Las ideologías actúan como la vida, crean las condiciones para su existencia: el psiquismo social necesario para su permanencia, perpetuación, reproducción, y las condiciones materiales que sustentan este psiquismo. En esto consiste la lucha de clases. Cada ideología pugna por crear las condiciones favorables a su permanencia, a su dominación. En la sociedad las ideologías pugnan por tomar el poder para desde allí crear las condiciones sociales, materiales y espirituales, para su existencia, para su hegemonía. Desde el poder la ideología se hace social, nacional, tiene las condiciones para conquistar la hegemonía.
La fundamental lucha ideológica ocurre en la vanguardia, de allí va a la masa, con ella se retroalimenta. Podemos decir, a riesgo de producir urticaria en muchos, que el rumbo de la masa, la psiquis hegemónica viene dada por el rumbo de la vanguardia. Es que la vanguardia no está aislada de la masa, al contrario: es su sistema nervioso, por ella producida. Podemos decir que masa y vanguardia se retroalimentan, se entrelazan, se influyen mutuamente. Vanguardia sin masas es sólo una elite pensante, un sistema nervioso acéfalo. Masa sin vanguardia es una multitud, una muchedumbre, una gallina despescuezada con movimientos enérgicos pero sin sentido, "una barca sin timón".
Siendo así, se puede estudiar a estos años de Revolución como años de la pugna de las ideologías, de las vanguardias por crear las condiciones para su hegemonía. O si se quiere ser ortodoxo, de la lucha de clases. Esta lucha ideológica se refleja claramente en el pensamiento de Chávez. Veamos.
Chávez, como guerrero que es, crece en el combate con la ideología reaccionaria. Su núcleo ideológico, el Cristianismo Auténtico que trajo de Sabaneta, se enfrenta a la hipocresía burguesa que pregona lo que no cumple. El Comandante evoluciona desde sus primeros días de ingenuidad, de creer en mejorar al capitalismo, hasta el convencimiento de que el mal era el sistema todo, que había que cambiarlo, sustituirlo. En esta evolución influye mucho Fidel, la Revolución Cubana: Chávez allá ve al Socialismo vivo, al Hombre Nuevo en un mundo nuevo. En resumen, Chávez evoluciona desde El Libro Azul, la tercera vía, hasta el Plan de la Patria. En el camino van quedando las ideologías reaccionarias, se pasan al lado burgués, se agazapan adentro, disimulan, ocultan su corazón, engañan esperando mejores vientos para surgir, y lo hicieron después del magnicidio.
La Revolución se debilita con el asesinato de su líder, y los capitalistas internos van al asalto, crean las condiciones psíquicas y materiales para sustentar su ideología. De la noche a la mañana los capitalistas entran a Miraflores, allá, al sagrado Balcón del Pueblo, al corazón espiritual del chavismo. Ya no son enemigos, al contrario: ¡ayudan a crear Socialismo! Los valores capitalistas son bombardeados sobre la masa, el "dakazo", la valorización por el tener, el auto como señal de bienestar, los dólares baratos para los "raspacupos", los robos descarados y declarados de los nuevos burgueses. Rápidamente comienzan a emerger los partidarios del capitalismo, dicen: "son necesarios los burgueses", "hay que darles dólares", "sin ellos no es posible elevar las fuerzas productivas". El fantasma de Kerensky recorre Miraflores.
Los medios de difusión del Estado se plegaron a la nueva situación, difunden valores burgueses, la Villa del Cine reproduce ideología capitalista (como diría Humberto), la televisión, en el mejor de los casos, promociona la recompensa material, y en el peor, es una televisión igual a la burguesa, los mismos programas, las mismas novelas.
La ideología capitalista se hace hegemónica. Al principio, en nombre de la unidad, se castró la defensa del Socialismo, los líderes asistieron y asisten inermes al regreso del capitalismo. Ya lo defienden como gallos los que ayer estuvieron agazapados. La ideología socialista cedió terreno, ya pocos la defendían, decían que no era el momento histórico, el que ampare al Socialismo es acusado de no tener visión geopolítica, contra ellos se soltaron los plumíferos.
La situación es muy grave, una élite socialdemócrata intenta constituirse en vanguardia, crea las condiciones psíquicas y materiales que la sustenten, en esa pretensión colinda con el fascismo. La delincuencia prolifera sobre los valores capitalistas, la ética burguesa los alimenta: "si da lucro es lícito, lo demás no importa", aún a costa de la muerte. La inseguridad sólo obtiene respuesta violenta, represiva y esta vendetta tiene el apoyo del miedo de la clase media y de la dirigencia. La solución a la delincuencia es terreno fértil para afianzar la psiquis del fascismo, las señales son alarmantes. La sociedad pendula entre un nuevo pacto de punto fijo y una dictadura fascista, los dos con apoyo de la masa que se va deslizando hacia esos terrenos, conducida por una vanguardia irresponsable.
El deber de los revolucionarios es hacer que el Socialismo entre en combate nuevamente, constituirse en vanguardia. No hay otra opción para la Patria, no hay excusas para dejarla en manos de la infamia.