La paciencia del Presidente constitucional de la República Bolivariana de Venezuela, Nicolás Maduro Moros, llegó al llegadero por lo que no extraña que tomara la decisión de imponer una Política de Estado del Estado revolucionario bolivariano y chavista en el estado Táchira ante una insolidaria política colombiana local de "hacerse la vista gorda" ante el continuado y diario contrabando de productos de primera necesidad global de la sociedad venezolana como un todo sociológico e histórico cual no solo perjudica directamente a cada miembro de la sociedad venezolana a nivel nacional sino que va desarrollando escenarios de "caos y crisis" que afectan directamente a la "paz nacional venezolana" con lo cual se pudiera aplicar sí así lo decide la Revolución Bolivariano-Chavista en el marco de la "unidad cívico-militar", indiscutiblemente, tanto las tesis de San Agustín de Hipona como de Santo Tomás de Aquino ante la presunta indiferencia de Bogotá ante tal escenario de "guerra política" que afecta a todos los miembros de la sociedad venezolana donde, justamente, están presentes viviendo un número generosamente calculado en más de 5 millones de personas colombianas producto del desplazamiento de ciudadanos colombianos de sus lugares de origen desde las confrontaciones de "liberales y conservadores" y de la "guerra civil" que tal cual se están desarrollando, actual y comparativamente, en los escenarios europeos de migraciones altamente numerosas que provienen de escenarios de guerras civiles nacionales que ha obligado a Macedonia a cerrar sus fronteras con Grecia y a la Comunidad Europea a asumir tardía e irresponsablemente sus escenarios nacionales de afectación profunda de crisis cuando se considera la existencia de la cifra de más de 25 millones de desempleados que pululan por las estepas europeas por no mencionar la solicitud formal de sectores del legislativo británico de militarizar las fronteras terrestres del lado francés de Calais, es decir, en el continente europeo.
Es de obligación mencionar que Venezuela ha sido tierra de recibimiento de migraciones europeas, latinoamericanas, centroamericanas, caribeñas, africanas y asiáticas desde tiempos pretéritos y cercanos quienes llegaron a las costas venezolanas por diferentes razones desde la invasión colombina pasando por los esclavos africanos vendidos por los propios africanos a portugueses, holandeses, ingleses, de canarios en la post-Independencia, de judíos sefarditas holandeses, italianos, españoles, alemanes, judíos sefarditas chinos provenientes de Shanghai, croatas, rusos, polacos, vascos, armenios, argentinos, chilenos, uruguayos, peruanos, ecuatorianos, caribeños en amplia nacionalidad isleña e incluso estadounidenses. Es decir, Venezuela es tierra de paz.
Las fronteras "son siempre calientes" como se las pudieran definir. La frontera entre los EEUU de América y México podría ser la frontera donde la circulación de personas y transporte terrestre sería la más dinámica mundialmente con unas 50 millones de personas de tránsito anualmente según nos comentaron. Otra de las fronteras con alta densidad de tránsito sería la existente entre Siberia y el norte de China. Otras fronteras serían las existentes en África Central por una alta diversidad de razones para nada adscritas al respeto de los DDHH intra-sociedades-tribales. Podríamos mencionar fronteras cuales podríamos denominarlas como de "alta sensibilidad" como las realidades en el noreste entre la India y Paquistán, las fronteras móviles entre Afganistán y Paquistán, las realidades objetivas de un escenario de cotidianidad violatoria de los DDHH entre el Estado de Israel y Palestina y, por último, podríamos señalar la movilidad social en toda Centroamérica cuando sociedades centroamericanas caminan hacia "la vida o la muerte" de un mundo utópico. Y en el marco de ese escenario podríamos recordar "los muros" y los futuros muros como el propuesto por el señor Donald Trump.
