"El presidente de la República, Nicolás Maduro, instaló el Consejo Nacional de la Economía Productiva, y anunció que el Estado venezolano priorizará nueve motores de cadenas económicas productivas, a fin de dinamizar el aparato productivo del país. Estos consejeros sesionarán de manera permanente en el Puesto de Comando Presidencial, diseñando sus lineamientos de acción y garantizando el cumplimiento de las líneas de trabajo desarrolladas en cada una de las mesas…"
El periodista Pedro Cuartilla andaba en Porlamar, entre calles con huecos y basura, cuando oyó este avance informativo de su emisora predilecta Mundial Margarita (92.9FM, 1020AM y www.radiomundial.com.ve), antes había oído un programa especial con el economista Arévalo Marín, donde explicaba los alcances del estado de emergencia económica decretado por el gobierno nacional, contra una guerra económica impulsada por factores internos y externos.
El reportero iba acompañado en su recorrido, por su amigo Pedro Cachamay, quien comentó al respecto: "Los viejos de mi pueblo, Cuartilla, decían que "nunca es tarde cuando la dicha es buena", "no hay mal que por bien no venga" o más vale tarde que nunca" y eso es precisamente lo que está planteado actualmente y precisamente en esa dirección va el gobierno y lo mejor es que está pidiendo la ayuda de todos, porque si todos somos venezolanos y queremos a la Patria, entonces, porqué no trabajar juntos, "cuando en la unión está la fuerza", y valga éste y los lugares comunes anteriores, pero eso es así".
- De peores situaciones hemos salido, dijo el periodista.
- Claro, amigo, pues las crisis traen imaginación, talento y esfuerzo. Ahí está el caso de Japón, donde los gringos con sus bombas atómicas mataron a más de 246 mil personas y prácticamente lo destruyen, y ¿quiénes son los japoneses hoy? Una potencia económica. Entonces ¿no vamos a salir nosotros de toda esta guerra, con tantas personas creativas y amor patrio, y con un montón de riquezas, que no la tienen los citados asiáticos? ¿Qué dices tú?
El periodista que iba sufriendo el caos del tráfico en Porlamar y observando la anarquía de los buhoneros en la calle, sólo dijo: "De acuerdo, amigo".
