Que los monetaristas de la derecha vernácula esgriman que la causa de nuestra alta inflación es el aumento de la base monetaria, no es algo extraño. ¡Ésa es su naturaleza! Pero que algunos camaradas se unan a este coro, es preocupante. Se trata de aquel marxismo que también se mofa de la guerra económica y sostiene que todo es un "invento" del chavismo para tumbarse a sí mismo, como si fuese una fábula que al gobierno de la Unidad Popular en Chile, a principios del decenio de 1970, le aplicaron ídem medicina y ésta brindó resultados satisfactorios a la oligarquía austral. Negar la guerra económica es hacer el juego al enemigo.
La base monetaria (BM) es el dinero puesto en circulación por el máximo ente emisor de un país, que en nuestro territorio es el Banco Central de Venezuela. Ella incluye monedas y billetes en poder de las personas, los depósitos totales de los bancos comerciales y su efectivo en bóvedas. En los últimos años, el aumento de la BM ha sido promovido por varios factores, entre ellos, los reiterados ajustes al salario mínimo y el pago de obligaciones del Estado con los trabajadores, como las prestaciones sociales y demás beneficios contractuales. Otra razón para el incremento de la BM son las distintas misiones sociales de la Revolución, las cuales benefician a un espectro enorme de la población. Ahora bien, desde 2013 la BM ha tenido que cubrir el alza sostenida de importes de bienes y servicios debido a un elemento distorsionador en nuestra economía: el dólar paralelo. Este marcador falaz utiliza las transacciones bolívar-peso en la frontera, con el propósito de establecer una tasa de cambio para la "estafa esmeralda". A partir de allí, empresarios y comerciantes inescrupulosos usan como peana la página de Dólar "Narco" Today para colocar los precios de las mercancías que venden en el ámbito nacional. A través de una fórmula enrevesada e inverosímil, los patrocinadores de la "lechuga ilegal" pretenden hacernos creer que la cotización de ellos es la "verdadera" y, no en balde, hasta algunos marxistas degluten el bulo electrónico.
La BM ha buscado adaptarse al desbarajuste provocado por el engendro cibernético de Cúcuta: si se elevan los importes, la BM debe crecer con el fin de que haya suficiente circulante y así mantener en funcionamiento la economía. Si la BM tuviera una retracción en contextos como el actual, habría un desequilibrio grave que nos empujaría al colapso. Ya en 1988 y 1989, tuvimos una severa escasez de dinero en efectivo cuando desaparecieron las monedas de níquel y el BCV mandó a imprimir los famosos "tinoquitos", que parecían billetes de monopolio. El nivel de inflación en 1989 fue de 80% y la BM, como hemos reseñado, estuvo en mínimos históricos por el contrabando de extracción de las piezas metálicas y la contracción monetaria propiciada por un alza significativa de la tasa de interés. La estratagema de "tres patas" detectada en la frontera en el marco de la guerra económica, guarda similitudes con lo ocurrido entre 1988 y 1989: un primer billete de Bs. 100 se destina a procurar bienes en Venezuela; el segundo billete se envía a Bogotá, donde se adquieren más pesos por bolívar; y el tercer billete se saca de circulación y se queda en Colombia. Como aconteció con las monedas de níquel, el último billete que guardan al otro lado de la frontera desata una carestía de efectivo y afecta el normal desenvolvimiento de nuestra economía. La motivación detrás del níquel era crematística: fundir las piezas y negociar el metal a precios internacionales. La razón detrás del tercer billete de Bs. 100 es desestabilizadora, política. Es tan o más grave que la dinámica de las otras dos "patas" de la operación.
Como hemos descrito, una considerable porción de la oferta de dinero (BM) del BCV se estaría apilando en Colombia, por ende, habría que emprender una minuciosa investigación al respecto. Lo verídico es que la BM no se dispara por capricho del BCV, sino –entre otras variables- por un escenario dantesco de sabotaje contra nuestro signo monetario. Desde 1983, la inflación ha sido un dolor de cabeza para los venezolanos y ésta hizo añicos el antiguo bolívar. En períodos de menguada oferta de dinero como 1989, 1996 y 2002, por ejemplo, los índices del costo de la vida alcanzaron guarismos de 80, 103 y 31,2% respectivamente. En 2005, la base monetaria fue de 23.083 millones de bolívares (*) y ésta había aumentado 117,1% desde 2001, mas ¡oh sorpresa!, la inflación en 2005 fue de apenas 14,4%. Como podemos apreciar, las pruebas contundentes aplastan el "mantra" de monetaristas -y algunos marxistas- de que la oferta de dinero incide en la propulsión exorbitante de los importes. ¡Pura paja!
