El ejercicio del poder da licencia para la improvisación, después se verá la manera de solventar lo que salga mal, el poder suministra los recursos para cubrir las fallas. Un cuanto de improvisación es permitido y hasta saludable, la audacia a veces impulsa el carro de la historia. Pero cuando la improvisación, sobre todo teórica, se hace norma y el rigor desaparece, ese gobierno tiene problemas graves.
El gobierno socialdemócrata, sin dudas, ha abusado de la improvisación teórica; toma una medida y después salen los voceros a justificarla, allí comienza el enredo, se va tejiendo una doctrina que no tiene pies ni cabeza.
Un ejemplo, se dijo: hay que llamar a la burguesía para elevar las fuerzas productivas, es necesario crear riqueza. Los voceros construyeron una teoría: la burguesía no es mala, los privados son indispensables, hay que darles los dólares. Esa teoría, ese halago, chocó con el argumento de que las dificultades se debían a la guerra económica, impedía precisar quién era el enemigo. Como los capitalistas criollos estaban en el gobierno, entonces se contestó que era el capitalismo internacional, que se trataba de una conspiración internacional, pero esa justificación choca con la entrega de la Faja a las transnacionales y la grosera reivindicación de la compañía de oro canadiense. Así, el gobierno va tejiendo una tela de araña que lo envuelve.
Otro ejemplo es la evasión de la lucha de clases sustituyéndola por el difuso concepto "pueblo", que funciona adecuándose a las diferentes situaciones; el "pueblo" puede ser desde una persona que habla a nombre del "pueblo", dice lo que ese ente difuso quiere y no quiere, hasta una manifestación muy grande. De esta manera el concepto "pueblo" es difícil de asir, no explica nada, es un argumento inoperativo, sólo sirve para la retórica. Tres millones de votos dicen que no son "pueblo", pero un puñado en cualquier esquina puede ser "pueblo".
Es muy cómodo para la burguesía el concepto "pueblo", evita asumir la lucha de clases sociales, por lo tanto de la explotación; elude hablar de gobierno de clase, por lo tanto de toma del poder por los desposeídos; ahorra identificar a los sistemas, por lo tanto al Socialismo y al capitalismo. En resumen, impide que los desposeídos, los preteridos hagan consciente la dominación a que están sometidos, la forma de liberarse, los narcotizan sometidos a la miseria espiritual y material que consideran natural. Es así, el concepto "pueblo" es reaccionario, que puede ser un recurso retórico, literario, pero no puede sustituir el concepto de clase, de lucha de clases.
En esta tela de araña de confusión teórica el gobierno queda atrapado, pierde apoyo, se debilita, y para salir de la miasma que él mismo construyó sólo le queda mentir y agarrarse de los capitalistas, es así que surge el extraño Socialismo macarrónico, con el absurdo de una dirección burguesa, la hegemonía capitalista en las relaciones sociales, el prestigio de la propiedad privada; se entrega la Patria, se vende como una res en la carnicería, y se dice que eso es Socialismo.
Es importante que quede claro, para nosotros y las generaciones futuras, que este macarrón no tiene nada que ver con Socialismo, es su contrario.