Qué bonito es luchar por la revolución, cuando se lleva, como dijo Sabino: en la sangre

Las conclusiones a las que uno llega cuando se leen los escritos que sobre Venezuela publican Chomski, Dieterich, Valderrama, R. Denis, y la derecha, es que el socialismo impulsado por Maduro y su gobierno, ya no tiene salvación y que la fuerza política principal de soporte de ese proyecto (El Psuv), está condenada a perder las elecciones.

Entonces, ¿Quién gana?

La lógica del razonamiento de los que anticiparon la derrota y la derecha. Si o No, subraye la correcta. Esto hace parecer que todo el ejercicio político pre electoral venezolano se reduce a pronosticar los resultados electorales. Y no, a luchar por ganarle las elecciones a la derecha.

Los agoreros, sostienen que si el gobierno no cambia y no acepta los consejos de los críticos, se pierden las elecciones. Otros, ya ven perdida la elección, pues se adulteró el Plan de la Patria y el chavismo.

Ahora la pregunta es otra: ¿Quién lucha por ganar las elecciones? Y ¿Cómo lo hace?

Uno de los más activos luchadores es Maduro y utiliza las políticas del Estado para atraer electores: aumentos salariales, control del contrabando, lucha contra la violencia delincuencial, recuperación de las misiones, algunas concentraciones, etc. también Marea Socialista está en la lucha electoral y en la crítica al gobierno y al Psuv, como es natural en los procesos electorales.

En ese contexto electoral, los escritos de Chomski, Dieterich, Valderrama, Denis y muchos más ayudan, no solamente a perder la confianza en el proceso electoral, como instrumento de lucha revolucionaria, sino también, ayuda a debilitar la confianza en el luchador más destacado del proceso electoral: el presidente Maduro.

Nacen nuevas interrogantes: ¿Qué es más importante en este mes previo a las elecciones parlamentarias? ¿Debilitar al luchador más ferviente del proceso electoral? ¿Contribuir con nuevas formas de lucha propagandística?

Si los tiempos para presentar nuevos candidatos ya claudicó ¿Qué hacer? ¿Votar por los mismos o, no votar? ¿O, aceptamos que todo se está hundiendo?

Si aceptamos que todo se está hundiendo, se tiene que aceptar también que, en ese barco vamos todos. Y reconocer que todo se está hundiendo, conlleva a aceptar una teoría de la salvación. Y como no existe quien nos salve, hay que recurrir a poderes sobrenaturales o a fuerzas extrañas. Y si estos poderes o fuerzas extrañas no lo logran, hay que quedarse sentados frete al monitor, viendo como el barco naufraga y se va de pique. Aceptar esto, no es aceptar la muerte de la revolución sino, matarla.

Por el contrario al pesimismo anterior, en la dialéctica de este proceso histórico no hay recetas, ni prescripciones, solamente más preguntas:

¿Por qué no salen los universitarios, los trabajadores del campo y la industria, a hacer propaganda a las calles? ¿Está muy fuerte el sol o hay mucho tráfico? ¿Y los comunistas, los montoneros, las guerrillas se han burocratizado o solamente luchan en los medios y las conferencias? ¿Qué tipo de revolucionarios hay ahora: lite, hologramas, o por contratos?

¿No sería bueno ir a botar un poco de colesterol a las calles, gritando: Que vivan los estudiantes o fuera de Siria y América Latina, imperialistas? ¿Si, a una reforma agraria radical? ¿Votemos y sigamos con el socialismo? ¿Palo al tiburón? ¿O cantando tío caimán?



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Memo Fernández


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