Otro elemento por considerar en la BM es el desgaste de los billetes, cuya vida útil cada vez es menor. Ésta oscila entre 10 y 34 meses, de acuerdo con su denominación, aunque al acelerarse la velocidad en la que estos cambian de manos –producto de la guerra económica- los folios tendrían un promedio de "vigencia" de medio año. Verbigracia, un billete de Bs. 100 duraba mucho más en 2010 que ahora. Algunos marxistas se "horrorizan" porque el 77% del papel moneda emitido por el BCV, en la actualidad, corresponda a piezas de Bs. 100. ¿Por qué tanta alharaca por ello? Si el proceso de inflación postiza es tan rápido, es sensato que el BCV redoble la impresión de los rectángulos de mayor valor por razones de practicidad: es más cómodo desenvolverse con billetes de Bs. 100 que con piezas de Bs. 2. Lógico, ¿no? Como señalamos más arriba, una avasallante proporción de esa BM alcanza, a duras penas, el ecuador de 365 días. Emplazar el bramido en el firmamento por la deuda del BCV con la compañía británica De La Rue, es una variante de las cualidades histriónicas de aquel marxismo catastrofista; el BCV ha tenido que echar mano de empresas extranjeras especializadas en el ramo y estar a la altura de la demanda interna. Igual aconteció en 2008, durante el proceso de reconversión. ¿Cuál es la novedad en eso? ¿Será la institución de Altagracia el único banco central del orbe que tiene compromisos con proveedores foráneos? Give me a break!
Otro sofisma de ciertos marxistas está relacionado con la M2, a pesar de que ésta no es responsabilidad del BCV sino de la banca pública y privada. La M2, que es la liquidez monetaria, es un dinero secundario que se deriva de la BM y pivota sobre los créditos concedidos y la adquisición de emisiones de obligaciones –por parte de los bancos- en las esferas pública y privada. En Venezuela, los bancos crean dinero 2,75 veces por encima de la base monetaria (BM). El sistema de reserva fraccionaria permite a las instituciones financieras, en todo el planeta, mantener un pequeño porcentaje de depósitos como respaldo en sus bóvedas y multiplicar, a través de mecanismos como los préstamos, el circulante. Por ejemplo, en el período enero-septiembre de 2014, la M2 subió Bs. 342 millardos y los créditos bancarios Bs. 392 millardos, por lo tanto, la M2 no se acrecienta por la BM sino por los créditos otorgados al público (**). ¿Quiénes son los responsables de la M2? Los bancos comerciales. ¿Quiénes son mayoría en el sector? La banca privada (local y extranjera) controla el 68,9% del mercado nacional, contra un 31,91% de la estatal. C’est-á-dire, el sector privado es el principal "motor" de la M2 por ser dominante. ¿Por qué algunos camaradas marxistas escamotean esa información? ¿Qué ocultan? ¿Cuál es el encono hacia el BCV?
LA INFLACIÓN EN VENEZUELA Y LA GUERRA ECONÓMICA
La inflación en nuestro país es un fenómeno complejo que va de la mano con la especulación de empresarios y comerciantes criollos. Desde 1983, esta clase parasitaria se ha dotado de un funesto catálogo de pretextos para ampliar sus grotescos márgenes de ganancia y, en éste, el centro de gravedad constante es la manipulación psicológica con respecto al dólar estadounidense. La sempiterna excusa –con o sin control de divisas- es que como la "lechuga" le sale muy cara, debe vender a muy alto precio y, sin embargo, "no gana casi nada". Estos "paladines" son una versión occidental de la Madre Teresa de Calcuta, ¿no? En realidad, el negocio de ser empresario o comerciante en Venezuela es que se puede comprar muy barato en el exterior y vender muy caro en el país. Para muestra un botón: una caja de cápsulas para monedas cuesta 120 pesos en México (***), lo que serían casi dos días de salario mínimo allá. En Venezuela, ídem recipiente con una decena de estuches está en Bs. 10 mil (20 jornadas de salario). ¿Cómo dilucidamos que un venezolano deba trajinar 18 días más que un mexicano para amortizar un artículo de similares características, siendo el PIB per cápita del enclave mesoamericano más bajo que el nuestro? El diferencial entre el importe de la caja de cápsulas en México y su valor en Venezuela, es mayor a 900%, basándonos en jornadas de sueldo básico. Si estos insumos se obtienen al por mayor –o sea, a menor precio- y con dólares preferenciales, ¿por qué tan abismal brecha de dígitos? Para nadie es un secreto que tales cajas –como muchas otras mercancías- fueron traídas en abundancia hace tres o cuatro años, con cotizaciones a Bs. 4,30 y a Bs. 6,30. Es mentira que se deban utilizar "lechugas ilegales" en su importación, pero éste es el embuste repetido a los cuatro vientos por los delincuentes de cuello blanco, junto con la cantaleta quejumbrosa de que "el Gobierno no les da divisas". ¡Vamos a llorar!
