"La esperanza es el sueño del hombre despierto." Aristóteles
En los últimos años, no había ido a Caracas en días de semana, a pesar que los últimos 8 meses, he ido una vez por mes con mi compañera, a cumplir con un deber de padre: llevarle comida a nuestra hija y a su compañero de vida, quienes se encuentran haciendo postgrado en la convulsionada capital. Los viajes los hemos realizado los fines de semana, pero siempre hay una primera vez; la semana pasada nos tocó ir el día miércoles; el recorrido se nos hizo relativamente tranquilo hasta Valencia; cuando empezamos a transitar la autopista regional del centro (Valencia-Caracas), me vino a la memoria, una de las grandes preocupaciones del Comandante eterno Hugo Chávez; en repetidas oportunidades les recordaba a toda la población venezolana, la urgente necesidad de crear conciencia, antes el despilfarro de uno de nuestros principales recursos no renovables: el petróleo.
Toda la vetusta autopista se encuentra prácticamente congestionada de lunes a viernes, con gandolas, autobuses, busetas, cavas, camiones y automóviles de paseo El país no puede seguir con los mismos medios de transporte ¡Chávez tenía razón!, esa manera de movilización, no está a la altura de los grandes avances tecnológicos, cuanto prácticamente todo se encuentra computarizada, desde la comida de los venezolanos, más la que se llevan de manera fraudulenta hacia Colombia, es transportada sobre ruedas, mientras al margen de la vía, uno de los hermosos sueños del visionario Comandante, parece quedarse convertida en otro "elefante blanco"; esa esperanza tiene que hacerse realidad; ver funcionar el ferrocarril, es dar un gran salto para descongestionar esa vía, ayudando en el transporte de alimentos y pasajeros, disminuyendo el consumo de combustible en millares de vehículos automotor.
Desde el inicio de la era petrolera, empezó el despilfarro de la renta producida por la exportación de su principal recurso. La corrupción ha venido acabando con las divisas, y como dicen un refrán, propio de los chinos ¡Si no hay lial, no hay lopa! Todo, absolutamente todo lo que compramos en el exterior es con los "verdolagas", por lo tanto es fácil preguntarnos a manera de reflexión ¿Cómo hace el gobierno, para abastecer una población acostumbrada a consumir pan y pasta? Pero también podemos preguntar ¿Cómo hace para frenar la avaricia de los comerciantes? Todavía no he visto un panadero o fabricante de pasta, arruinado. El petróleo vino a cambiar todo, empezando por los hábitos alimenticios; se lo sembraron a los venezolanos con la cultura petrolera. El fallecido antropólogo Rodolfo Quintero, en su interesante libro "la Cultura del petróleo", nos ayuda a comprender el cambio tan brusco en la manera de pensar de un grupo importante de la población, copio textualmente: "Los más "transculturados" llegan a sentirse extranjeros en su país, tienden a imitar lo extraño y subestimar lo nacional. Piensan a la manera "petrolera" y para comunicarse con los demás manejan el "vocabulario del petróleo"...
Esto es parte del problema; la crisis venezolana tiene sus raíces muy profundas. La llegada de Chávez, al poder no fue fruto de la casualidad, es producto de largos años de malos gobiernos, con una democracia al servicio de los poderosos, con una descomposición alimentada por los Estados Unidos, incidiendo en todos los órdenes de la vida nacional, sembrando el capitalismo en el más apartado rincón de nuestro geografía, con el apoyo fundamental de los dos grandes partidos (AD y COPEY), olvidando nuestras costumbres. Todo ha cambiado en nuestro país, menos la usura del gran capital, trayendo más consumo, tanto de combustible, como de productos manufacturados, desapareciendo las viejos hábitos artesanales, de gran valor en el llano venezolano, y en algunas zonas campesinas; hace rato, empezó a faltar la comida, hasta los huevos los compran en las ciudades.
Es tan complejo el problema en Venezuela, que todos los días en los diarios venezolanos, observamos el pedimento de divisas por parte de empresarios; algunos se acostumbraron a vivir de ellas; otros con negocios muy rentables, se benefician de las importaciones, pero los consumidores sufren en carne propia los elevados precios de los artículos. La fórmula anti patria "Dólar Today", estrangula al pueblo; el robo es descarado, quien tiene divisas (dólares), impone la pauta en el comercio. No es un secreto para nadie: mientras el país dependa de este signo monetario, nuestro panorama es muy oscuro; hasta la comida para las mascotas está faltando, pregunto ¿faltan divisas? Esto nos demuestra una gran verdad: sigue vigente el pensamiento del maestro del Libertador, don Simón Rodríguez ¡Inventamos o erramos! Lamentablemente seguimos copiando.
Narciso Torrealba Narciso_t_29@hotmail.com