La verdad es que ya perdí mi capacidad de asombro ante los mareados, ahora no somos engañados como nos calificó horror a la oligarquía mostrando un claro desprecio hacia el pueblo que votó, con plena conciencia, el 29 de junio pasado, ahora somos "inexistentes", es decir, la cola, que aún siendo vieja, tuve que hacer en mi centro de votación ese día (habían demasiados viejitos antes que yo), era un holograma, era virtual, yo misma no estaba allí. Todos los centros de votación que recorrí constatando el volumen extraordinario de votantes es producto de mi ilusión. Mi familia en Caracas, que votó en centros llenos de votantes no se como calificarlos, estaban acaso soñando.
En fin al darse cuenta de lo impopular que fue la idea de tratar de crearnos un complejo de inferioridad, ahora cambiaron para calificarnos de "fantasmas", dudar, como cualquier escuálido "uña en el rabo" de la veracidad del control del CNE y tratar así de congraciarse, es por lo menos lo que cabe pensar, con la derecha más conspicua. Pobres, los escuálidos saben muy bien que les espera con estos intelectuales, ellos tampoco se engañan.
Rodilla en tierra y con Chavez ahora más que nunca