La brecha entre la estimación oficial del dólar (Bs. 10) y "Narco" Today, es de 5.000%. Algo sin precedentes en nuestra historia, si tomamos en cuenta que en otras épocas de brutal inflación en el país, el contraste entre ambos marcadores no alcanzaba el 100%. En 1996, cuando se registró una inflación de 103%, el dólar oficial estaba en Bs. 289,25 y el paralelo en Bs. 400. Algunos marxistas sostienen que es imposible que una página de internet ponga en jaque la economía de un país, o que empresarios-comerciantes acoplen importes especulativos en detrimento de la clase trabajadora. Primero, acá todos conocemos que empresarios y comerciantes consultan el portal de Dólar "Narco" Today para determinar precios, no es al revés. Segundo, si es público y notorio que los capitalistas locales han aplicado métodos como la "cartelización" con el fin de afectar a competidores, ¿qué les impediría hacer lo mismo contra la Revolución Bolivariana? Encore une fois, la demoledora explicación a lo pretérito es un desmedido afán de lucro en sinergia con una agenda sediciosa manifiesta. Ni la BM ni la M2 tienen algo que ver con la inflación inducida en Venezuela; por el contrario, márgenes de codicia de 500, 1.000 y hasta 10.000%, sí distorsionan los precios hasta el delirio. ¿Por qué algunos camaradas se hacen la vista gorda con eso? ¡Lo ignoramos!
Desde luego, la agresión del capitalista hacia el proletariado empieza con la plusvalía, aquel valor que el obrero genera más allá de su fuerza de trabajo y que el patrono se roba, no obstante, la guerra económica (acaparamiento y especulación) no se queda atrás en aberración y es una símil afrenta contra las masas y sus derechos más elementales. En cuanto a los "bachaqueros", está más que probada su articulación en redes a escala nacional y su financiamiento por parte de la derecha, del paramilitarismo neogranadino. Espetar que un "bachaquero" es agente de la CIA, es una exageración malintencionada que pretende la trivialización del tema: quizás éste ni tenga idea de para quién trabaja, aunque es seguro que los más connotados jefes de esta mafia binacional sí sean peones del Departamento de Estado. Recordemos que las estructuras de estas organizaciones delictivas son piramidales y los que están en la base ni conocen a los de la cúspide.
EL "BOOGIE MAN" DEL DINERO INORGÁNICO, EL ACAPARAMIENTO CRIMINAL Y LAS PROPUESTAS PARA REDUCIR LA INFLACIÓN
Durante la vigencia del patrón oro, el dinero inorgánico era aquel componente de la oferta monetaria que no estaba respaldado por los lingotes áureos del banco central respectivo (****). Verbigracia, si el "ratio" era de 10 billetes por cada lingote y se imprimían 19, en vez de una decena por cada barra gualda, los nueve restantes eran espurios o inorgánicos. Después de 1971, cuando Estados Unidos desconoció los acuerdos de Bretton Woods, la definición de dinero inorgánico cambió y se ha tomado como referencia, para la BM, la cuantía de dólares –y otras divisas- de las reservas internacionales de la nación correspondiente. En función de esto, los tecnócratas han lanzando la perorata de la supuesta masa monetaria "tóxica" para atacar a los gobiernos que favorecen la inversión social. Una especie de chantaje de la burguesía transnacional que persigue dañar la reputación de líderes "díscolos", sobre todo en América Latina, que se han separado de la línea del Consenso de Washington. Pese a que, como hemos demostrado con anterioridad, la oferta de dinero no incide de manera determinante en la inflación y desde Weimar hasta Zimbabwe se ha corroborado que este último fenómeno -en general- es un asunto de confianza en la moneda, los economistas apologistas persisten en su obcecación por una simple cuestión "goebbeliana": una mentira reiterada hasta el hastío se convierte en verdad. Las obscenas cotas de inflación en Venezuela se deben a una guerra económica, centrada en la desacreditación de nuestro signo monetario, que es apuntalada por el recoveco cibernético Dólar "Narco" Today. El ciudadano al perder la fe en el bolívar, busca deshacerse rápido de éste comprando activos (inmuebles, automóviles, electrodomésticos o dólares estadounidenses), ya que "percibe" su progresivo deterioro de poder adquisitivo (gracias al trabajo sucio del sitio digital de marras). Ello fomenta un círculo vicioso: el que desea esos activos necesita remontar el importe de estos (como las pujas en una subasta) y "estimular" la venta en quienes ya los posean. Es una espiral perenne y el cielo es el límite.
