Bolívar y Chávez

Bolívar no es una propaganda, un retrato, un ícono; más allá de un símbolo; Bolívar es el héroe incansable y perenne de la libertad social, que al frente de su ejército rebelde, liquida los últimos vestigios del feudalismo, y sus rezagos esclavistas, y se enfrenta al capitalismo que recién había triunfado en América.

"Los EEUU, parecen destinados a plagar la América de miserias en nombre de la Libertad".

Es la libertad social, la que Bolívar delinea en la carta de Jamaica, el 5 de agosto de 1815, la que destierra de su pensamiento la libertad individual, egoísta, burguesa, del proyecto moderno que se abalanzó por el mundo a conformar sus Estados nacionales capitalistas.

Dentro de esa Libertad social, Bolívar concibe una nueva ciudadanía, que en la Carta de Jamaica define como "Pequeño género humano"; "cambiadme todos mis títulos por el del buen ciudadano", rogaba al Congreso.

Consciente Bolívar de que esa libertad social había que construirla, rechazaba el título de Libertador; hablaba de emancipación, que se daría finalmente con la consolidación de la Independencia; lo alcanzó la muerte que le habían enviado sus enemigos, antes de culminarla.

La lucha de Bolívar, al frente de su ejército rebelde lograba la independencia frente al Imperio español. Pero todavía no se habían acallado los ruidos de la metralla en Ayacucho, cuando ya empezaba a imponérsenos otro yugo. Era necesario entonces comenzar a luchar por la independencia del Imperialismo yankee que se alzaba en el septentrión.

Los ciudadanos de la libertad social bolivariana, con su comandante a la cabeza, enfrentaron a la dependencia imperial española, y la vencieron políticamente, aunque la independencia económica estaba por hacerse.

Justamente en la lucha por consolidar nuestra independencia, ahora frente al imperialismo yankee, está Hugo Chávez, un gran continuador de la obra de Bolívar. El hombre del "delirio sobre el Chimborazo" estaba al frente de un ejército de ciudadanos de la libertad social aun no alcanzada, una condición de frontera, más allá del capitalismo, y más acá de una igualdad social, no configurada; el veguero de Sabaneta está al frente de una lucha por consolidar una independencia del imperialismo, que significa independencia del capitalismo; pero su ejército, no está tan definido política e ideológicamente, como las huestes que acompañaron a Bolívar, más allá de Ayacucho; y esa es la más grande de las debilidades, que nos condujo a la derrota, que ahorita nos sigue conduciendo al desastre.

Las multitudes que acompañaban a Chávez, aunque dentro de ellas había asalariados conscientes, eran las multitudes concebidas por Tony Negri, el ídolo de Barreto, y de los postmodernistas. Pero las multitudes no son un ejército, puesto que no hay dentro de ellas unidad de criterio para la acción que decide los combates y la continuanza. Las multitudes no tienen conciencia de clase, luego no tienen condición histórica, filosófica y política para enfrentarse al capitalismo, y derrotarlo.

Nuestra lucha de hoy continúa con la misma debilidad que derrotó a Chávez: la dirigencia del proceso revolucionario no reconoce la lucha de clases, no considera a la clase obrera el sujeto histórico de la construcción del socialismo, y por tanto está desarmada frente al poderoso enemigo imperialista.

El imperialismo, y sus lacayos, en Venezuela, y en el mundo, no podrán jamás, borrar la grandeza de Bolívar y de Chávez. Sus símbolos de liberación, están en el corazón de los pueblos.



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Eduardo Mármol


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