Quienes conocen los contenidos más elementales de la anatomía están al tanto que el cráneo es una caja ósea encargada de cubrir y resguardar varios órganos como el cerebro, el bulbo raquídeo y el cerebelo. Ciertos autores confunden el cráneo con la cabeza ósea o el esqueleto de la cabeza despojada de la carne, también llamada calavera. En todo caso una calavera solitaria, como la que aguantó Hamlet sobre su mano, no es más que una masa de huesos vacía, dentro de esta no está el cerebro, no hay sesos. Quizás por esta razón en algunas regiones del planeta a los individuos libertinos de vida irregular, poco fiables y de poco seso les apostrofan el remoquete de calavera.
El cráneo protege el cerebro y su trascendencia es que dicho órgano (el cerebro) dirige la vida sentimental, física e intelectual de los seres humanos. El cerebro es un tejido blando que controla el comportamiento del homo sapiens, desde los sentimientos, los procesos fisiológicos hasta todo aquello que obedece a los estímulos externos. Vemos, oímos, olfateamos, amamos, odiamos, apreciamos al tacto, sentimos dolor y hambre con el cerebro. Este maravilloso órgano controla nuestros pensamientos, los movimientos del cuerpo y la función de muchos órganos, es decir, el cerebro dirige todo lo que hacemos.
Una de las funciones del cerebro es resguardar en sus intersticios escondidos o en algunos de sus depósitos los recuerdos de lo que aprendemos durante toda la vida. Sin dejar de lado que muchas de estas remembranzas se pueden olvidar, pero de seguro permanecen resguardadas en nuestros cajones de memoria. No cabe duda que, para mantener algo colmado este depósito de reminiscencias, el dueño del cráneo debe alimentarlo con diversos datos, en caso contrario, el cerebro permanecerá en pausa por muchos años. Mejor dicho no será más que un cráneo vacío.
Diversos pueblos y épocas de la historia estuvieron personificados en un solo individuo, es el caso de Grecia en Alejandro, Roma en César, España en Carlos V, Inglaterra en Cromwell, Francia en Napoleón, América en Bolívar, Rusia en Lenin, India en Gandhy y China en Mao. Eran hombres cuyo cráneo resguardaban un cerebro que permitió dirigir las riendas de un sector del mundo, dejando tras de si una obra que todavía hoy, siglos posteriores, son referenciales históricos. No estoy afirmando si el legado, en términos general, fue bueno o malo, pero indiscutiblemente hay elementos en su quehacer político que nos permitió llegar hasta donde hemos llegado. Eran cerebros atiborrados de ideas.
Lamentablemente, tengo la impresión, que el molde de aquellos seres se quebró y no se les pudo coger cría. Pareciera que los nuevos "prohombres" del siglo XX y XXI se comportan como aquellos siervos de la Eda Media que solo combatían para el señor feudal. Desconozco el funcionamiento de la naturaleza, pero no entiendo el por qué la Pacha Mama es pichirre en parir nuevos ejemplares que conduzcan al planeta hacia la paz y no hacia la barbarie. Salvo algunas excepciones.
Lo que estamos viviendo en la actualidad es un planeta en caos. Vemos una Europa sumida en un desconcierto, consecuencia de una obediencia desmedida hacia su amo imperial, similar a la actitud a la del siervo ante el señor feudal. En la pantalla de la televisión observo con estupor una oleada de africanos buscando en otros lares la solución de los problemas básicos de subsistencia, huyendo del horror de la guerra provocada por la OTAN en el medio oriente. Lamentablemente no es la primera vez que los líderes de la "civilizada" Europa conducen, no solo a los africanos, sino también a los asiáticos, americanos, australianos hacia la más abyecta miseria. Las imágenes de cientos de hombre y mujeres ahogados en el Mediterráneo y de inocentes arrastrados hacia una playa no es nada nuevo. Lo nuevo es que hoy cualquier transeúnte tiene en su mano una cámara y le puede mostrar al mundo las consecuencias de una política errática de dirigentes siervos, sin cerebro, de cráneos vacíos obedeciendo a los intereses de una política imperial dirigida desde los usureros centros financieros.
Estamos en presencia de una sociedad de cráneos vacíos, que no piensan esperando que sus amos, las aciagas corporaciones financieras y energéticas, le dicten, sin chistar, la tarea a cumplir. Actúan con descaro, sin vergüenza alguna: entrenan, financian y arman con los más modernos equipos bélicos a grupos terroristas para derrocar a gobiernos democráticos y progresista. Pero luego, sus burócratas arrellanados en las apoltronadas butacas de la ONU se apandillan para condenar a un gobierno para tildarlo de terrorista.
