Dicen en el 23 que algunas noches se oye en el Cuartel la llegada atropellada de carros pesados llevando contingentes militares, pitos, órdenes, saludos precipitados, pasos militares. Y cuando los colectivos se acercan al lugar sólo hay silencio; esperan un rato, inspeccionan y cuando vienen de retirada parecen oír, confundida con el ruido de las motos una voz que canta, triste, "Patria querida".
Algún viejo lobo de esos que muestran con orgullo las cicatrices de las batallas revolucionarias asegura haber oído, pasando una noche frente al Cuartel, completica la proclama de aquella madrugada de abril, y aclara que no se mete nada ilegal. Y no falta el que afirma haber sido curado de una terrible enfermedad al hacer una promesa de ir allí todos los 5 de Marzo.
Los dos párrafos anteriores provienen del libro "Los milagros del Comandante", que prepara un historiador al que le fue encomendada la tarea por leales chavistas. Sin dudas, este libro abrirá una fuerte polémica, habrá quien acepte los testimonios allí recogidos, que son muchos, la gente humilde le abrirá al Comandante un rinconcito en sus altares al lado del Negro Primero, Machera, El Libertador, lo llevarán en el corazón y le pedirán milagros. Los descreídos se burlarán, los materialistas desestimarán, son superstición, dirán.
En todo esto hay hechos firmes: el libro existe y pronto saldrá a la luz mucho antes de que salga el libro que ramonet prometió el año pasado. El pueblo humilde ya acogió al Comandante como un hombre justo y noble, digno miembro de lo Celestial.
El Chavismo es una fuerza que escapa a los acuerdos de los partidos, de los polos, de la entrega de su legado a los capitalistas; vive en el seno de los desposeídos, en el alma colectiva de los humildes. Es una fuerza que puede ser desencadenada por los herederos de Chávez, los que están y los que no están, los de adentro y los de afuera. Es suficiente que los humildes perciban en ellos la mirada del Comandante, su sinceridad, su capacidad para el perdón, para que la fuerza se mueva y vuelva a asombrar al mundo.
Es posible que eso suceda mañana, puede ser que pasen los cien años de que habla Neruda, pero es seguro que Chávez volverá encabezando a la fuerza chavista, que es la misma de Bolívar. Mientras tanto, los humildes seguirán reportando sus voces, sus milagros, es la masa que se va preparando para la llegada.
La derecha, la tradicional y la entreguista, le teme al regreso de Chávez. Unos sienten la culpa de Judas, lo vendieron por lo "productivo" que es el nombre moderno de los treinta denarios; los otros sufren la envidia del Sanedrín. Los más mediocres enfilan su odio contra los retratos, los más astutos construyen amancebamientos con la burguesía. Variadas son las formas de atacarlo: deforman su legado, falsifican su testamento, el Plan de la Patria; lo convierten en estatua que no pelea, inútil, no lo defienden del ataque de la derecha tradicional que le imputa la situación de hoy; se hacen los tontos, miran para otro lado, defenderlo sería negar lo que hoy hacen; persiguen a los históricos, todo lo que pase la raya de lo declarativo es condenado; Chávez castrado es lo permitido. El otro grupo lo ataca sin piedad.
Ahora van al Cuartel de la Montaña a asegurarse, como dice Alí, de que este allí, que no se ha ido a la calle a pelear contra fascistas y falsificadores.