El primer derecho en juego el 6 de diciembre, cuando acudamos a elegir diputadas y diputados para la Asamblea Nacional es el voto como derecho. Solamente la Revolución Bolivariana establece el voto como Derecho y no como Deber. Los gobiernos del Puntofijismo lo calificaban como DEBER. ¿La razón? Pues había que hacerlo obligatorio y punitivo el que no se cumpliese con el mismo.
La llamada Democracia representativa era una forma de dictadura del capital, con participación electoral para legitimarla. Por lo tanto se debía obligar a que el pueblo votara y apareciese como legitimador de sus verdugos en el poder. Con el cambio de paradigmas, adelantado por el liderazgo del Comandante Chávez y el despliegue de la Revolución Bolivariana, lo primero que se establece es dejar atrás "la moribunda constitución" sobre la cual debió juramentarse el victorioso presidente electo el 6 de diciembre de 1998. Al derogarla, mediante proceso constituyente, el pueblo patriótico de Venezuela comienza la construcción de un nuevo Estado para la transición hacia la sociedad de la mayor suma de felicidad y, hoy, del socialismo a la venezolana y del siglo XXI.
Es el tiempo de votar por derecho y defenderlo como tal. Eso dejaría de ser así, en caso de resultar victoriosos en la Asamblea los defensores del pasado, los defensores del capitalismo y del imperialismo, los defensores e impositores del acaparamiento de alimentos y bienes, los generadores del bachaqueo y propiciadores de la guerra económica actual en contra del pueblo venezolano. El voto, con una Asamblea en manos de la oligarquía volvería a ser el deber de escoger quién tiene la responsabilidad de joderte durante cada nuevo período gubernamental.
El derecho a estar alfabetizados, el derecho a un 6° grado productivo –como lo acaba de lanzar, con fines de misión a lograr, nuestro presidente Nicolás Maduro-, el derecho a ser licenciadas o licenciados en la carrera que libremente elijamos, el derecho a la educación laica y gratuita, desde el preescolar y hasta la universidad, se perdería. Acceder a la libertad por el saber sería nuevamente prohibitivo y reservado para élites o castas que pudiesen comprarla, pagar por ella o negociar los cupos universitarios.
El derecho a la salud, accesible, indiscriminada, cercana, gratuita, expresado por las distintas misiones en el área, se perdería por completo. Los servicios públicos de atención, desde Barrio Adentro y hasta la red hospitalaria o los centros especializados como el Cardiológico Infantil Gilberto Rodríguez Ochoa, pasaría a manos de las élites burguesas y a los mercantilizadores de la sanidad, de la asistencia y de la farmacología. Enfermarse volvería a ser un lujo de pocos o el sufrimiento y la muerte para las inmensas mayorías.
El derecho a la alimentación mediante el acceso igual a mercados masivos como Mercal, Bicentenario, Pdval, entre otros, se perdería de inmediato y la "liberación" de precios convertiría en absolutamente inaccesibles los alimentos y productos básicos. Las redes y centros de alimentación gratuitos o de bajo costo, como Areperas Venezuela o Venezuela Nutritiva, desaparecerían de inmediato.
El derecho al transporte masivo de bajo costo, como el Metro, sistema nacional de ferrocarriles y servicios superficiales como Metrobus, Bus Caracacas, Trans Maracay y todas las redes de autobuses de altísima calidad, cómodos, dotados de aire acondicionado, desaparecería ipsofacto. Los pasajes preferenciales o gratuitos para estudiantes y personas de la tercera edad, volverían al deber de ser cancelados por cada quien y al costo que imponga periódicamente el mercado.
En fin, es el derecho, los derechos del pueblo, los que estaremos defendiendo este 6 de diciembre al votar por las candidatas y los candidatos de la Revolución Bolivariana y Chavista. No podemos permitir que se nos arrebaten las conquistas alcanzadas bajo el liderazgo del Comandante Hugo Chávez y defendidas, ante las múltiples arremetidas del imperio, del gran capital, de la oligarquía criolla y de la derecha golpista, por nuestro presidente Nicolás Maduro.
Este es el pueblo de las dificultades, pero también es el pueblo de las victorias. En la Asamblea Nacional debemos volver a vencer. Todas y todos a votar por nuestras diputadas y diputados socialistas. Unidos venceremos y unidos seremos constructores de nuestra definitiva independencia y de la Patria socialista. ¡Vacilar es perdernos!