Un gobierno de aprendices siembra la base psicológica del fascismo

Este gobierno de aprendices no sabe para quién trabaja. Salió a construir el Socialismo y se transó por un forma barata de democracia; terminó gestando un monstruo, al fascismo. A pocos días de cerradas las fronteras con Colombia, ese es el saldo verdadero.

Todo comenzó como un inocente cierre de algunas horas, los aprendices fueron empujados por la "corriente fascista interna", la iracundia los envolvió y escalaron el evento. Las fieras se ensañaron contra los humildes, los echaron a patadas del territorio que alguna vez, en los días luminosos de la Independencia, fue común. La justificación fue trepando hacia las bases psicológicas del fascismo, dijo la infamia: "son ‘paracos’, es una base ‘paraca’"; después, "son ‘bachaqueros’, se llevan la gasolina, un millón de litros ¡es inaceptable!, además, son de uribe, contra ellos todo está justificado, no son inocentes, no tienen documentos, entonces no tienen derechos humanos". Y así nos deslizamos por el desfiladero donde nos espera el fascismo. Se dijo, a veces con sordina, pero cada vez más abierto, lo que salía de los abismos del alma: "¡Son Colombianos!, ¡cierren todas las fronteras!", gritaron ya transformados en fascistas.

Los discursos, los mensajes, las declaraciones, los escritos muestran este camino psicológico. No pudieron pararlo con cumbias mal bailadas, con declaraciones incoherentes de hermandad, la práctica los desmentía, la fiera está suelta. El gobierno de los aprendices está atrapado por la masa que él mismo creó; necesariamente, tenía que profundizar la represión, ponerse al frente del espíritu fascista; y cerró más fronteras, y engrosó el insulto, protege la mejora en las encuestas, ¿el precio? Veamos.

El gobierno, para justificar este pantanal donde él mismo se colocó, tiene que echar mano a principios éticos de carácter fascista, apoyarlos, difundirlos y con ellos alimentar a su base que ya derrumba los pilares del humanismo.

Así, el gobierno difunde que desde el cierre de la frontera "no hay colas", "hay alimentos", "hay gasolina", "no hay delincuencia". El subtexto, lo que dicen como sin querer queriendo, es que el problema son los colombianos que pasan por la frontera, sin ellos estamos mejor.

El gobierno dice que los humildes colombianos son problema de santos, que él resuelva, que nosotros no tenemos nada que ver con ellos. A primera vista el argumento es irrebatible… desde el punto de vista fascista. Estamos diciendo el horror de que los verdugos busquen la solución de sus víctimas, algo similar a aprobar la solución final de hitler con los judíos, o que los gringos que se encarguen de sus negros, de sus latinos, eso no es problema nuestro; la tragedia palestina no es problema nuestro, es asunto de los palestinos y los israelíes; nosotros somos aparte, no tenemos nada que ver con ellos, ni fronteras tenemos. La solidaridad internacional fue borrada de un plumazo, de vez en cuando un avión con provisiones para algún país con problemas naturales, y a dormir tranquilos.

Atrás quedaron las gestas heroicas que nos hicieron más humanos: el Che, internacionalista; Neruda llevando a Chile un barco lleno de refugiados de la Guerra Civil Española; Hemingway, De la Torriente Brau, Orwell, la Brigada Internacional luchando en esa tierra que no era "problema de ellos"… Esa sangre internacional allí derramada fue ejemplo de la batalla contra el fascismo que horas después azotaría al mundo. Esa sangre derramada allí, sin más interés que luchar por un ideal, nos hizo más humanos.

La "corriente fascista interna" no se conformó con las 72 horas, no se parará en la guerra contra los colombianos humildes, exigirá, dirá que "hay que cerrar la frontera con Brasil, esos portugueses se llevan también la gasolina", y al final: "hay que reprimir a los barrios que no trabajan". El argumento es el mismo, se basa en la nueva psicología, la nueva ética fascista que el gobierno comienza a instalar: "Hay una élite, nosotros, y una gente, o como diría el fascista franchesqui ‘una subespecie que debe ser barrida’".

Los aprendices salieron a conquistar al mundo, y el fascismo los conquistó a ellos sin darse cuenta.

Ahora, el humanismo, el naturalismo, el Socialismo intentará ser silenciado con la avalancha de mentiras, con la fuerza de los medios, con represión terrible, la masa embobada será su propio verdugo, perseguirá a quien intente despertarla… El Socialismo estará sepultado, el capitalismo podrá buscar el gobierno que más le convenga. El sueño de Bolívar, de Chávez será otra vez pospuesto por sus propios hijos.

Ahora volvimos al dilema primigenio que nos legaron los clásicos, que nos legó Chávez: ¡Socialismo o Barbarie!

Lucharemos por el Socialismo, ahora más que nunca… y venceremos.

¡Colombianos y venezolanos, uníos!



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Toby Valderrama y Antonio Aponte

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