El vacío político que deja el PSUV es alarmante, su actividad política podemos reducirla a la aprobación de las medidas del gobierno, cualquiera que sean, repitiendo los lugares comunes que nada explican, usando como un comodín el difuso concepto de "guerra económica" que no termina de aclarar nada, que confunde al ser la única guerra conocida que no tiene enemigo, y a los supuestos enemigos los "atacan" con cañonazos de dólares.
En este vacío se siente la falta absoluta de la dirección del PSUV. No opinan, no informan, no existen. Algunos de sus miembros aparecen sólo en la inútil trifulca parlamentaria para luego partir un confeti o fumar un cigarro con los supuestos enemigos. El circo divierte, pero no es política.
¿Qué opina la dirección, como dirección, sobre las líneas generales de conducción del gobierno, más allá de los aplausos? ¿Está de acuerdo con la compañía petrolera militar, con ceder las acciones de las empresas mixtas, con la participación de los privados en la Faja, con entregar la minería, la dirección de la economía en manos de pérez abad y con el estímulo a los capitalistas? ¿Está de acuerdo que es necesario entregar la conciencia revolucionaria en aras de elevar las fuerzas productivas capitalistas? ¿Qué piensa de las colas, ha hecho un estudio más allá de las declaraciones improvisadas y destempladas, qué sobre la derrota, qué medidas se han tomado? ¿Quién discute, dónde se discuten estos puntos, quiénes toman las decisiones, cuándo las discute? La dirección del Partido es corresponsable de toda esta traición a la Revolución y al Socialismo.
La respuesta es el silencio, la descalificación y a veces la voz adulera de algún ministro asomado, de esos que salen a declarar de cualquier cosa, por supuesto, sin conocimiento y sin competencia.
El Partido hace falta, hace falta su dirección, se debe sobreponer a la idea de que criticar beneficia al enemigo y entender de una buena vez que lo que beneficia al enemigo es ocultar los errores que todo el mundo ve y siente, los trucos de estadística, el maquillaje, negar la realidad, eso es lo que perjudica a la Revolución. Y deben superar la costumbre de aprobar todo automáticamente, esa práctica dispensa el pensamiento, los argumentos, impide detectar errores, carencias. Los "aprobadores" suben como la espuma agarrados de las gónadas, pero hunden a la Revolución, al gobierno.
Sería bueno que la dirección se reuniera a puertas cerradas a estudiar, retórica aparte y desechando clichés, las líneas estratégicas que guían al gobierno: ¿la compensación material con abandono de la conciencia ha dado resultado?, ¿se debe seguir apoyando en lo material o en el espíritu? La conciencia es la que nos puede salvar, debe estudiar la situación del país, los errores cometidos, reconocerlos, corregirlos, conocer los movimientos de la oposición, estudiar la pérdida de soberanía entregada al capital internacional. Estudiar cómo fortalecer al Partido, hacerlo referencia, criticar los planes de formación. Revisar la coherencia, si seguimos al Plan de la Patria tal como se pregona, o cambiamos a otro modelo tal como se practica. Esa reunión debe ser de absoluta libertad, nadie debe ser condenado por lo que diga, no es un ejercicio de adulancia, ya eso demostró que no resuelve nada; que la crítica no sea condenada, que nadie salga marcado, se debe valer todo, hablen, vomiten, que todo salga, una discusión rica. Después difúndanse las conclusiones, aplíquense y, entonces, veremos de qué pasta está hecha esta Revolución.
Difícil que se oiga la propuesta, lo más seguro es que salga alguien a atacar, o se haga una parodia que guarde las apariencias... lástima, se perdería así una de las últimas oportunidades, nos acercaremos más al abismo.