Todas las señales evidencian el choque de dos poderes: uno, el de la mayoría opositora en la asamblea; el otro, la bancada Chavista. Son dos bloques que se disputan la conducción de la sociedad, y que se diferencian por la forma capitalista que proponen, coincidiendo en el fondo: mantienen la propiedad egoísta de los medios de producción y estimulan la conciencia egoísta. La corriente socialista, Chavista, queda envuelta, neutralizada por el bloque oficial.
El resultado del enfrentamiento de estos dos bloques no sólo definirá la forma de capitalismo, sino el destino de la opción socialista, su liquidación o su lanzamiento a nuevas etapas.
Si la corriente socialista Chavista no se presenta en el combate, si continúa amarrada a la derecha interna, la Revolución retrocederá a antes del 4 de Febrero, a la democracia burguesa en cualquiera de sus versiones; en este caso, el populismo clientelar o la meritocracia represiva. Dejemos hasta aquí a estos dos bloques capitalistas, en otra oportunidad los trataremos, dediquémonos a estudiar la acción de la corriente Chavista.
Es notorio que el escenario político principal es la asamblea, allí se manifestó con crudeza el fracaso de la política del bloque oficial, esto le permitió a la oposición construir una trinchera desde donde avanzar hacia el poder. Es alrededor de la asamblea donde se desarrolla la primera confrontación política, y es allí donde debe comenzar la recuperación de la opción socialista Chavista.
Debe estimularse, liberarse (eso sería sano) la lucha ideológica en el interior de la bancada oficial, no es evidente pero se percibe su existencia reflejo directo de los choques ideológicos dentro de todo el abanico Chavista. El ejemplo de la lucha ideológica dentro de la bancada abrirá las puertas a todo el resto del universo Chavista, eso fortalecerá antes que debilitar. Entonces, ¿cuál debe ser la proposición de los socialistas en la bancada? Veamos.
Es necesario que la bancada oficial ¡sin abandonar a la asamblea!, y esto es importante, adquiera personalidad territorial, espiritual, política fuera de ella, que se transforme en el polo de poder capaz de enfrentar a la bancada capitalista en cualquier campo, y se constituya referencia para las futuras batallas que se asoman cruentas. Que mantenga viva la llama del Chavismo auténtico, socialista, humanista, antiimperialista, anticapitalista. Que su horizonte político sea el Socialismo, lo defienda, y no sea la simple permanencia en el poder.
La bancada debe reunirse en la asamblea, pero debe tener su propio territorio, un edificio, un lugar, quizá allí enfrente de la Plaza Bolívar, en la sede del gobierno municipal, donde nació la libertad de la Gran Colombia. En paralelo, la bancada se zafa del juego de la democracia burguesa, tiene lugar y tiempo para preparar la recomposición de las fuerzas socialistas, para preparar acciones de defensa y de resistencia a la embestida capitalista venga de cualquiera de los dos lados.
El deslinde será histórico, con él comenzará a reconstruirse la opción socialista. De no hacerlo, si los socialistas se quedan castrados, sometidos a una disciplina boba, a una lealtad torcida que abandona el núcleo del pensamiento revolucionario Chavista, en ese caso pasaremos a la historia como una frustración, como los que no pudimos, no tuvimos el coraje para seguir los mandamientos de Chávez.