Eran tiempos de la Glasnost y de la Perestroika en la URSS y tiempos en la República Popular China cuando se desarrollaban las políticas de "reforma y apertura" impuestas e impulsadas por el líder chino, Deng Xiaoping, y aprobadas por el Congreso del Partido Comunista Chino (PCCh). Curiosamente, ambas economías socialistas entraban en una relación de asimetría por sus desarrollos nacionales cuando la Economía de aquella transición de la economía impuesta por el socialismo real entraba a su proceso legislativo priorizándolo por encima de los cambios estructurales en la economía soviética cual caminaba, inevitablemente, a la bancarrota nacional soviética con consecuencias de serias crisis sociales que impactaron, obligatoriamente, en el equilibrio sociológico soviético desatando los "demonios de las mafias rusas". Al tiempo, aquel desarrollo de la estructura económica china priorizada por encima de los paradigmas legislativos en el país del Centro favorecieron el desarrollo de una economía de servicios estructurales, de los lógicos beneficios impactantes en las sociedades chinas, fundamentalmente, la campesina, cuando comenzaron a desmontarse las comunas como bien lo percibimos, discutimos y analizamos en aquellos tiempos y en aquellos lares cuales, a su vez, evolucionaron sus propios monstruos sociales consecuenciales de ese desarrollo socio-económico in crescendo.
Aquellas realidades, aquellos escenarios, aquellas crisis y progresos de las respectivas economías, soviética y china, llevaron a ambos países hacia una relación comercial extrañamente curiosa cual hasta la podríamos calificarla como, además de necesaria, obligante por aquello de esa relación del "mutuo beneficio asimétrico" de países fronterizos que representaba aquel quiebre de la economía soviética y la pujante en desarrollo de mas del 12% de crecimiento en el PIB chino inter-anual de la economía china. Cualquier análisis marxista de ambas realidades contendría conclusiones muy interesantes pero que no son de análisis para este texto ya que nuestro interés es enfocarnos en una variable sociológica global y estructural que se desarrolló en ambas economías y sociedades no solo fronteriza en el marco del mutuo beneficio económico como fueron tanto las oportunidades que surgieron para la "mafia rusa" más que soviética y para la "mafia china" más que la hakka y/o la sureña.
En alguna ocasión, en conversación con un sefardita-shanghainés en Beijing que exportaba altos volúmenes de textiles al mercado soviético gracias a sus amistades rusas y chinas tuvimos la oportunidad de inquirirle cómo se "manejaba" frente a aquellas realidades sociológicas y económicas, ruso-china, presentes en las economías de ambos países: China y la URSS. Su respuesta, además de interesante, fue precisa: las ganancias (business). Pero cómo se "manejaba" ante la presencia de las mafias tanto china como rusa, le insistimos . Fácil, nos respondió, a todo el mundo le gusta el dinero. Pero la realidad está demostrando un fuerte impacto extremadamente negativo en el PIB en ambos países además de las correspondientes inseguridades que se han ido desarrollando como son los asesinatos, los secuestros, el pago de peaje, la extorción, la prostitución, el tráfico de drogas, y la presencia-no-presencia de ninguno de los dos Estados, el soviético y el chino, en aquella frontera, le interrogamos insistentemente. Su respuesta fue lacónica: eso es problema de ambos Estados, yo soy comerciante.
Lo inmediato anterior, no es un acto en tres de una obra de teatro sino una realidad demostrable, históricamente. Aquella inquietud nos llevó a tratar de penetrar y comprender tamaño problema de Estado tanto para China como para la URSS. Veíamos y comprendimos la significación de aquella frase que le expresara Deng Xiaoping a Mihail Gorvachov durante su visita a Beijing durante las realidades en curso de los acontecimientos en la plaza de Tain Anmen. Aquella frase permanecía presente en nuestro análisis. Deng Xiaoping le aseveró y le afirmó vehementemente a Mihail Gorvachov que "…priorizar lo legislativo por encima de las necesidades objetivas del pueblo conlleva a una profunda crisis que afecta directamente a la existencia de la propia revolución…". Palabras más, palabras menos; aquella afirmación del líder chino significaba que imponer cambios super-estructurales por encima de los cambios estructurales afectaban directamente la propia teoría revolucionaria con el fuerte e importante impacto en la base fundamental que sustenta cualquier revolución socialista: el pueblo, bien como decimos en criollo: el Poder Popular.