Decir que la frontera venezolano-colombiana en el estado Táchira se contiene, históricamente, como una frontera de "alta sensibilidad nacional" es incongruente hasta la presente realidad en permanente desarrollo en el marco de dos variables que sensibilizan a la siquis de toda la sociedad venezolana y extranjera viviendo en Venezuela. Una de esas variables es el contrabando y la otra es un sub-conjunto producto del objetivo problema interno-nacional colombiano que contiene, a su vez, diferentes elementos a considerar. En primer lugar, "los desplazados"; en segundo lugar, "los traficantes de estupefacientes" que sacan en un porcentaje, relativamente, importante por la frontera tachirense sus productos; en tercer lugar, los colombianos que están alzados en armas pero, fundamentalmente y producto de la "política de pacificación Uribe Vélez", los denominados como "paramilitares". Están presentes un cuarto sub-grupo que sería el del ciudadano colombiano que se presenta en los mercados venezolanos fronterizos a "realizar el mercado casero" conjuntamente con los tradicionales pinpineros.
Pero todo ello "ha implosionado" en recientes fechas por diversas razones. En primer lugar, la paulatina devaluación de la moneda venezolana como lo están llevando a cabo actualmente diferentes países del escenario internacional para abaratar los precios de los productos nacionales de exportación como sería, por ejemplo, la reciente devaluación de la moneda china, el yuan y/o renminbí. En segundo punto podríamos precisar un comercio curioso de productos venezolanos que son extraídos del mercado nacional para ser colocados en los mercados fronterizos y no tan fronterizos colombianos. Exponemos curioso porque las autoridades correspondientes venezolanas deberían tener un completo registro de las ventas directas desde las fábricas venezolanas a través de los registros correspondientes, los compradores y sus destinos finales. Lo expresamos porque sí el contrabando de extracción es tan importante con afectación directa al mercado nacional ello significa que "las fábricas si están echando humo". Pero lo más importante es la presencia paramilitar colombiana en territorio venezolano.
La presencia de paramilitares colombianos, "paracos", en territorio venezolano tiene varias significaciones muy importantes. En primer lugar, son militares entrenados con una ideología que, obviamente, está en profunda contradicción con los paradigmas ideológicos que sustentan a la Revolución Bolivariana y Chavista. En segundo lugar, los paramilitares tal cual lo define ese concepto son militares privados independientemente que entre sus componentes existan militares retirados de las fuerzas armadas colombianas. En tercer lugar, su pacificación realizada durante el Gobierno del señor Álvaro Uribe Vélez nunca quedó precisada y transparente en cuanto a su futura función e incorporación en la sociedad colombiana tanto para la comunidad internacional como incluyendo a la sensibilidad nacional de Venezuela. En cuarto lugar, un alto número de esos desmovilizados paramilitares se han reagrupado en mafias paramilitares dedicadas a "comercios ilícitos cual son condenados por la comunidad internacional". En quinto lugar, visto su presencia en Venezuela, en territorio venezolano, implica, directamente, al Estado colombiano y a su actual y pasado Gobiernos del Presidente Juan Manuel Santos y Álvaro Uribe Vélez.
Es evidente que en un actual escenario de violencia objetiva proveniente desde territorio colombiano afectando la paz territorial de Venezuela, las diferente Comisiones bilaterales no pueden ser activadas porque al estar presentes la realidad "paramilitar" en nuestro territorio nacional venezolano, esa realidad objetiva debe ser solucionada. Pero esa solución no puede ser en el marco de la "persecución en caliente" cuando es un problema nacional colombiano sino que debe ser el Estado colombiano el que asuma esa responsabilidad que está afectando gravemente la paz en pleno desarrollo de la Revolución Bolivariana y Chavista de la República Bolivariana de Venezuela aún cuando esté presente la actual "guerra económica" suya solución nos corresponde a nosotros, los venezolanos, no solo asumirla con responsabilidad revolucionaria sino también solucionarla en el marco de los paradigmas que sustentan las políticas del Gobierno del Presidente constitucional Nicolás Maduro Moros, como en el marco del "Plan de la Patria" y de la Política de Estado de la Revolución Bolivariana y Chavista.