No es desconocida la voluntad represiva del capitalismo, Marx sentenció: el capitalismo se instala "chorreando sangre y lodo, por todos los poros, desde la cabeza hasta los pies". Y ya sabemos que el capitalismo resuelve sus dificultades con represión, las guerras mundiales lo atestiguan, la bomba atómica sobre la población civil del Japón ya extenuado nos ilustra la crueldad del capitalismo, sólo se compara con su hambre de lucro. Siempre que peligra su hegemonía, apela a sangrientas dictaduras, así fue en el Cono Sur, igual hizo luego del gobierno de Allende.
En Venezuela sentimos la garra del capitalismo, Chávez fue asesinado, ahora hasta el Presidente lo reconoce públicamente, aunque su muerte no es notitia criminis para la Fiscalía, pero esto es motivo de otro texto. Decíamos que el Comandante fue asesinado porque significaba un peligro para el capitalismo, y luego de su muerte el capitalismo sigue tratando de estabilizar su hegemonía y de condenar al horror el recuerdo del Comandante.
Los legatarios han cometido graves errores, el primero de ellos fue pulverizar la construcción espiritual de la Revolución, aquella fraternidad, aquel amor que Chávez llevó hasta el frenesí fue cambiado por un pavoroso sálvese el que pueda, por el arrebatón a todos los niveles, el "dakazo" fue el comienzo de la debacle ética, que sigue afirmándose al punto de hoy impregnar todos los rincones de la sociedad.
La ética del capitalismo se salió de cauce, las bases psicológicas de la dominación capitalista estallaron, ya no hay la aceptación de unos ricos necesarios para los explotados, de unos despojados, unos pobres resignados a la miseria por siglos de prédica pseudoreligiosa que los invita a sufrir aquí en la tierra para disfrutar después en otro mundo.
No obstante, esta ética capitalista no se movió hacia una ética socialista, de la fraternidad, de la conciencia del deber social; no, al contrario, la ética capitalista impregnó a la sociedad, ahora todos se comportan según las reglas del capitalismo, si da lucro es bueno, si me beneficia es ético, el resto no importa, lo que prevalece es el lucro pequeño o grande por sobre cualquier otra consideración.
En resumen, todos quieren ser capitalistas, explotadores, desde el "bachaquero" hasta el mecánico, no hay razones para no aprovecharse, para no engañar, para no ganar; el esfuerzo no acompaña al logro, se busca el mayor beneficio con el mínimo esfuerzo.
El Socialismo, ya olvidado por todos, podría ser una manera de rescatar la pasión por lo social y de esa manera recuperar la armonía entre la ética del deber social y un sistema dónde el bienestar de uno dependa del bienestar de todos, un sistema como dijo el clásico "de todos por el bien de todos", donde lesionar a la sociedad sea uno de los mayores crímenes que se puedan cometer.
El capitalismo, en cualquiera de sus versiones, sólo puede resolver la situación por medio de una dictadura feroz, esta puede ser con ropaje democrático o dictadura descarnada, pero siempre terrorífica. En estas condiciones, sólo una terapia de choque puede estabilizar su dominación. Nunca una sociedad estuvo más necesitada del Socialismo, y nunca una sociedad estuvo más preparada para conseguirlo.