Después del 6, fedecámaras, los capitalistas, duermen tranquilos, la opción capitalista opositora salió fortalecida y lista para la batalla de la restauración, los millones de votos y el alto número de diputados le garantizan la victoria. Pero cuál no sería la sorpresa cuando el gobierno presenta batalla, no por el Socialismo, no blandiendo el Plan de la Patria, el pensamiento de Chávez, sino al contrario, peleando por ser él una opción en la restauración definitiva del capitalismo.
Aunque parezca paradójico, el gobierno después de la derrota inmensa del 6 se deslizó aún más para la derecha, para el capitalismo, y no es un asunto de investigar mucho, es suficiente ver el gabinete, nunca antes un representante (aplaudido y todo) de fedecámaras había entrado, recordemos que no se quería ni hablar con ellos; además, los ministros declaran, sin ningún rubor, de alianzas con los capitalistas, ruegan para que vengan las inversiones extranjeras capitalistas. A la "Faja del Orinoco Hugo Chávez" deberían cambiarle el nombre, allá los capitalistas ofenden al Comandante.
Es así, el gobierno busca subsistir deslizándose al capitalismo, sin embargo, en su interior persiste la contradicción con el populismo, la corriente "dakazo", la regaladora de taxis, se opone a la que quiere enseriar al capitalismo; fedecámaras y su ministro arremeten contra la Ley del Trabajo, piden suspender el control de cambio. La corriente "dakazo" responde con la agricultura urbana.
Los más sensatos en el gobierno se dan cuenta de la necesidad de rescatar el respeto de la masa, no obstante la contradicción no los deja accionar, se paralizan, se baten entre un populismo socialdemócrata que nos llevó al desastre del 6 y un capitalismo ramplón que sólo pueden aplicar en la superficie y lentamente.
La oposición, envalentonada en la asamblea, tiene su plan capitalista y lo aplicará sin ninguna vergüenza: en lo político, busca salir del gobierno en los próximos seis meses; en lo económico, proponen privatizar, subir la gasolina, acabar con la regaladera; en lo social, reprimir.
Los militares, sensibles a las afrentas al Comandante y a Bolívar, no terminan de evidenciar que entienden el fondo del problema en la entrega de la economía a los capitalistas, que si los capitalistas se instalan definitivamente de Chávez no quedará piedra sobre piedra, nada, que la única manera de desagraviar a Chávez, de protegerlo, es con el Socialismo. La gran masa se pierde en la anécdota de los cuadros y en las piruetas verbales de los tradicionales voceros, el circo sigue haciendo su trabajo.
Por ahora, la pelea es entre dos fracciones del capitalismo. Todo indica, no hay razones para pensar de otra forma, que ganará la que viene triunfante, la oposición. La única esperanza de los desposeídos es el resurgir del Chavismo auténtico, una rectificación hacia el Plan de la Patria que Chávez nos dejó de la misma manera que nos dejó al Presidente Maduro.
Olvidar al Plan de la Patria, olvidar al Socialismo es cavar la sepultura del gobierno del Presidente Maduro, no hay otra forma de salvarlo, no hay invento, no hay Einstein que valga.