Si en el orbe hay un culpable de emitir dinero inorgánico, ése es la Reserva Federal: desde 2008, el banco central yanqui ha empujado la oferta de "Benjamines" más de 300% hasta 3.2 billones de dólares. Sin embargo, la inflación real en EEUU no es mayor a 20% anual. El nivel de deuda sobre PIB es de 103% y la deuda federal es de 18.5 billones; empero, algunas fuentes sostienen que ésta sobrepasa los 200 billones. En Venezuela, el nivel de deuda sobre PIB es de 27%. Nuestro oro monetario, unas 367 toneladas, equivale a más del 70% de las reservas internacionales. Washington proclama ostentar unas siete mil toneladas áureas entre Fort Knox y West Point, lo que serían unos 300 mil millones de "verdes" para soportar un adeudo de 18.5 (60 veces superior) ó 200 billones (600 veces superior), según la cifra que se arrogue como concluyente. En contraste, Venezuela dispone de 11 mil millones de dólares con los 367 mil kilogramos del BCV y más de cuatro mil toneladas del rey de los metales en yacimientos (180 mil millones de rectángulos glaucos). O sea, sólo con oro avalamos casi 200 mil millones de dólares de nuestra economía y nos ubicamos 30% por encima de nuestras obligaciones totales (138 mil millones), sin contabilizar los 300 mil millones de barriles de petróleo en el subsuelo. Es una galáctica sandez platicar de dinero "inorgánico" en Venezuela: cada pieza de la base monetaria (BM) está sustentada en nuestras riquezas minerales y de hidrocarburos. Además, nuestra principal industria, PDVSA, es la quinta a escala global. ¡No es poca cosa! En oposición, Washington sí está metido en camisa de once varas: su "mono" rebasa los 300 mil millones en lingotes áureos de la Fed, los cuales no han sido auditados desde la década de 1950. Ni siquiera el PIB anual de EEUU (16.5 billones) logra abarcar el guarismo más conservador de los pasivos federales de 18.5 billones. Allí sí pudiésemos disertar acerca de dinero inorgánico: la apabullante cascada de "verdes" en circulación no tendría asidero en la economía real o los recursos naturales del Tío Sam. La interrogante de rigor sería: ¿por qué si Venezuela está en mejores condiciones que EEUU, sólo se habla de un inevitable "default" de Caracas y el bolívar no deja de "depreciarse" frente al billete verde? C’est trés simple! Washington dispone de todos los medios financieros y comunicacionales para convencer a millones de personas en el planeta, de que sigue siendo "la tapa del frasco" y de que el dólar es "indestructible". En ídem dirección, EEUU enfila el conjunto de su artillería en Wall Street y las corporaciones de comunicación, con el propósito de menoscabar la credibilidad de aquellas naciones consideradas un peligro por los halcones del Distrito de Columbia. Ello encuadra sus economías y sus monedas. Verbigracia, si un buen día los papelitos de la Reserva Federal fuesen despojados de su privilegio como tótem dinerario de reserva universal, en EEUU se desataría un proceso inflacionario de dimensiones apocalípticas puesto que la gente no confiaría más en el "greenback". El patrón oro entraría en escena y los 300 mil millones de "verdes" en lingotes áureos de Washington, serían un grano de arena en una inmensa playa de obligaciones. Señores, el dinero fiduciario se erige en la fe y se diluye cuando ésta se difumina. ¡Punto!
