Todavía cargo en la memoria visual, el último punto conseguido por Gregory Vargas, la noche del viernes en el palacio de los deportes de México, para derrotar a "Goliat", la poderosa selección de Canadá, con 9 jugadores en el mejor basquetbol del mundo (NBA). Nadie se imaginaba a una equipo venezolano, humilde, pero ansioso de triunfo, echar por tierra, todos los pronósticos adversos, que presagiaban una derrota; sin embargo nuestros jugadores se crecieron, pudiendo más el amor por la camiseta y el tricolor nacional, que todas las fantasías e ilusiones producidas y pintadas por el dinero.
Todo el que lleva en sus venas la sangre de nuestros libertadores, tiene que haber vibrado cada segundo de este emocionante partido, cuando los muchachos venezolanos, lograron su pase directo a los próximos juegos olímpicos de Rio de Janeiro 2016. Esta proeza deportiva, es comparable, guardando la distancia y la trascendencia histórica, a la batalla de las "Queseras del medio", cuando el General José Antonio Páez, con 153 jinetes, derrotó a un poderoso ejército, comandado por el jefe realista Morillo, dando a conocer su célebre frase: "Vuelvan Caras", siendo condecorados por el Libertador Simón Bolívar, con la cruz de los libertadores, para terminar con unas emotivas palabras, exaltando el valor y empuje de estos guerreros: "Acabáis de realizar la proeza más extraordinaria, que pueden conocer la historia militar de las naciones, lo que has hecho, no es más que el preludio, de lo que podéis hacer, contar con la victoria, que lleváis en la punta de vuestras lanzas"
Quién puede poner objeciones a la brillante hazaña de estos valientes jugadores, nacidos y criados en los barrios de nuestra hermosa patria. Todos sin excepción, comandados por el lúcido estratega de origen argentino: Néstor "Che" Salazar, se dieron íntegros en la cancha, sin amilanarse antes las mejores selecciones de América, exceptuando a Estados Unidos y Brasil, por encontrarse clasificadas. Esa noche del viernes, cada corazón de los venezolanos, se aceleraba de emoción, cuando veían a nuestros muchachos, atacar y defender con garra sin importarles los pergaminos y la brillante trayectoria de un Canadá blindada, para finalmente vencerla por un punto con sabor a gloria.
Al día siguiente de conquistar este importante logro, se presentó el enfrentamiento, antes los no menos poderosos y engreídos argentinos, quienes han transcendido en este deporte, a tal punto de haberse titulado, campeones olímpicos en Atenas 2004; pero además es la única selección latinoamericana en haber derrotado en dos oportunidades a su similar de Estados Unidos, integrada por jugadores de la NBA, algo que es bastante decir.
Todos los venezolanos, sin distingo político, debemos sentirnos orgullosos de haber visto a nuestra humilde selección en lo más alto del podio, recibiendo su presea dorada, a lo "mero macho" con los sombreros de charros, aplaudidos por los mexicanos, como si estuvieran celebran el triunfo de su selección, enseñándonos la nobleza para reconocer los triunfos y derrotas de los adversarios, sin llegar al fanatismo, muestra de grandeza, porque el deporte es para unir a los pueblos sin ninguna mezquindad.
Este campeonato de FIBA América 2015, pude servir para darles un impulso vital a nuestros deportistas en futuras competencias. Todos sabemos las grandes decepciones, cuando nuestra selección (futbol) ha caído derrotada, sobre todo el último encuentro de preparación con la modesta Honduras. En toda actividad, siempre juega un papel muy importante los ejemplos; muchas veces se convierten en un motor para conseguir grandes resultados; el mismo equipo mexicano, tiene un caso, que sirve para llamar a la reflexión a muchos deportistas; el jugador Jorge Gutiérrez, cruzó la frontera mexicana, como un emigrante más y en estos momentos tiene un contrato para jugar en el mejor basquetbol del mundo (NBA) con los Bucks de Milwaukee, sin embargo, estuvo hasta el último segundo sudando la camiseta de su patria, una muestra de vergüenza deportiva.
El triunfo de nuestros muchachos en México, es por demás inolvidable, viene a superar la conquista de los héroes de Portland, encabezados por Carl Herrera y Gabriel Estaba; pero además nos recuerda el caso de la selección de béisbol, cuando en un dramático partido, derrotó a Cuba, para darse a conocer como los "Héroes del 41"; son muchas las triunfos con ribetes de hazañas; el podio logrado por José Rujano, en el giro de Italia del 2005; la medalla de oro olímpica de Francisco "morochito" Rodríguez, precisamente en tierras mexicanas; la presea dorada de Rubén Limardo, en las olímpicas de Londres; pero este campeonato en la tierra de "Pancho" Villa, supera cualquier actuación. El hermoso recibiendo en el aeropuerto de Maiquetía, nunca será olvidado, porque el mayor premio, es el amor y el cariño de un pueblo ansioso de escuchar el himno nacional, y ver flamear la bandera tricolor en todos los escenarios deportivos. ¡VIVA VENEZUELA! ¡VIVA EL DEPORTE VENEZOLANO!