Los últimos procesos electorales para representantes a la Asamblea Nacional de nuestro país, nos permiten hacer algunas lecturas sobre la significación que las organizaciones político-partidistas tienen del liderazgo y la trascendencia de los proyectos o modelos políticos en pugna.
En el caso de los modelos, es indudablemente la propuesta fundamental e histórica de la organización partidista. Hablamos entonces de las bases programáticas, principios e ideas que inspiran y sustentan los proyectos, en nuestro caso de la derecha y la izquierda venezolana.
Si actualizamos la información, estaremos hablando, por un lado, de quienes se aglutinan en la propuesta del fracasado engendro del bipartidismo puntofijista, llamada Mesa de la Unidad Democrática, MUD. Y por el otro lado de la Izquierda, conformada por la alianza del PSUV y el Gran Polo Patriótico, en el cual convergen disímiles de partidos de nuestra también fraccionada y atomizada izquierda, unida con el surgimiento del liderazgo de Chávez, a pesar de los históricos escarceos e incomprensiones que la condujeron, durante décadas, a derrotas militares y bajísimo vuelo electoral.
Chávez puso los puntos sobre las íes. Deslindamos el terreno entre los que defienden el capitalismo con todo su entarimado vicioso, pervertido, sumiso, antipopular y abiertamente incondicional a las transnacionales y al imperialismo. Y en el frente, la propuesta novedosa del Socialismo Bolivariano que se nutre de las mejores fuentes del pensamiento socialista, humanista, solidario, libertario y nacionalista.
El otro factor al que quiero hacer referencia es a las candidatura y su relación con el ámbito regional, al cual en definitiva se deben. Ya sabemos el tipo y nivel de primarias que realizó cada tendencia. La MUD a su ismirriado acto no le podrá quitar las comillas, mientras el PSUV hizo una efectiva demostración de participación de sus bases. Clarísima diferencia entre el carácter democrático de ambas.
Pero como todo no es color de rosas, hay que advertir y salirle al paso a la tendencia clientelar que la derecha convirtió en práctica. Lo que fue venta y negoceo de acuerdos, entre cantos de gallo y media noche. Me refiero al reparto cupular de candidatos que va en desmedro y descalifica el liderazgo regional y su desarrollo.
Porque más allá que sean asambleístas de "cobertura" nacional, es poco digerible la evidente imposición, por los fulanos acuerdos, de candidaturas prácticamente desconocidas, que no viven en el estado o han ido de pasadita. Eso, para el candidato o candidata que acepta es una tarea dura y cuesta arriba y, a la vez, una intolerable y cruel imposición para el electorado, que a la vez indudablemente desdibuja y aliena la condición y disciplina militante, con la cual se justifica. Lo que no dudamos es en hacer cada día más nuestra la propuesta dialéctica que nos dejó Chávez de vivir y vencer.