Método para liquidar una revolución sin disparar un tiro

Toda Revolución es una cátedra, su experiencia debe escribirse, estudiarse para hacerla patrimonio de la Humanidad. Esta Revolución nuestra es muy rica en enseñanzas, de ella podemos aprender cómo se mueve la socialdemocracia en Revoluciones llamadas pacíficas. Ya sabemos que la extrema derecha es fácilmente derrotable porque es simple identificarla, la derecha externa a la Revolución representa lo viejo, es débil en su origen. Estudiemos.

La "Revolución pacífica" tiene sus propias características, una de ellas es la necesaria convivencia con gruesos sectores socialdemócratas durante un largo periodo. La fuerza de la vanguardia, del líder, sujeta a estos sectores reformistas pero no los anula, tienen aún capacidad de sabotear, de hacer labor de zapa, trabajan en la sombra de la adulación.

Su labor es sutil, por eso peligrosísima, atacan las bases ideológicas y psicológicas de la masa, se apoyan en las debilidades teóricas, inventan fábulas para ahondar las fallas, sabotean el estudio, dicen que no es necesario, que la masa atesora una suerte de saberes que se adquieren espontáneamente. Para estos reformistas es suficiente ser humilde para ser ungido con la sabiduría de siglos, descalifican la vanguardia, hablan de un absurdo que es la democracia directa, así impiden la organización social, son enemigos de delegar. De esta manera la masa queda castrada para aprender.

Una masa así es fácil presa del contrabando ideológico, sus instrumentos mentales no le permiten la abstracción, sólo son sensibles a su mezquino entorno, pero no lo pueden explicar. "Patear el barrio" les impide explicar el país, patear los libros es pecado, descrédito, el mundo les es ajeno; viven, como diría Martí, en su aldea mental. Se mueven en la superficie de la realidad, no la penetran, no hay estrategia, sólo táctica, existe el presente, no hay historia, no hay futuro.

Cuando la socialdemocracia toma el gobierno, disuelto el freno del líder, se desarrolla el desmontaje de la posibilidad socialista. Se hace con delicadeza, el deslizamiento debe ser de tal manera que no levante polvo, que pase desapercibido. La operación es muy astuta, no es hechura de nacionales, la dirigen asesores extranjeros, sus consejos orientan a minar las frágiles bases espirituales alcanzadas con el Comandante.

Primero falsificaron el Plan de la Patria, esa fue la carta de presentación frente a la burguesía internacional y sus lacayos nacionales; luego los llamaron a Miraflores, aceptaron sus recomendaciones, forjaron la tesis de la necesidad de la burguesía para construir el Socialismo, así justificaron la entrega (no confundir la estrategia con los ataques electorales).

El plan antisocialista tiene un objetivo fundamental, crear, reforzar las bases ideológicas, psicológicas del capitalismo, el egoísmo, lo hacen con sagacidad. Sus medidas las pintan de populismo, la masa no entiende el contrabando. Por ejemplo, quién se opone a la entrega de millones de Canaimitas, de miles de taxis, de miles de pensiones, de miles de casas, de un millón de tablas. Todas operaciones que elevan la salida individual, no organizan, no crean conciencia del deber social, que es la base del Socialismo, y todo lo hacen en la proximidad de las elecciones, lo que acentúa el carácter mercenario. Qué distinto sería que los estudiantes se ganaran la Canaimita por rendimiento en el estudio, junto al trabajo voluntario en bien de la comunidad, por su participación en las Misiones educativas. Qué diferente sería si los taxis, en lugar de ser empresitas particulares, formaran parte de una Corporación de Transporte Socialista de propiedad social administrada por el Estado que los agrupara, que los organizara y los transformara no en individualidades egoístas, sino en organización socialista.

Claro, no pueden hacerlo, sería avanzar en la construcción de espiritualidad socialista, y esa no es la naturaleza de la socialdemocracia. Su papel histórico es sabotear a las Revoluciones, lo han hecho con mucho éxito. Cada día tienen menos recato, ahora abrieron las puertas de la Faja, han revertido nacionalizaciones. Con ellos el capitalismo goza de buena salud.

Pero como siempre sucede con los conversos, la derecha externa agente de los gringos siempre exige más, no se conforma con las medidas, con las actitudes capitalistas del gobierno. En el fondo no le perdonan el aroma a Chavismo, es necesario que los conversos pasen por la oposición para que demuestren su vocación democrática burguesa, por eso hacen todo para que pierdan las elecciones y paguen la penitencia democrática. Sólo después los aceptarán.



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Toby Valderrama y Antonio Aponte

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