Los últimos pasos del Gobierno, al entregar la dirección de la economía a los empresarios atrincherados en esa fedecámaras avergonzada que es la Comisión Económica, autorizan la alarma en las filas del Chavismo. No alerta sólo el descaro del gobierno por patrocinar el instrumento capitalista que acabaría con el Chavismo, con el Socialismo, sino la falta de respuesta entre los destacados chavistas que tienen programas, instrumentos de información, capacidad de llegar a la amplia masa, de los dirigentes del Partido. Nadie, a no ser los marginados de Aporrea, dijo nada, ni un murmullo, menos una opinión un poquito cuestionadora, el coro fue fatalmente unánime, una sola nota.
No hay dudas, la debacle del 6 de diciembre será un pequeño resfrío comparado con lo que vendrá, el impacto de la Comisión en el alma del Chavismo es una alerta, la gente está triste, desconcertada, no consigue respuesta, carece de líderes, no avizora el camino. Éstos son terrenos fértiles para cualquier atajo, para la confusión, las salidas grupales, individuales. Hay un peligroso vacío.
¿Cuál es el deber de los chavistas en esta situación horrible, cuando gran parte de la dirigencia chavista desechó el camino de las águilas que le legó Chávez y prefirió el de las moscas, que le dispensaba correr la hermosa y azarosa aventura de construir un mundo nuevo, inédito? La respuesta es una: romper la parsimonia de la disciplina castrante y reivindicar la lucha interna como instrumento de terapia política, de búsqueda del rumbo perdido, vital para rescatar de la agonía al Chavismo.
De esta manera, evitaremos la desbandada en nuestras filas, que los chavistas vayan a nutrir opciones tremendistas que al final son reaccionarias o que, en el mejor de los casos, se paralicen. La responsabilidad de los dirigentes está clara, deben ventilar sus posiciones en público, difundirlas en el Partido, en estas condiciones no le harán daño a nadie, ya el mayor descalabro se lo hizo el silencio. Es así, callar, pintar un mundo ficticio nos alejó de la masa, de nada valió evitar hablar de la crisis, la crisis llegó, nada adelantó ignorar las dificultades electorales evidenciadas en muchas señales.
Discutir, que se sepa la polémica que hay allá adentro de la dirigencia, nos moralizará a todos. Ahora, si en la cima del Partido todo es unanimidad, si lo que vemos afuera es la situación adentro, la masa chavista tiene el derecho de saberlo y formarse sus conclusiones.
Sólo un movimiento interno, chavista, socialista sin maquillaje podrá salvar al gobierno, obligarlo a dar el "Golpe de timón" hacia la izquierda; mostrar el descontento de la base y los dirigentes, y sólo este movimiento rescatará la pasión perdida.
Los dirigentes están en el deber de hablar, de agrupar a los chavistas hoy desconcertados No se trata de una fracción, sería torpe que fuera un movimiento en contra del Presidente Maduro, al contrario: se trata de mostrar la necesidad de recomponer el camino, de mostrar la posición revolucionaria, no dejarlo sólo a merced de los consejos de la derecha interna. Que la historia registre que hubo una corriente chavista, socialista, anticapitalista, antiimperialista, fiel a Plan de la Patria, que habló.