Bonita manera esta de perder la soberanía nacional, mientras que el pueblo trabajador, se encuentra desmovilizado intentando conseguir algo de los alimentos de la cesta básica en medio del festín que protagoniza el bachaqueo llevándose los últimos vestigios de los anaqueles.
Dicen que un terroncito de nieve que se precipita por la pendiente, va arrastrando consigo mucha masa blanca y fría, hasta que la bola se hace descomunal, e incontrolable.
"El ser social determina la conciencia social" concluyó Marx, después de muchas investigaciones. El ser, es parte de la realidad de convivencia, que como integrante de la materia en movimiento, se manifiesta de acuerdo a la condición privada o societaria de los grandes medios de producción; formación económico-social, edificada por un sujeto histórico en medio del fragor de la lucha de clases, en este caso, el modo de producción capitalista, con todas sus miserias a cuesta.
El Bachaqueo, ya es un fastidio; pero como forma de contrabando, es una expresión de la corrupción, disfrazada de negocio, sacudiendo con terror a Venezuela.
Para el Imperialismo, y para la MUD, sus bachaqueros son emprendedores, en busca de nuevos "negocios" para alcanzar el éxito, sueño cimero del proyecto moderno, y burgués; pero para las mayorías del Pueblo trabajador venezolano, los Bachaqueros, son un ejército de saqueadores que se llevan los regulados para venderlos, más allá de la frontera, con jugosas ganancias, o para revenderlos a precios inaceptables en los barrios de todo el País.
El Bachaqueo, no es una simple operación para saquear los regulados en todos los supermercados, y en la red pública de distribución de alimentos; es más bien lo que llaman los tecnócratas, una plataforma organizacional, que funciona como un poderoso sistema, bien aceitado y cronometrado; donde los peones son las mulas que se llevan en el lomo los productos subsidiados por el gobierno bolivariano; son apenas un engranaje de la maquinaria, que solos no podrían ejecutar como ejecutan acciones precisas de saqueo de cuanto inventario llega a los anaqueles; las mulas del Lumpen proletariado, no descansan hasta desaparecer hasta la última busaquita de leche, de harina, de jabón, de pañales, etcétera.
Este poderoso sistema del bachaqueo, no podría funcionar sin la complicidad directa de los dueños de los supermercados, que desactivan el buen funcionamiento que tenían las tiendas antes de que comenzara esta locura. Primero, cierran el 60 0 70% de las cajas registradoras; a las pocas cajeras que dejan trabajando le ordenan que se pongan lentas, tan lentas como una tortuga. De esta manera, las colas se mantienen todo el día en medio de las inclemencias de sitios soleados; de este modo desalientan a las amas de casa y al proletariado, para hacer la larga cola, cuando tengan tiempo. Así le facilitan a los bachaqueros adueñarse de las colas, y saquear todos los regulados que están destinados a toda la población venezolana, sobre todo a los de menos recursos.
La maquinaria del bachaqueo, estaría falla sin la colaboración de los funcionarios que los gobiernos municipales, estadales, o nacional, que designan para resguardar los sitios de distribución de los regulados. Los dueños de los supermercados se erigen como los comandantes de esos funcionarios, y los ponen a organizar las colas, a repartir números, o cualquier otra actividad que al comerciante corrupto se le ocurra. El negocio con los regulados es como una energía mala y nefasta que recorre las venas y llega al cerebro de los bachaqueros de a pie, a los de cuello blanco, y a los encubiertos que nadie conoce.
El sistema del bachaqueo no funcionaría bien sin una vasta red de complicidades de funcionarios en la línea fronteriza, en las aduanas, los ministerios con competencia en el asunto. La bola de los "negocios" crece como nieve.
Ningún venezolano que se respete puede permanecer indiferente, mientras el bachaqueo se roba la solidez del bolívar, crea un desbalance abismal en la relación precio-salario, y cubre a la clase obrera de pobreza y miseria