El jueves en la noche, en un acto en honor al mártir, joven diputado Robert Serra, víctima de la derecha internacional y el sicariato colombiano, el presidente Maduro, hablando de algunos que le han criticado, no recuerdo bien esos detalles, como a quién se refería, dijo lo siguiente:
“Saben tanto, pero saben tanto, que saben a casabe”.
Escuchar aquello me incomodó sobremanera, por decir lo menos. Formo parte de una inmensa multitud de venezolanos que consume casabe en buena cantidad. Es parte de mi cultura y herencia rica de nuestros antepasados, padres y el pueblo indígena, ese mismo al cual el propio presidente rinde elogios hasta desbordarse.
Ha sido por siempre, antes que los españoles aquí llegasen, un excelente alimento, que pese el presidente no lo haya percibido, no sólo sabe, sino que sabe bien. Pero más que lo que sabe, es excelente para la dieta humana. Pero es además una importante industria artesanal de la cual viven, por el esfuerzo de su trabajo miles de venezolanos, desde la siembra de la yuca hasta el tendido del pan criollo y hasta pudiera ser, sino no le vemos con esa actitud estigmatizadora del presidente Maduro, un producto de exportación y proveedor de divisas. Entonces es muy malo que el presidente se exprese de manera tan inapropiada y descalificadora contra un alimento de la dieta del venezolano y excelente producto del trabajo y creatividad humana. Hablar con sarcasmo infantil de un alimento primordial para buena parte de la población es por lo menos una indelicadeza y preocupante tratándose del presidente.
Voy a dejar esto hasta aquí porque quiero reponer a continuación un trabajo publicado en mayo del 2008 que se refiere a este mismo asunto:
ÙLTIMAS NOTICIAS ESTIGMATIZA AL CASABE
Atención al defensor del lector
Eligio Damas
El casabe o cazabe, es una de las herencias de nuestra cultura indígena. Su elaboración, a partir de la yuca, es un proceso complicado. Los indígenas tuvieron que aprender a diferenciar los dos tipos existentes; la dulce o mansa y la amarga o brava. Ambas contienen ácido cianhídrico, el cual según el profesor y académico Víctor Carrizales, que ha hecho importantes investigaciones sobre el asunto, “es un ingrediente mortal”. Relata la fuente que hemos mencionado, que la yuca amarga, precisamente la utilizada para elaborar el casabe, tiene un contenido mayor del ácido, tanto como para matar a quien la consuma.
Escribió Pedro Mártir de Anglería, quien fuese Cronista de Indias, citado por Carrizales, “que los primeros que comían la yuca morían enseguida”. Y agrega que “realizaron experimentos varios y constantes sobre su uso, hasta que vinieron en conocimiento del veneno oculto en el jugo”.
Informa Carrizales que “los indígenas idearon sebucanes o prensas para torcerlo o majarlo y sacarle ese jugo fatídico”.
Es decir, para llegar a la elaboración del producto que consume con placer una buena cantidad de venezolanos, como quien esto escribe, nuestros ascendientes indígenas realizaron una labor cuidadosa y tesonera. Posiblemente llevó muchos años y trabajo intenso producir el casabe. Del cual, por cierto, ya por los años 1520, dijo Pedro Mártir de Anglerìa que “es más sano que el trigo para los estómagos humanos porque se digiere mejor”.
Para “Últimas Noticias”, específicamente para la reportera Irama Delgado, el casabe es algo así como excremento. En el lenguaje coloquial venezolano se usa con frecuencia la expresión “eso me sabe a m….”, para denotar que no importa ni incomoda. También se dice “eso me resbala”. Pero como la reportera, o para ser más equilibrado, quien tituló la noticia que enseguida comentaremos, no pudo usar la m…., la sustituyó por casabe.
En la página 39 del diario que dirige Eleazar Díaz Rangel, quien por sus orígenes, sensibilidad y formación cultural no descartamos que coma casabe, del día 23 de este mes de mayo, aparece una noticia cuyo título vulgar y procazmente dice: “A la cámara le sabe a casabe nombramiento de contralor”.
Se refiere la noticia que el Concejo municipal del Municipio Plaza del Estado Miranda, no ha cumplido con lo establecido en la Ley Orgánica del Poder Público Municipal, la cual según se expone allí, obliga a nombrar un contralor titular. Está bien, es su derecho, que a la periodista o quien tituló la noticia, le moleste que a ese cargo no le hayan designado un funcionario, pero para expresar ese disgusto no tiene por qué referirse de manera tan insensible, canallesca, brutal y despreciativa contra un alimento que es parte del patrimonio cultural ancestral de los venezolanos y consumido con placer en gran parte del país.
Y es absurda e infeliz la expresión, porque si es simplemente que al redactor de la noticia o a quien la tituló, el casabe no le sabe a nada, éste no es culpable de sus deficiencias gustativas. Ni tiene que pagar por el “buen gusto”, la “refinada” y “exquisita” cultura culinaria del fablistàn o fablistana. Uno no se va a enfadar ni herir a nadie que prefiera atragantarse de perros calientes o hot dogs y hamburguesas de Macdonalds o Wendy.
Por último, para ilustración de la ignorancia, según los conocimientos del académico Carrizales, resultantes de una larga y meticulosa investigación, expuestos en un libro que está escrito en inglés, “es una alternativa energética y posee alta concentración en fibra dietética, superior al pan y otros alimentos comunes. Por ser un alimento seco, es de alta duración. Resistente al enmohecimiento, a diferencia del pan que requiere la adición de compuestos químicos como el benzoato, sorbato de potasio y otros agentes para su conservación. Puede ser consumido por los diabéticos, ya que sus almidones se digieren a una velocidad menor que el pan”.
De modo que esas expresiones de mal gusto y peyorativas, sólo pueden generar una opinión negativa contra un alimento que nos pertenece; es una valiosa herencia cultural de nuestros ancestros y es excelente.
“Últimas Noticias”, diario con una significativa penetración, sobre todo en los sectores populares, no puede prestarse para difundir subliminalmente mensajes tan negativos.
Hasta aquí lo publicado entonces referido al diario caraqueño.
En aquella oportunidad, el defensor del lector del diario tuvo la gentileza de ofrecer una excusa.
Para finalizar, agrego esto ahora mismo. Es necesario cuidar el lenguaje, sobre todo cuando nuestra palabra puede impactar multitudes por el rol que desempañamos. Descalificar al casabe es también hacerlo contra nuestra ancestral cultura, hábitos alimenticios sanos de la población y hasta contra una importante industria artesanal extendida por todo el país. Hay licencias que ciertos personajes no pueden darse y menos ante cámaras de televisión. ¡Lástima haya caraqueños no hayan aprendido a comer casabe! Debería el ministerio de alimentación, el cual supongo existe, pues son tantos, promover en Caracas especialmente el consumo de casabe, por salud y ahorro de divisas.