La revolución bolivariana y la frontera con Colombia

Unas cortas reflexiones sobre el histórico y continuado tema de la realidad situacional que se ha desarrollado en la frontera de Venezuela con Colombia desde tiempos de la Colonia pasando por las realidades objetivas que confrontó Simón Bolívar, El Libertador, los tiempos de "El Cabito" y del General Juan Vicente Gómez y para usted de contar con situaciones de serias gravedades tanto durante la denominada como Cuarta República profundizándose esas situaciones de alta tensión durante diferentes momentos de la Presidencia del Comandante Hugo Rafael Chávez Frías.

Parece que el "síndrome de Estocolmo" de Colombia es la frontera del Departamento del norte de Santander, concretamente, la ciudad de Cúcuta, con Venezuela pero no solo con el estado Táchira, espacio geográfico que la Política de Estado histórica de la República de Colombia, históricamente, ha tratado de alcanzar su "control cachaco" para poder salir al Lago de Maracaibo y, en consecuencia, no solo la salida de Colombia hacia el Caribe sino el control del Golfo de Venezuela. Ello no obsta para que por los lados del estado Zulia, también, Bogotá haya buscado su control pero allá se presenta una realidad étnica cual tradicionalmente tenía relaciones personales con Rafael Caldera Rodríguez. Al tiempo, no debemos olvidar pero con escenarios diferentes las realidades del estado Apure cuando Bogotá trató de imponer la política de la "persecución en caliente". Al tiempo, nunca olvidemos que entre las realidades de los garimpeiros se encuentran siempre la presencia de ciudadanos colombianos.

Esa es la histórica realidad de las relaciones fronterizas con la República de Colombia aunque ello no significa, per se, que las conversaciones en mesa no se hayan discutido todos estos escenarios como, por ejemplo, aquel famoso tema de los "carros robados", sino que, hay que reconocerlo, la culta sociedad colombiana ha sabido "marear" a las delegaciones venezolanas para, en política gatopardiana, proponer para no cumplir como le sucedería, permanentemente, a El Libertador, Simón Bolívar.

Vista esta introducción, entremos en tema según las actuales circunstancias. Ello nos obliga a exponer que consideramos que las realidades actuales en la frontera occidental de Venezuela con Colombia han sufrido un profundo desarrollo a partir de la primera presidencia de Álvaro Uribe Vélez cuando junto a su ministro de defensa, Juan Manuel Santos, profundizaron ese desarrollo como Política de Estado en real consecución histórica desde Santander.

Esa Política de Estado de la República de Colombia se la ha enfocado en diferentes variables. En primer lugar, la histórica como lo hemos señalado más arriba. En segundo término, la imperiosa necesidad colombiana de su salida desde Cúcuta al Lago de Maracaibo. En tercero escenario, aquellas realidades que se discutieran durante la Cuarta República se vieron, profundamente, alterada a consecuencia del triunfo constitucional según las propias reglas restablecidas por aquella Cuarta República de Hugo Rafael Chávez Frías cual representó algo más que un simple triunfo electoral en las mentalidades tanto de la sociedad bogotana como de las derechas venezolanas cual produjeron una seria alteración de los diseños, planes y objetivos no solo los político-estratégicos tanto de Bogotá como de esas derechas nacionales e internacionales sino que quien triunfaba en aquellas elecciones decembrinas venía del mundo militar después de aquellas realidades en gobernanza del General Marcos Pérez Jiménez adicionandole que Chávez Frías no solo era bolivariano sino nacionalista según los paradigmas de las Escuelas Militares venezolanas.

Pero todo ello estaba bañado y se encuentra profundamente inmerso en una serie de realidades en las cuales está objetividad de la República tanto de la República de Venezuela como de la República Bolivariana de Venezuela. Esas realidades se circunscriben a diferentes escenarios de importancia geopolítica, geoestratégica, étnica-realista, las diferentes expresiones conceptuales de los estudios geográficos: física, humana, económico, militar, etc.

Lo inmediato anterior significa, inevitablemente, que toda la sociedad venezolana junto a su Fuerza Armada Nacional Bolivariana asuma esas realidades y las gravedades y escenarios negativos para no solo la paz interna sino para el propio desarrollo socio-económico de la Patria, Venezuela. Nos explicamos con la claridad diáfana (sic) requerida.

Las relaciones históricas de los EEUU de América con Venezuela se podrían definirse como de una "extraña y compleja relación" como, también en viceversa. Hugo Rafael Chávez Frías siempre hacía referencia sobre las respuestas de Simón Bolívar, El Libertador, al gobierno de los EEUU de América aún y cuando don Francisco de Miranda hubiere participado en el proceso independentista de las "14 Provincias". Es decir, la "real politik" siempre ha sido, desde su propia independencia estadounidense, el faro conductor de la política de estado exterior y diplomática de Washington no solo hacia el espacio inmediato que significa el Mar Caribe sino allende sus propias fronteras tanto, primariamente, hacia el Asia Oriental para consolidar su presencia inmediatamente después de la 2da. Guerra Mundial en Europa. Todo ello sustentado en dos decisiones políticas: la "Doctrina Monroe" cual significaba "América para los americanos", y, la "Open Door Polícy" cual marcaba la legalidad de la equidad compartida no solo imperial sino en el propio marco del desarrollo del sistema capitalista en aquella etapa del imperialismo de "repartirse en igualdad de condiciones la torta de los países semi-coloniales". Es decir, que ambas políticas le permitían y le autorizan, actualmente, a los EEUU de América a intervenir cualquier nación del globo terráqueo bajo las excusas de la actual Política de Estado titulada como "humanismo capitalista" en el marco de lo que José Vicente Rangel Vale denomina conceptualmente como la "nueva política Obama".

