Este artículo por sí solo no pretende ser una radiografía de la Revolución Bolivariana hoy, es simplemente un aporte a un debate que se presenta urgente y necesario, sobre todo entre los que somos militantes por la transformación, por un Mundo distinto. Es la apreciación de un sector que entiende que proceso revolucionario y gobierno bolivariano son dos cosas distintas. Relacionadas, en algunos casos íntimamente relacionadas, sí, pero distintas. Somos un sector que pensamos que defendimos y seguiremos defendiendo el proceso revolucionario de quienes pretenden llevárselo por delante... Somos de los que salimos el 13 de abril del 2002 a derrotar el Golpe de Estado de la Derecha, los que vencimos el paro petrolero, ese mismo que nos dejó sin alimentos, ni bebidas ni gasolina porque la burguesía no podía soportar su derrota, somos los que salimos en las elecciones que fueran necesarias, los del proceso constituyente… somos los que considerados “los nadie” enfrentamos el Poder en la IV República y no los dejamos gobernar tranquilos nunca más y recobramos la identidad como pueblo… los mismos que defenderemos el proceso hasta del propio gobierno si fuese necesario…
El fallecimiento de Chávez y la nueva etapa.
Después el fallecimiento del comandante Chávez la Revolución Bolivariana entró en una nueva etapa. El gobierno de Maduro ha estado signado por una grave situación económica y la estabilidad política se ha visto en serios riesgos. Es importante decir que la victoria de Maduro en las presidenciales ha sido considerada una conquista del proceso bolivariano. Conseguida en medio del dolor provocado por el fallecimiento del Comandante Chávez. Si el chavismo hubiese sido derrotado y la Derecha tradicional se hubiese hecho del Poder, la desmoralización para el Pueblo Bolivariano hubiese sido muy fuerte.
Sin embargo, la parálisis y vacilación del gobierno por la presión de los grandes actores económicos y por la propia incapacidad en algunos casos o complicidad en otros de un sector de altos funcionarios, facilita el trabajo de una derecha política inepta, que ve hoy una gran oportunidad para hacerse del Poder, manejar la renta petrolera y colocarla a su entero servicio.
La situación económica
Venezuela se encuentra sumida en una crisis económica profunda que en la cotidianidad se traduce a la verdadera pulverización del salario. El trabajador común debe hacer milagros para poder alimentar a su familia. Por ejemplo, para conseguir productos de la canasta básica la población está sometida a hacer largas colas, muchas veces de más de cinco horas para obtener algunos kilos de harina de maíz, arroz, azúcar, café, carne, pollo, aceite, papel higiénico, toallas sanitarias, champú u otros productos de consumo básico. Lo peor es que estas largas colas se hacen para que con la mayor de la suertes se pueda conseguir uno, dos o tres productos de estos. Nunca se hará una larga cola y conseguirá los productos completos de la canasta alimentaria básica y, lo que consigue, tampoco será la cantidad necesaria para cubrir los requerimientos de una familia en una quincena, muchas veces ni de una semana, si hablamos de familias promedio de cuatro o cinco personas.
La alternativa a las colas es comprar a los que se llama el “bachaquero”, que es el mercado negro en el que los productos son vendidos a precios especulativos. Ejemplo palpable de eso es: un kilo de harina de maíz en el mercado negro cuesta entre 350 a 500. El kilo de carne está regulado a Bs 220, no lo conseguirá nunca a ese precio, si lo consigue en alguna carnicería será entre Bs 1600 y 1900 el Kg . El jabón para lavar cuesta alrededor de 67,00 Bs, en el mercado negro lo conseguirá a Bs 800. Lo anterior es solo una referencia a los precios especulativos a los que están sometidos los venezolanos todos los días.
Lo paradójico de toda esta situación es que el gobierno nacional afirma que estamos frente a una “guerra económica que solo busca crear descontento en la población y que el desabastecimiento se debe exclusivamente al acaparamiento de sectores empresariales como parte de un plan en contra del gobierno de Maduro”. La otra arista que explica el gobierno dentro de esta “guerra económica” es la extracción de comida por parte del contrabando colombiano, que es un hecho que sucede desde hace años atrás, pero que se ha agudizado en los últimos dos años durante el gobierno de Maduro. Sobre este particular tenemos que decir que las grandes cantidades de gasolina y de productos del consumo básico son extraídos en transporte pesado y que para ello deben tener la anuencia de militares venezolanos para que esos productos pasen las alcabalas que existen en la frontera sin ningún problema o que incluso se hayan construido vías clandestinas en la que pasan camiones y grandes gandolas con productos. Es decir que no es cualquier colombiano o venezolano de a pie que pueda pasar uno que otro producto el que le hace daño al país, sino las grandes mafias que pasan productos en grandes cantidades, sean en barcos o en camiones.
Es así como la vida cotidiana del pueblo que vive de su trabajo se ha convertido en un calvario. En la crisis destaca el papel de la especulación financiera que persigue presionar para una distribución de la Renta Petrolera que rompa con la apropiación y distribución estatal del dólar, para perforar los recursos que deben ser usados para montar un nuevo modelo productivo y mantener las políticas sociales. Es por ello que la política de los sectores de oposición de derecha presiona para que se decrete la unificación cambiaria y se salga del control de cambio e incluso para que no se les dé más subsidios a los alimentos.
