Es escalofriante lo que me cuentan amigos españoles que vivieron bajo la dictadura de Francisco Franco; chilenos que sobrevivieron a Augusto Pinochet; dominicanos oprimidos por Rafael Bienvenido Leonidas Trujillo Molina, Padre de la Patria y Benefactor de la Patria Nueva («Chapita» para los íntimos); así como mayores que padecieron a Juan Vicente Gómez y a Marcos Pérez Jiménez.
Fue espantosa la proliferación de alcaldías y policías de oposición. Había incluso provincias importantes controladas por la oposición, con horripilantes amagos separatistas contra el tirano.
Pesadilla pavorosa la constituyeron los medios de comunicación día y noche mentando la madre del tirano, ofendiendo a su hija pequeña, sin parar. Columnistas hubo que pasaron años sin otro tema que toda clase de ofensas contra el sátrapa. Se cometió, como ves, una masacre contra la libertad de expresión.
Y las manifestaciones callejeras de la pequeña y alta burguesías, a cada rato y con cualquier pretexto. Participaban solo «cuatro pelagatos», pero no por ello eran menos persistentes.
Y dígame usted la cantidad de elecciones. Las ganaba el autócrata. Todas. Bajo observación internacional. Y la oposición, cada vez más escuálida, tenía que retirarse para no dar la cómica, salvo cuando veía chance de ganar una alcaldía, como en Carrizales, ponle.
La oposición, abiertamente financiada por los Estados Unidos, hacía heroica resistencia al rrrÉgimen en restaurantes cinco estrellas, libando whisky 18 años.
Eran grotescos los militares sirviendo a civiles, distribuyendo alimentos, atendiendo necesidades sociales, rescatando damnificados. Repugnantes fueron los cuarteles convertidos en escuelas y hospitales.
Alarmante fue, por ejemplo, cómo la alta jerarquía eclesiástica se opuso a Franco, con procesiones de vírgenes y participación de niños, niñas y adolescentes de colegios católicos.
Entre los atropellos más detestables estuvieron la alfabetización masiva y la entrega gratuita de millones de libros. El presupuesto de educación pasó de 2,5% a 8%.
Se asesinaron cientos de dirigentes campesinos favorables al dictador, lo que revela el carácter terrorista de aquel Estado.
Me cuesta dormir ante hechos tan tenebrosos del totalitarismo.