Por otro lado, el acaparamiento es el complemento inequívoco de la guerra económica que coadyuva a un escenario de encumbramiento atroz del costo de la vida. La escasez conlleva al incremento de importes, de acuerdo con el axioma capitalista de la oferta y la demanda. Cuando la producción de un artículo disminuye, merma su presencia en el mercado y por ende su precio se dispara, no obstante, la carestía también puede ser provocada a través del acopio o acumulación de las existencias. En Venezuela es de dominio público que varias empresas descienden adrede los niveles de manufactura y así desatan la exigüidad de productos. Igualmente, son incontables los decomisos de profusas mercancías en los almacenes de innumerables establecimientos comerciales. La escasez programada y la pérdida de confianza en el bolívar, ésta última ocasionada por el "bullying" de Dólar Today, son los ingredientes primordiales de la agresión imperialista a nuestras coordenadas.
Nuestras propuestas para abatir la inflación pasan por: a) arrebatar a la oligarquía el control de las importaciones; b) desligar el bolívar del dólar estadounidense y tomar como cimientos de éste el petróleo, el oro; c) firmar acuerdos con países aliados para que nuestra moneda sea aceptada en transacciones con dichos territorios; c) establecer redes populares de distribución de alimentos y otros artículos, puerta a puerta; d) incentivar la producción en los rubros de comestibles, vestimentas y otros enseres, en las comunidades; y e) conformar comités vecinales de boicot contra empresarios y comerciantes usureros.
En definitiva, ni la base monetaria ni la liquidez son la causa de la delirante inflación en nuestra nación y el BCV no es el cíclope con lentes de Google que nos guía al despeñadero. La atroz especulación de los capitalistas criollos es el cáncer que carcome los ingresos salariales de la masa proletaria y la única vía para su extinción es la contundente acción popular.
P.D. Es conveniente aclarar algunos puntos: 1) A partir de 1983, empresarios y comerciantes atisbaron un nicho muy lucrativo en el cambio paralelo. El binomio inflación-devaluación era más rentable que la producción de bienes y servicios en el país. Adquirir dólares del Estado, instaurar un mercado negro alcista, forzar una devaluación oficial y multiplicar la cantidad de bolívares por cada "verde", resultó ser el negocio del siglo. Hoy en día, ídem gremio –con la asesoría de Washington- ambiciona derrocar a Nicolás Maduro con una dosis extrema y más sofisticada del mismo "medicamento"; 2) En ningún lugar del planeta la M2 está amparada por el Estado. Una prueba fehaciente es cuando un banco comercial quiebra: se garantizan los depósitos de los ahorristas hasta un límite y todo lo demás se cancela de acuerdo con los activos disponibles de la entidad afectada. Sin embargo, el Estado no es responsable por otras deudas u obligaciones contraídas por la institución en bancarrota; 3) Muchos arguyen que el Gobierno Bolivariano debería bloquear el acceso a Dólar "Narco" Today y el asunto se resolvería "en un abrir y cerrar de ojos". Consultamos al experto informático Luigino Bracci Roa y éste nos comentó que si ello se pudiese concretar, nada impediría a los terroristas cibernéticos de marras continuar difundiendo sus patrañas por medio de Twitter, Facebook y otras plataformas; 4) Algunos camaradas marxistas deberían revisar más sus ensayos antes de publicarlos. Apostamos a que eso de "va a hacer superada" debe ser "va a ser superada", ¿verdad? Más cuidado para la próxima.
(*) Informe Económico 2005. Banco Central de Venezuela, p. 18: http://www.bcv.org.ve/Upload/Publicaciones/Infoeco2005.pdf
(**) El Mito de la Maquinita. José Gregorio Piña y Luis Salas. Cuadro 1, p. 61: http://www.editorialwillianlara.org.ve/libros/elmitodelamaquinita/El-Mito-de-la-Maquinita.pdf
(***) Las cápsulas son pastillas transparentes de plástico con las que se protegen las monedas. Los numismáticos las usamos para evitar que las piezas de colección se rayen o se toquen directamente con los dedos. En este artículo hicimos un contraste de importes entre México y Venezuela: http://www.aporrea.org/actualidad/a211619.html
(****) Durante la Guerra de Vietnam, EEUU emitió más dólares de los que podían ser respaldados por sus barras áureas y así lidiar con el déficit fiscal ocasionado por esta conflagración en el sureste asiático. Muchos gobiernos extranjeros cayeron en cuenta de esta anomalía y empezaron a exigir oro por sus dólares, lo cual condujo a una sangría sostenida en las reservas yanquis de este metal. En 1971, el presidente Richard Nixon abandonó la convertibilidad del billete verde por lingotes y nació el "Planeta Ponzi" que conocemos hoy.