional por parte de los países del llamado primer mundo. Al igual que las religiones que guerreaban por imponer la religión y el dios único, al igual que los heterosexuales quienes consideran que su modo de vivir es el ajustado y aceptado por dios, los fundamentalista del capital quieren imponer la democracia representativa como la única garante de la libertad. Desean derrocar el gobierno revolucionario, bolivariano, chavista y socialista del presidente MM, simplemente para que no se difundan ni se propaguen los logros de una nueva forma de gobernar. De igual manera lo están haciendo contra Ecuador, Bolivia, Argentina, Nicaragua y con todo aquel país que no responda a los intereses del sórdido trust monopólicos internacionales (Siria, Irak, Afganistán, Libia, Yemen, Rusia, China…). Acaso es una coincidencia que los gobiernos de EEUU, España, Inglaterra, Alemania, Holanda, Canadá, México y ciertas individualidades, despojos político de diversos países, intervengan descaradamente en la política de nuestro país. No crean que lo trascendental es salvar la democracia y la libertad, el objetivo es ponerle las garras a las riquezas de todos esos países para que la maquinaria industrial y el desarrollo económico del primer mundo no se detengan por la falta de energía. Quizás por eso el ave rapaz representativa del gobierno de EEUU es el águila, tal como lo fue durante el Imperio Romano y del gobierno nazi de tercer Reich.
No debemos olvidar, las guerras imperiales de ocupación persisten durante siglos. El Imperio Romano se mantuvo en ofensiva contra los otros pueblos que subyugó durante ochocientos años, el imperio de las trasnacionales industriales, financieras, energéticas y sobre todo el aparato armamentista de los EEUU no pararán hasta lograr su objetivo: apoderarse de las riquezas ajenas.
Todavía ciertos incrédulos dudan de la guerra económica contra Venezuela. Deberían recordar que la oposición venezolana, en unión con fuerzas extranjeras, lanzó una huelga petrolera que le produjo al país una pérdida de más de veinte mil millones de dólares (veinte mil personas con un morral cargando un millón de dólares cada una). Entonces, yo conjeturo ¿Qué carajo le puede importar a la oligarquía que tiene su papa, el champú y el papel higiénico asegurado, que el pueblo pase trabajo al igual como sucedió durante la huelga petrolera? No es una mera coincidencia la conspiración internacional y la guerra económica.
Ciertamente, somos imperfectos, pero no dejemos que aquellos que se consideran "perfectos", señalados por la providencia divina para gobernar al mundo en nombre de la democracia y la libertad nos arrebaten el país.