Con la postulación de Teodoro Petkoff parece completo el equipo de candidatos presidenciales de la oposición.
Se une a Julio Borges, el primero en hacerlo, en medio de críticas de sus potenciales aliados, y a dos candidaturas menores, Roberto Smith y William Ojeda. Descarto a Manuel Rosales, convencido como estoy de que no se lanzará, razonablemente aconsejado en Maracaibo para que no pierda el chivo y el mecate. De todas maneras, seguramente dejará que su nombre siga ahí en las encuestas, hasta llegado el momento de ofrecer su apoyo a quien más le convenga.
Borges ha estado recorriendo el país y es poco lo que ha crecido su opción, hoy oscilante entre 5 y 12%, explicable por la ausencia de un clima electoral. Sin embargo, la mayoría de los venezolanos se pronunció por la participación de la oposición: 49,4% con un solo candidato, 32,8% con varios y sólo 8,9% dijo que no debe intervenir, según la medición de marzo sobre tan importante asunto, de la encuestadora Ivad (Seijas).
En condiciones totalmente distintas, Teodoro tendrá hoy un problema similar al que enfrentó cuando fue el abanderado del MAS: llegar a los sectores D y E, que viven en los barrios y agrupan por lo menos a 70% de la población: másde 10 millones de electores.
Supongo que estará bien consciente de ello, pues desde hace meses ha celebrado 20 reuniones en casi todo el país, tomando el pulso de la gente y seguramente observando quiénes le acompañan y quiénes están siempre ausentes.
Completado ese panorama, uno debe preguntarse:
¿cómo será en noviembre?, ¿qué cambios pueden sucederse? La lucha estará entre Borges y Teodoro. Aunque la campaña formalmente empieza en agosto, estos meses serán aprovechados para tratar de convencer y estimular en primer lugar a quienes en diciembre de 1998, julio de 2000 y agosto de 2004 votaron contra Chávez: un promedio de 40% . Son seis millones de potenciales votantes los que deben disputarse.
Tendrán que vencer la frustración de quienes fueron engañados antes del referendo revocatorio, les hicieron creer que lo ganarían y, consumada la derrota, les dijeron que hubo un fraude. “Mañana mismo comenzaremos a presentar las pruebas”, dijo por TV Ramos Allup a las cinco de la mañana del 16 de agosto. AD no presentó ni una. Nadie lo pudo demostrar, porque no lo hubo. Pero la mayoría de los medios ayudó a crear esa matriz de opinión. En la elección siguiente, la de octubre, perdieron uno de cada dos votos ganados en el referendo (de cuatro millones bajaron a dos), seis de siete gobernaciones y más de cien alcaldías.
Desde entonces no pudieron reponerse, y han venido perdiendo votos y votaciones.
La primera tarea será motivar a tantos venezolanos desilusionados, y la más trascendente:
organizar a la oposición, consolidar una fuerza.
Fracasada la iniciativa de la Iglesia de promover una mesa de diálogo para buscar acuerdos en torno a la integración del nuevo CNE -supongo que la CEV analizará las causas de ese revés-, el balón quedó en manos del oficialismo, gobierno y partidos.
Trascienden tres propuestas que pueden reducirse a un CNE con tres y dos; otra, cuatro y uno, y una, con gente indescifrable (¿). El propio presidente de la Comisión de Postulaciones, Roberto Hernández, expresó su confianza en que la Asamblea consultará a otros sectores, es decir, a la oposición.
Supongo que lo está haciendo, y que al menos una parte de los opositores (hoy es imposible satisfacerlos a todos) estará de acuerdo con la fórmula escogida.
En el programa de Vanesa Davies en VTV, cuando hablamos de las presiones que habrá para que al final sólo quede la candidatura de Chávez, con todos sus efectos negativos, dije que desde el oficialismo, y no sólo para enfrentar esa eventualidad sino por razones de ética política, debe surgir la iniciativa de aprobar una ley sobre la reelección presidencial, de manera que se limite el uso del poder en favor del Presidente candidato.
Una encuestadora que se reserva el nombre, revela que en medición de este mes: 55% respondió sí a la pregunta si quiere que Chávez continúe, 30% que cambie y 15% no sabe o “depende”.
Por supuesto que ni la oposición se comerá el cuento de que los 6.500 marines de la Segunda Flota de EEUU que estarán 60 días por países del Caribe entrenan para combatir el narcotráfico, como han dicho los cables acerca de unas maniobras que no han sido valoradas por las agencias.
Francotes como son algunas veces, el comandante de esa flota, Mark Fitzgerald, dijo que entre los propósitos de esa operación de “hermandad americana” está mejorar la destreza “para enfrentar contingencias regionales”. Por supuesto que no estarán pensando en “contingencias” en México ni en Colombia.
El informe Previsiones Económicas Mundiales del Fondo Monetario Internacional contempla un estancamiento de la economía de América Latina (PIB de 4,3) este año, y pronostica para Argentina 7,3, Venezuela 6,0 y Chile 5,5, los más altos índices de crecimiento en la región.
La verdad, si uno quiere estar mejor informado de lo que acontece en América Latina, se está haciendo indispensable ver los noticieros de Telesur. Cada vez más completos y actuales, aunque en la pantalla Venezuela pesa demasiado.