Jorge Rodríguez, padre, es héroe de la revolución y la solidaridad con cualquier pueblo sufriente, humillado, agredido. Ahí estuvo presente su esfuerzo como una de las claves de su práctica.
Otra clave fue su confianza en la movilización popular. La Liga Socialista (LS) se construyó marchando por las calles. La marcha antiimperialista, la marcha contra el hambre, las asambleas populares... formaron militantes en tiempos de agresión policial permanente y un pueblo considerado menor de edad que necesitaba "representantes".
Creímos en un pueblo esencialmente soberano, una anticipación al Art. 5 Constitucional: la soberanía reside intransferiblemente en el pueblo, que otorga "mandatos revocables" (Art, 6°) al poder constituido siempre sometido al poder constituyente dueño de los mandatos.
Las elecciones no están ganadas, el imperio no ha jugado todas sus cartas. Va a radicalizar la guerra económica, actos terroristas, conflictos en la frontera, la acción paramilitar, la guerra mediática y psicológica nacional-mundial con ofertas de "seguridad" y "paz". Aún el narcoparamilitarismo no ha sido rozado. Batallas decisivas no se han dado.
La principal fuente de triunfalismo es el resultado de la consulta del 28-6-15, siendo un amplio sector de los votantes chavismo crítico, que dio un mandato para que se tomen medidas esenciales contra la guerra económica y la inseguridad. La batalla contra el narcoparamilitarismo avanza en los medios. Perseveran en la calle la inseguridad, las colas, el bachaqueo y se mantiene un toque de queda y la imposibilidad de caminar por ciertas áreas, efectos de la acción paramilitar, violando la soberanía y simiente para una guerra civil. Sin desactivar esa bomba de tiempo, no se puede hablar de triunfo el 6D.
Actuar como Jorge Rodríguez sería activar los Art. constitucionales 5° y 6°, que equivale a "comuna o nada" cuando las comunas no tienen sentido numérico, sino cualitativo: tienen el poder de recibir propiedad estatal convirtiéndola en propiedad del pueblo. No es solamente transferir capital, sino ir creando una nueva relación de producción en la que se va tomando de cada quien según se capacidad y se va distribuyendo según la necesidad, derrotando a quienes se oponen a este proceso. La victoria del 6D estaría garantizada. No por el tamaño de las marchas electorales y los "jingles" de la TV, sino por un crecimiento exponencial de la conciencia y la práctica revolucionarias.