Los textos en escena llevaron, inevitablemente, a que ambos Estados, ruso-soviético y chino, se sentaran a conversar las realidades de los escenarios desarrollados en sus fronteras sobre el río Amur aquel contradictorio y conflictivo río-frontera. Las conversaciones, según noticias, se sostuvieron por conjuntos; es decir, lo fundamental era confrontar las realidades referentes a las reiteradas y permanentes violaciones de las leyes nacionales independientemente de cuales fueran los contenidos en cada legislatura pero en considerando el marco del Derecho Internacional Público. Pareciera que los Ministros del Interior de ambas naciones fueron los responsables de poner sobre la mesa los tópicos de los primeros temas a conversar, negociar y llegar a las correspondientes decisiones de mutuo beneficio y respeto. Pareciera que estaban también presente dos temas fundamentales: el transporte y lo significativo de la frontera como frontera. Es evidente que necesario precisar es que las conversaciones se mantuvieran en su status de privacidad, lo cual es de toda lógica pero los resultados posteriores han venido demostrando que la cooperación estructural ha permitido un efectivo control que ha afectado, positivamente, las relaciones bilaterales en el tiempo como, actualmente y en ejemplo, los acuerdos de exportación-importación de petróleo y gas desde Rusia hacia el mercado de China con beneficios colaterales de exportación futura de ambos rubros hacia mercados de países del Asia Orienta como podrían ser Japón, hacia la península de Corea, Taiwan, Hongkong, las Filipinas.
Lo inmediato anterior trátese como un intrioto. Tenemos una realidad objetiva en no solo la frontera de Venezuela con Colombia sino en las propias relaciones bilaterales de Venezuela con Colombia que han sido motivo de conversaciones cuasi permanentes entre Caracas y Bogotá desde ya hace varios, muchos, años, son ya conversaciones cuasi históricas sobre los mismos y reiterativos temas. Los temas de desencuentro entre Caracas y Bogotá no son de ayer, no son nuevos, de ahora, de Uribe Vélez y Santos, son históricos y mientras no lo asumamos como tales lo que estamos haciendo es, sencillamente, "correr la arruga" y, pareciera, que han llegado los tiempos históricos cuando debemos sincerar esas realidades, asumirlas, confrontarlas y poner sobre la mesa de negociones las propuestas en solución real y objetiva en mutuo beneficio para ambas naciones.
En primer lugar, las economías de ambos países son asimétricas y no son, objetivamente, complementarias como se han venido "vendiendo" públicamente. En segundo lugar, sociológicamente, Colombia tiene un sector social técnico importante como un sector campesino que ha demostrado sus responsabilidades en el sur del Lago. En tercer lugar, sí se presentan pruebas relacionadas con temas de leyes que afectan a uno y otro país es evidente que se están violando leyes contenidas en el Derecho Internacional Público además de que una de las partes está afectada teológicamente según la teología de San Agustín y la de Santo Tomás de Aquino lo cual es extremadamente delicado. En cuarto lugar, son los conjuntos sociológicos colombianos al margen de las leyes nacionales e internacionales que afectan, directamente, a todo el conjunto social, económico, comercial, financiero, de seguridad y militar de un país, Venezuela. En quinto lugar, está presente el tema militar que pudiera caminar mucho más allá de la requerida por reiterada presencia de "lo militar colombiano" en su frontera con Venezuela. Es en este tema además de muy delicado donde deberán objetivarse sus propias realidades. En sexto término, el tema del respeto a la Majestad del Estado y a los Poderes Públicos e instituciones del Estado.