Si Venezuela cae, digo, es un decir, si cae, puede producirse una catástrofe de dimensiones planetarias. No, no exagero:
Los Estados Unidos controlarían tanto el petróleo del Medio Oriente, el del Mar del Norte (Europa es un continente ocupado, voto a la OTAN) y el del continente americano, con lo que tendrían la llave para una tiranía mundial absoluta. Esto, naturalmente, no sería tolerado por la humanidad, que desataría una resistencia peor que la de Iraq. Varias potencias nucleares tendrían la palabra: Rusia, China, India, Paquistán, Corea, sin hablar del resto de la Europa nuclear en revuelta general, con consecuencias imaginables. Ayer fue el CPE en Francia, pasado mañana serán los hispanos en los Estados Unidos. Venezuela vivió dos meses casi sin petróleo durante el Paro Patronal. ¿Cuántas horas podría vivir Europa?
El Mercosur se debilitaría radicalmente sin Venezuela, pues no tendría la energía del gasducto. Mercosur está en negociaciones económicas con Europa. Si en lugar del Mercosur se impone el ALCA, la América latina pasaría a ser de nuevo el patio trasero de los Estados Unidos, como nos llama Bush, tan simpático, backyard. Es decir, ese libre comercio sería lo menos libre, con la parte del león para los Estados Unidos y nada para el resto del mundo. A olvidarse de productos japoneses y europeos. A comer transgénicos. A olvidarse de medicamentos genéricos. La hegemonía mundial de los Estados Unidos, como la sueña Bush con su guerra mundial al terrorismo en el mundo entero.
Tenemos otra grave responsabilidad, como país petrolero: acabar con el despilfarro de energía, que gira, entre otros ejes, alrededor del automóvil, como nueva religión. El automóvil es un fetiche costoso, malbaratador de energía, que no solo contamina la atmósfera, que ya es grave, sino las calles y las aceras. Demanda, asimismo, amplios espacios arquitectónicos y urbanos para estacionarlo. Es una calamidad. Augusto Pinochet acabó con las vías férreas; nuestra democracia puntofijista impidió su desarrollo en favor de la industria automotriz gringa. Gente obediente los puntofijistas.
Si entre todos pensamos en otro modo de administrar la energía, descubriremos que, en efecto, otro mundo es posible.