El resultado real de las elecciones burguesas, el importante, está más allá de los números; reside, más bien, en cuál país político resulta de ellas. El resultado político de las elecciones burguesas se puede medir por el grado de gobernabilidad, el nivel del soporte conductual, psíquico, del sistema.
En la cuarta las elecciones eran un formidable instrumento para narcotizar a la sociedad, ésta se sumergía en batallas absurdas, alejadas de la política, de la disputa del poder; todo era un sainete, una lucha de mentirita para que todo quedara igual. Y así pasó casi medio siglo de dominación capitalista, de un pueblo despolitizado, ignorante de su tragedia, incapaz de soñar un mundo mejor, sumido en la miseria espiritual y material que creía natural, impedido de rebeldía.
Con la llegada de Chávez, de la Revolución Bolivariana, las elecciones toman otro tinte, ahora no servían a las clases dominantes, se transformaron en escenario de la lucha de clases, de dos sistemas que pugnaban por dominar, por conducir la sociedad. Y así, en medio de esta lucha entre Socialismo y capitalismo transitamos todos estos años, avanzando con errores, con importantes aciertos, en medio de una feroz lucha de clases adentro y afuera de la Revolución.
Asesinado el Comandante la calidad de las elecciones cambió. El gobierno renunció al Socialismo, sólo lo trae del olvido como demagogia electoral. De allí que las elecciones toman el tinte de un evento restaurador de la forma de dominación capitalista. Sería iluso pensar que esto es una batalla entre Socialismo y capitalismo, o que es una batalla por el pensamiento de Chávez, o el intento de dejar la puerta abierta para que siga la batalla por el Socialismo; es candidez infantil aspirar a que el gobierno, que hoy tiene mayoría, que tenía el viento chavista a su favor y giró hacia la derecha, luego de las elecciones, y como por arte de magia, vuelva al camino abandonado y se radicalice.
Estas elecciones burguesas del 6 de diciembre han conseguido restaurar el clima electoral de la cuarta república, ya eso es un triunfo del capitalismo. Las elecciones transcurrieron en el mejor ambiente clientelar: unos dan, otros ofrecen, ventajismo, artimañas, mentiras, escándalos propios de las elecciones, silencios, cero argumentos, sólo recursos retóricos… nada faltó al teatro, el carnaval estuvo completo. ¿Cuál será el resultado? Veamos.
Gane quien gane, y al contrario de las elecciones de la cuarta, ahora la gobernabilidad estará disminuida a niveles críticos, significa que el gobierno estará más débil, controlará menos a la sociedad y menos al gobierno.
Gane quien gane el Socialismo habrá sufrido un rudo golpe, similar al del "dakazo". De estas elecciones sale disminuida, a niveles de desaparición, la conciencia del deber social, de pertenencia a la sociedad, soporte fundamental del Socialismo; sale fortalecida la cultura capitalista, el egoísmo, y sale muy fortalecida la "lógica del capital" en contra de lo escrito por el Comandante Chávez en el Plan de la Patria.
Después del 6, el gobierno gane o pierda, vendrá el intento por enterrar definitivamente al Socialismo, a lo sumo subir a Chávez a las plazas de pueblo, recordarlo en una avenida y olvidar su mandato, deformar sus ideas; desempolvar su recuerdo cuando se necesiten altos niveles de demagogia, actos o elecciones. La batalla del gobierno no será la construcción del Socialismo sino la batalla desesperada por permanecer, subastar "lo que sea y como sea" con tal de conseguir cosas para repartir, buscar el apoyo de los capitalistas, los nuevos y los viejos. Todo puede desembocar en un pacto, quizá previa dictadura; todo al final terminará (el tiempo lo dirá) en una nueva democracia burguesa presentada como un logro de la democracia en el continente.
La oposición, la derecha externa, gane o pierda seguirá su labor de fumigación de todo lo que huela a chavismo auténtico, a Socialismo. Lo que salga del 6 de diciembre tendrá un solo nombre: restauración del capitalismo, o si se quiere, entierro de la posibilidad socialista… a menos que…