"Si te quedas sin agua, te quedas sin vida."
Dicho Uzbeko
En el acogedor pueblo del estado Mérida: La Mesa de los Indios, tuve una inesperada conversación, con un poblador de auténticas raíces indígenas; la piel, los ojos y el cabello es un fiel reflejo de las conocidas figuras de nuestros valientes nativos, que se enfrentaron a los primeros conquistadores. El ameno rato hablando con este amigo, entrado en años, fue una grata experiencia, para aprender a enfrentar las grandes arremetidas de la naturaleza, en una época del año: febrero, cuando todo es alegría, pero el sol, aprieta con tanta energía, que no encontramos un pedazo de tierra de nuestro hermoso país, donde no se noten los estragos del inclemente verano, y en muchos casos, con la ayuda de la mano destructora del hombre.
En el sitio, donde se encontraba trabajando, se puede observar la urgente necesidad de actuar con sabiduría, para tratar de preservar el vital líquido: el agua. En todas partes es tan necesario, como el aire que respiramos, pero razonar para el uso es indispensable, de lo contrario, no queda otra, sino el racionamiento para hacerle frente a los cambios climáticos sobre el planeta tierra. Por algo el conocido lingüista y activista estadounidense Noam Chomsky, en una entrevista publicada en un diario mexicano, nos alertó del espantoso panorama de seguir el calentamiento global.
La prioridad de cualquier humano, en estos momentos, es crear conciencia; parece fácil la tarea, pero no es así; ni siquiera sufriendo los fuertes embates de la naturaleza. La secretaria adjunta de las naciones unidas Elizabeth Dowdeswell, lo explica: "Una de las grandes contradicciones [de] la naturaleza humana [es] que únicamente valoramos las cosas una vez que se vuelven escasas. [...] Apreciamos el valor del agua cuando el pozo se ha secado. Y los pozos no sólo están secándose en las regiones tradicionales con tendencia a las sequías, sino también en zonas que no asociamos tradicionalmente con escaseces de agua."
En la fructífera conversación con el descendiente de los indios en la Mesa, población ubicada a diez kms de la ciudad de Ejido; este labriego me enseñó las secuelas del verano, donde hasta hace poco, nadie se imaginaba, que las hermosas serranías, tendrían otro aspecto; una verdadera señal del inevitable cambio, expresado por poetas y cantores en hermosas composiciones. Julio Numhauser, en su visionaria canción: TODO CAMBIA, magistralmente interpretada por la fallecida Mercedes Sosa, lo dice: "Cambia el clima con los años, cambia el pastor su rebaño". Esta gran verdad se siente y se palpa en cualquier parte. Las personas con algunos años encima, empiezan a ver con nostalgia y preocupación, como la falta de sentido común, nos lleva por un despeñadero a pesar de las campañas por abrirle el entendimiento a las nuevas generaciones, que no quieren ver la urgente necesidad de valorar el agua, como nuestros ojos.
Con toda razón, un hombre curtido por los años, quien no cambia su tierra por nada del mundo, cuando me escuchó decir ¡El sol está bravo!, me respondió con una sonrisa muy amigable, pero con cierto resentimiento: "Se dio cuenta del inclemente verano; me alegra escuchar esas palabras, porque la mayoría de los turistas, viene por estos lugares es a echar vaina. No les importa nada; botan los desperdicios en cualquier parte, contaminando el ambiente y eso contribuye a la escasez del agua, y donde no hay agua, todo se aleja, hasta los pájaros"
Esta expresión de una persona, quien regreso a su tierra para terminar de vivir su vejez de la manera más tranquila, me recordó un pensamiento del biólogo estadounidense Paul R. Ehrlich, cuando dice "La sobreexplotación de los acuíferos constituye una razón por la que nuestros colegas geólogos están convencidos de que la escasez de agua traerá el fin del crecimiento explosivo de la población humana. Hay sustitutos para el petróleo, no hay sustitutos para el agua dulce." ¡El agua es vida, no la malgaste!
