Catorce años han trascurrido del fatídico, inolvidable e imperdonable, 11 de Abril de 2002, día en el que la historia universal, debe y tiene obligatoriamente que recoger cómo los medios de comunicación, planificaron y ejecutaron un golpe a la Constitución, al Pueblo, en la República Bolivariana de Venezuela. Ellos los medios y sus dueños emplearon todo el poder a su alcance para destruir la institucionalidad republicana, democrática…, y ponerla al servicio y subordinación de sus intereses y de gobiernos extranjeros.
Entonces, con la férrea voluntad del pueblo olvidado, hecho hombre, mujer, niño, niña, ciudadano, soldado, venezolano, fue posible su derrota y la restitución del hilo constitucional, democrático, soberano, independentista. La lección de entonces, contra las ambiciones de neo colonialistas tiranuelos, desencadenó la reconstitución y surgimiento de una Patria Grande Latinoamericana viva, floreciente, de participación ciudadana. Volvió la esperanza por años o siglos sojuzgada en la extensa noche neoliberal. ¡Un cambio de época llegó a nuestro continente!.
Sin embargo, hoy, 14 años después, la lección parece no haber sido suficiente; como "buenos estrategas" las nefastas fuerzas en aparente retirada, sostuvieron sus planes en el tiempo, por aquí por allá, más allá, una escaramuza hoy otra mañana, primero aquí después allá, distracción por aquí, distracción por allá, durante catorce años, mientras se reagrupaban en la sombra imperial, hacían imposible, en una operación de continuo desgaste, la gobernanza progresista, libertaria, soberana.
Hoy reagrupados a lo largo y ancho del continente, fortalecidas sus fuerzas y esperanzas, vienen con la firme convicción que es su momento histórico de tomar el poder por asalto. ¡No importa si es triunfante o son derrotados! La consigna que los une es destruir, devastar, arrasar…, ya lo hicieron en África, Medio Oriente y colocaron en jaque a Europa, esa del buen vivir y de políticas sociales admirables, al fin de cuentas ellos sólo quieren poder para satisfacer apetencias personales no colectivas en beneficio de las grandes mayorías, de la sociedad.
La lucha de hoy es a muerte, ya no contra Venezuela, es contra todo un continente y va siendo tiempo de plantarse y parar tal locura. Si la lección de ayer, 14 años antes, no fue suficiente, por nuestro don de gente, hoy irremediablemente debe ser contundente, fulminante. Con el látigo de la justicia y la paz, como Jesús en el templo profano.
¡No demos ni un tantito así a quienes insisten en quitarnos los sueños de naciones unidas por la paz, la solidaridad, el amor…, en busca de mejores y sustentables condiciones de vida!
NO A LA LEY DE AMNISTIA Y AUTO PERDON