La acción, temprano, muy temprano en la madrugada del lunes o martes, ya poco recuerdo, del 4 de febrero de 1992, estaba en marcha, era entonces necesario, imprescindible actuar. La superioridad del adversario presagiaba la derrota, sin embargo el propósito y fin de tal acción, en el contexto de la Venezuela cuarto republicana, subordinada…, un continente en decadencia, con la mayor desigualdad social…, de patio trasero, lo reclamaban. Era impostergable la acción, decidida y valiente, el momento para actuar contra los planes de sometimiento a las políticas neoliberales y colonialistas. Contra la hipocresía y falta de responsabilidad. Asumir la responsabilidad histórica del momento fue y será por siempre la mejor y más significativa victoria.
11 de Abril 2002, jueves, a decir de los medios propagandísticos, la multitud "civilizada" llenó las calles. Pedían, no, reclamaban a gritos, con improperios, rabia, mucha rabia, odio, la renuncia del presidente. ¡Reclamaban su cabeza!, más que la renuncia fueron "convencidos" y conducidos por los "lideres" opositores al derrocamiento del gobierno constitucional. Chávez, en calma, mucha calma y cordura, con tino y lectura precisa, muy precisa, consiente y en conocimiento del poderío imperial en macha, más allá de lo que nuestros nervios e historia podían recordar, esperó. Paciente, silencioso…, en nuestras mentes sólo pensábamos en tiempos cuarto republicanos donde la "ley y el orden" se imponían a fuerza de peinillazos, balas, persecución y muerte, ¡sin derechos constitucionales! En pocas horas, con la vigencia de la Constitución y el Estado de Derecho que ella garantiza, habíamos regresado al hilo constitucional perdido, pisoteado, derogado por quienes hoy ostentan el poder legislativo. ¡No deben ser sorprendentes sus acciones anti constitucionales!
De igual manera ocurrió durante los 63 días de paro y sabotaje a la industria petrolera, luego con el referéndum revocatorio. La Constitución Bolivariana, permitió tales "libertades" y siempre, siempre en su marco aparentemente adverso, la sapiencia y paciencia de Chávez, ante el triunfo del vil egoísmo, nos dio la esperanza, el triunfo revolucionario. En sus discursos, nos mostró que las mejores y más emblemáticas victorias de la Revolución Bolivariana estaban precedidas por el accionar anti bolivariano, anti patriótico, anti constitucional, pro imperialista y colonizador de la oposición venezolana y sus amos. "La mejor y más contundente defensa de la Revolución Bolivariana está en el contra ataque, bajo el imperio de la ley consagrada en la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela.
Las fuerzas contra revolucionarias, hoy, con aparente más poder que en otras oportunidades, están decididas, desesperadas por la reconquista del poder político perdido, por la violación y el desconocimiento, una vez más, del hilo constitucional. Para ellos la mejor y más fructífera victoria es y será siempre la violencia, violación de la constitución y del estado de derecho. El caos es sin duda su último y más relevante propósito. ¡No perdamos el paso!