La sociedad internacional de cráneos vacíos piensa que los habitantes del globo terráqueo son unos imbéciles como ellos. Tienen el mundo en ascua por su necesidad de combustible y por eso dictan leyes desde su país con carácter internacional. La ley Patriota sirve para espiar hasta el propio Papa Francisco, para averiguar las veces que García Márquez se telefoneaba con Fidel, para espiar a la Merkel desde su alcoba, para conocer la marca de los vestidos de la presidenta Cristina, para indagar sobre los pasos de Lula. También sirve dicha ley para aplicar sanciones económicas a cualquier país que se le resbale a EEUU. Así mismo la utilizan para confiscar dineros ajenos, como en caso de Libia a la que le robaron miles de millones de dólares y euros depositados en USA y en la UE. El mismo dinero que sirvió para sufragar parte de la campaña electoral del expresidente Sarkozy.
La sociedad de cráneos vacíos no necesita líderes preparados, ni pensadores, ni estudiosos conocedores de los problemas locales y las crisis engendradas por la imbecilidad de ellos. Ahora a los presidentes se casan con una dama de los medios televisivos o del cine para darle dignidad a su esposo. Así vimos al infeliz Menen, el patriarca neoliberal de Suramérica, quien conoció las bondades de matrimoniarse con Cecilia Boloco para esconder sus desaciertos políticos. Peña Nieto camina muy orondo al lado de la actriz Angélica Rivero, su consorte, quienes por el afán de ostentar y gastar dinero a granel son protagonistas de diverso escándalos por corrupción. Sarkozy no se quedó atrás, debía exhibirse con una dama de los medios como la modelo Carla Bruni, para demostrarle al mundo su hombría, su cobardía, su traición y lameculismo en el caso de Libia. Arnold Schwarzenegger, ni pendejo, un desconocido en el ambiente político californiano se casó con una dama, María Shiriver, ligada al clan Kennedy, muy relacionado a la mafia italiana. Quizás por esta razón Leopoldo López contrajo nupcias con una chica de los medios televisivos, pensando, en su ignorancia política, que esto era suficiente para llegar a la más alta magistratura del país. Son unos muñequitos de torta con personalidad fabricada. ¿Quién recuerda a algún expresidente de EEUU por alguna acción que no sea otra que la de una guerra contra otro país?
En Venezuela la sociedad de cráneos vacíos cada día está en expansión. Sus más fieles voceros se encuentran en la MUD y en los líderes de la oposición venezolana. Han dado prueba fehaciente de su porfiada inepcia. Su estulticia es de tal grado que llevan entre sus candidatos a la AN al diputado a Ramos Allup, un vetusto adeco degradado de la política, por varias décadas corresponsable de los desafueros y crímenes cometidos por la cuarta república. Un verdadero calavera.
Los miembros de la sociedad de cráneos vacíos no llegaron a llenar el recipiente. El cerebro no se les desarrolló porque no lo usaron. Hombres como Capriles y Leopoldo López y una señora como María Machado se regodean en su estupidez y cada vez que emiten una declaración parecen ahogarse dentro de la sentina de su ignorancia. Cuando advierto y escucho a estos cráneos vacíos dudo de su venezolanidad y mucho más, al verlos defender con efusión a Uribe, a Santos, al presidente de Guyana, a los contrabandistas, a los bachaqueros y todo aquel que atenta contra la venezolanidad. Y qué pensar de sus continuos viajes hacia el norte buscando la guía espiritual y la mesada de su amo del norte. Tengo la certeza que el cráneo de estos señores nunca será ocupado por algo desconocido por ellos, como es el llamado cerebro.
De nuevo la naturaleza fue prodiga con Venezuela y parió un hombre como mi comandante Hugo Chávez Frías que le mostró al mundo que si existe otra forma de gobernar, un hombre que visibilizó a los pobres, a los homosexuales, a los negros, a los desplazados, a los hombres y mujeres de los pueblos originarios y a todos los excluíos de siempre, quienes tenían derecho a disfrutar de una vida digna. No permitamos que la sociedad de cráneos vacíos, los calaveras de siempre, tenga opción de poder, porque de seguro que todos los beneficios alcanzados por los venezolanos durante la Revolución Bolivariana desaparecerán, para regresar a la época ignominiosa de la cuarta república. Consintamos que el presidente MM continúe la obra comenzada por Hugo para conseguir a plenitud nuestra ansiada soberanía.