Lo inmediato anterior lo exponemos para poder demostrar que las "Siete Bases Militares Estadounidenses" en territorio de la República de Colombia no tienen como objetivo fundamental ni combatir a las FARC-EP, ni combatir al ELN, ni combatir a los "paracos", y mucho menos combatir la industria colombiana de los estupefacientes orgánicos (coca y amapola) sino establecer un centro político-militar-estratégico en toda la extensión del territorio colombiano que "cubra" las realidades geoestratégicas de la salida de las materias primas venezolanas tanto a la costa occidental estadounidense como hacia los mercados de "socios y aliados", de control de esas salidas hacia las costas sur y oriental estadounidense como cubrir los más de 2.000 mil kilómetros de costa venezolana sobre el Mar Caribe siendo Venezuela la "puerta de entrada y salida" de todo el continente sur de América.

Ello inmediatamente nos lleva a comprender el actual desarrollo de las decisiones político-dependientes alcanzadas por el Gobierno actual de la República Cooperativa de Guyana sobre la fachada Atlántica venezolana y de todo el territorio del Esequibo.

Regresemos al estado Táchira. Sí los paramilitares son consecuencia de una Política de Estado del Gobierno de Álvaro Uribe Vélez según las denuncias en tribunales estadounidenses y el actual Presidente de la República de Colombia, Juan Manuel Santos, tanto cuando ejercía como Ministro de Defensa en el Gobierno del Presidente Uribe Vélez y, actualmente, en su ejercicio como Presidente de la República de Colombia tiene que estar profunda y seriamente enterado tanto de la Política de Estado desarrollada durante el ejercicio de Uribe Vélez como, actualmente, en funciones de Presidente de la República de Colombia, de lo real-significativo de ese conjunto social colombiano titulado como "paramilitares colombianos" ("paracos").

Pero es el propio Presidente actual de la República de Colombia, Juan Manuel Santos, quien llevara las negociaciones con el Pentágono para el desarrollo de las instalaciones de todas las "bases militares estadounidense en territorio colombiano" y, por tanto, responsable de la autorización de la reciente reunión de representantes estadounidenses con su Ministro de Defensa destituido donde se expuso esa Política de Estado de alterar la "paz nacional venezolana". Engañarnos es de estúpidos.

En ese orden de ideas, la sociedad venezolana debe asumir como lo asumía la sociedad venezolana durante la Cuarta República la "lenta alteración" (sic) de la frontera de Venezuela con la República de Colombia por el estado Táchira.

En el día de ayer noche (26-agosto-2015) escuchando la exposición de la Canciller del Gobierno del Presidente Juan Manuel Santos de la República de Colombia, inmediatamente, recordamos esas mismas palabras expresadas por las diferentes delegaciones colombianas en diferentes tiempos pretéritos ante problemas similares propuestas a los Gobiernos venezolanos durante la Cuarta República.

Pero lo más importante y a su vez de un contenido que consideramos como muy grave fue el discurso de Política de Estado conjugado con populismo del Presidente Juan Manuel Santos inmediatamente después de la visita del senador Álvaro Uribe Vélez en la ciudad de Cúcuta y cuando el senado Uribe Vélez se encontraba dando un mitin ante el Consulado de la República Bolivariana de Venezuela en Bogotá. Recordemos las realidades que vivió El Libertador, Simón Bolívar, cuando tuvo que confrontarse con la alta sociedad colombiana.

En nuestro modesto criterio sobre la base de nuestra experiencia en funciones en la Comisión Permanente de Política Exterior de Diputados del antiguo Congreso Nacional de la República de Venezuela cuando se crearon tres (3) Comisiones especiales además de nuestras conversas con quien fuera Embajador de la República de Colombia ante la República Popular China, don Luis Mario Santodomingo, y con diferentes altos funcionarios diplomáticos colombianos en diferentes tiempos de ejercicio en responsabilidades diplomáticas en Beijing, el Presidente constitucional de la República Bolivariana de Venezuela, Nicolás Maduro Moros, deberá mantener su Política de Estado actual ante realidades objetivas hasta que, por ejemplo, el Gobierno del Presidente Juan Manuel Santos, le entregue, oficialmente, como lo expresó claramente la Canciller Delsy Rodríguez ante el mundo la lista de los "paramilitares" registrados por las autoridades colombianas para que el órgano correspondiente venezolano ejerce, respetuosamente, sus funciones correspondientes. La política que Venezuela ha mantenido durante toda "la guerra civil colombiana" es de fácil y sencilla demostración: Venezuela recibe a todo aquel ciudadano colombiano que venga a trabajar "en sana paz".

UNIDAD, LUCHA, BATALLA, VICTORIA.



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Miguel Ángel Del Pozo


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