Por otro lado es interesante resaltar que en el control de cambio. Hoy satanizado por la oposición y por sectores del gobierno, ha sufrido una gran cantidad de flexibilizaciones a favor de los grandes empresarios, de los grandes capitalistas nacionales e internacionales, lo que ha sido el terreno preciso para la corrupción y la acumulación mafiosa de capital. Los sectores capitalistas como Fedecamaras, Venamcham y otros sectores de la burguesía y la derecha política han logrado instalar en un importante sector de la población que la causa fundamental del desabastecimiento, la caída de la producción nacional y una de las razones fundamentales de la carestía en los precios, es una supuesta deuda en dólares que el Estado mantendría con los empresarios. La verdad es que esas deudas en la gran mayoría de los casos son de carácter ficticio, es decir que gran parte de esas deudas no existen.
Importantes personalidades ligadas al gobierno de Chávez, como el ex ministro Giordani denunció en el año 2013 la estafa por más 20.000 millones de dólares otorgados por el desaparecido SITME en el año 2012. Luego el Vicepresidente del área económica Rafael Ramírez habló de un desfalco similar, pero esta vez a CADIVI. Otras voces autorizadas afirman que el volumen de fuga de divisas al exterior por parte del sector privado (capitalista) de la economía, alcanza en los últimos diez años una cifra cercana a los 20.000 millones de dólares anuales. Cifra que coincide con los 190.000 millones de dólares depositados en el exterior por privados venezolanos, esto último según datos que se pueden constatar en el sitio web del Banco Central de Venezuela. Estos pocos funcionarios que se han atrevido a levantar la voz contra el desfalco a la nación han sido condenados a descalificaciones altisonantes por parte del propio Presidente Maduro y si gabinete de gobierno.
Al mismo tiempo, todos sabemos que este desfalco a la nación, estos grandes hechos de corrupción en la que están metidos hasta el cuello los sectores empresariales no pueden hacerse sin la complicidad de altos funcionarios del Estado.
Hasta la fecha no existen investigaciones de estos hechos ni listas serias con los nombres y filiación de los implicados. Estamos presenciando el desarrollo de un patrón mafioso de acumulación de capital por parte de la burguesía parasita venezolana y un sector de la alta burocracia corrupta, que juntos conforman una casta de privilegiados.
La situación política
La situación política en Venezuela es muy complicada en la actualidad. Una de las debilidades más grandes que enfrenta el gobierno de Maduro hoy es la pérdida de apoyo político por parte del pueblo chavista. Las medidas que toma el gobierno no benefician en nada a quienes son la base fundamental del proceso revolucionario: los que viven únicamente de su trabajo. Al no ir a fondo con políticas a favor de ese pueblo trabajador, o dicho en otras palabras, al estar pegado a una política distinta al Plan de la Patria, (como se le ha llamado al programa de Chávez para 2013-2019) no solo decrece la popularidad del gobierno, sino que corre el riesgo de entrar en una crisis de gobernabilidad. Y esto ocurre al ritmo de las vacilaciones y las indecisiones de las políticas del gobierno, que llevan a cederle a las presiones económicas del gran capital local e internacional.
Las cúpulas que han hecho pactos y alianzas basadas en los”negocios” y que han dejado groseros privilegios a altos funcionarios de gobierno y han fortalecido a un sector fuerte de la burguesía nacional y transnacional hoy juegan a una falsa polarización para evitar que se exprese lo que aguas abajo subyace que es un sector emergente de un fermento popular que nos empuja a actuar. Que proviene de lo más profundo del pueblo que vive de su trabajo. Es un sector que está en la búsqueda de un camino o de un rumbo que termine de una vez por todas con la vieja y podrida política del cogollo, los pactos entre cúpulas cínicas, las de la MUD y la burocracia electorera del PSUV y del propio Polo Patriótico, para quienes la “polarización” es un “negocio”, cúpulas que con sus privilegios repugnantes se alejan cada vez más del afecto, el cariño y la confianza de sus bases.
Es así como al parecer el gobierno pareciera estar muy cerca de la tentación autoritarista y pretenden callar y aplastar las voces que emergen desde las propias entrañas del proceso revolucionario, hemos sufrido retaliaciones y amenazas, recibimos injurias y calumnias. Pretenden meternos en juego de polemizar con maquinarias que sólo conocen de descalificación, de manipulación, de amedrentamiento y de amenazas.
Es decir que a la crisis económica y social se suma la degradación de los derechos y garantías ciudadanas: resoluciones del CNE que niega de facto la organización partidaria, el Tribunal Supremo de Justicia actúa a espaldas de derechos democráticos conquistados durante el proceso revolucionario.
Estamos ante el debilitamiento o pérdida de conquistas democráticas del proceso bolivariano, limitación de algunos derechos y eliminación de otros a nuestro pueblo.
Más allá de estas situaciones escritas grosso modo sectores como Marea Socialista le ha hecho de todas las formas posibles un llamado al Presidente Maduro para que escuche las voces del pueblo y que tome medidas de fondo, no efectistas, para solucionar los graves problemas que tenemos, que retome el rumbo del socialismo del siglo XXI para poder recuperar el entusiasmo, la esperanza y el ímpetu que hicieron posible enfrentar y derrotar todas las agresiones que sufrió nuestro Proceso Revolucionario.
Lo grave es que en nombre del socialismo se tomen medidas de corte capitalista clásico y se haga sufrir al pueblo penurias y necesidades. Corremos el riesgo que en el imaginario quede la convicción errada de que el socialismo es un fracaso, cuando en lugar de avanzar hacia medidas de transición al socialismo lo que se ha hecho es ceder a las presiones del Capital. Este pueblo bolivariano y rebelde parió a Chávez como líder, lo empujó para que avanzara hacia el pensamiento socialista, quedaron muchísimas y urgentes tareas pendientes, pero desandar el camino trazado y retroceder en las conquistas logradas por el pueblo bolivariano en lucha es por lo menos una traición grave a la humanidad.