Shakespeare no trabajaba para La Exxon

Let's speak English

Shakespeare no trabajaba para la ExxonMobil. Es decir, la lengua inglesa no es monopolio del Imperio anglófono y por tanto no debemos cedérsela porque es patrimonio de la humanidad, como toda lengua. Ni Emily Dickinson ni Oscar Wilde tienen la culpa. ¿Qué hacemos con la woman del Callao, que tiene mucho go y tiene mucho down? ¿Y qué con la población explotada del Caribe, que habla inglés? ¿Es imperialista? Hay en vigencia lenguas imperiales, que deben su propagación a que son «compañeras del imperio», como decía Nebrija a raíz de la publicación de su Gramática castellana en 1492, respaldada por Isabel la Católica, y que contribuyó a edificar su imperio. Aimara, árabe, castellano, francés, inglés, mandarín, náhuatl, portugués, quechua, ruso, suajili… Hubo también egipcio y griego clásicos, latín, persa aqueménida, protoindoeuropeo… La cosa es más complicada, y por tanto no cabe aquí.

Si nos dejamos acomplejar no hablaríamos sino lenguas ancentrales, lo que estaría bien, pero no es el punto. En tal caso hipotético debiéramos hablar las protolenguas ancestrales americanas que ya nadie habla o protoindoeuropeo o qué sé yo qué sánscrito, lengua altaica o níger-congo, en que ya nadie conversa. Es paradójico, porque aunque el castellano nos lo impuso un imperio, a sangre y fuego, es ahora una lengua que nos sirve para afirmarnos ante la hegemonía del inglés.

Pero la lengua anglosajona también nos sirve de arma. Por algo tenemos Telesur en inglés, porque esa lengua es esencial para defendernos. Es comprensible que después de tanto sopapo la lengua inglesa nos suene a bofetada. Pero no debemos cometer la zoquetuda aquella que entrar a pescozadas a peninsulares inocentes porque descienden de quienes mataron a Guaicaipuro. Que, de paso, no descienden de tales homicidas; somos nosotros quienes descendemos de aquellos criminales, porque los ancestros de allá se quedaron allá, como lo precisaron sabiamente Ramón del Valle-Inclán y Miguel de Unamuno. Descendemos de Guaicaipuro y de quienes mataron a Guaicaipuro. Sí, es un dramón.

No debemos dejarnos acomplejar y disfrutar de los muchos dones que se nos promete y cumple en inglés, entre ellos las palabras de Shakespeare, el poeta más glorioso que haya llegado a mis fogueados oídos.



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Roberto Hernández Montoya

Licenciado en Letras y presunto humorista. Actual presidente del CELARG y moderador del programa "Los Robertos" denominado "Comos Ustedes Pueden Ver" por sus moderadores, el cual se transmite por RNV y VTV.

 roberto.hernandez.montoya@gmail.com      @rhm1947

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