Caracas, 10 de Junio de 2016.
CIUDADANO NICOLÁS MADURO MOROS
PRESIDENTE CONSTITUCIONAL DE LA REPÚBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA
Muy respetado Sr. Presidente:
No es la primera vez que me dirijo a Usted, confiando en la pertinencia e índole constructiva de mis palabras, buscando siempre el bienestar de nuestra República Revolucionaria y Bolivariana, así como la justa solución de sus múltiples problemas y dificultades, en mi carácter de luchador social y cultural de toda la vida. Guiado por mi experiencia de Rector de la única Universidad Indígena de este país e interpretando el sentir de numerosos/as indígenas y otros sectores del pueblo venezolano, me apresuro a manifestarle nuestra plena solidaridad en apoyo de su rechazo absoluto a todo tipo de intervencionismo e injerencia externa e imperialista en nuestra Patria. En tal sentido compartimos la muy oportuna convocatoria a un amplio diálogo nacional franco, respetuoso y abierto sin condiciones ni cortapisas –para la sabiduría indígena el diálogo es obligante ante cualquier circunstancia- entre todas las fuerzas y sectores políticos y sociales que hacen vida en este gran país.
Me sentí profundamente conmovido al contemplar la reciente concentración de pueblos y comunidades indígenas, donde Usted hizo gala de su encomiable respeto y cariño por los venezolanos originarios, sus múltiples y raigales identidades, historias y culturas que remontan a más de 30.000 (treinta mil) años. No es que los indígenas –incluidos sus mejores aliados/as- con nuestras sólidas organizaciones sociales y riquísimos idiomas, todavía existimos: es ahora cuando se viene fortaleciendo la América Indígena por los siglos de los siglos, en armonía con la Madre Naturaleza y con el conjunto poblacional de Abya Yala. Venezuela es mucho más que una República Mestiza; todos y todas somos habitantes de una Patria y Matria Sociodiversa y Biodiversa, en la cual existimos amerindios, afrodescendientes, eurodescendientes, mestizos múltiples e incluso pobladores provenientes de otros Continentes.
Nuestro inolvidable Presidente Hugo Chávez Frías fue el Primer Mandatario venezolano en reconocer nuestra especificidad y los derechos colectivos de todos y cada uno de los pueblos indígenas, que han sido inequívocamente incluidos en la vigente Constitución Bolivariana; para luego dar inicio a toda una legislación que nos favorece y una serie de acciones que contribuyen de manera decisiva a nuestra participación protagónica y creciente empoderamiento. A raíz de su intervención –Señor Presidente- en ese encuentro, Usted está dando pruebas de haber recogido la rica herencia del Comandante Chávez, no solo mediante sus empáticas y enfáticas expresiones de aprecio y solidaridad para con el Mundo Indígena, sino a través de decisiones presidenciales muy oportunas en materia de tierras, recursos, planes socioproductivos y otros ámbitos problemáticos.
Usted reconoció con mucha gallardía que aún falta un largo camino por recorrer. También hay errores que rectificar; en este contexto queremos confirmar que es necesario ser sanamente críticos, en caso contrario todo permanecería estacionario y propenso a regresiones indeseables. El mejor ejemplo para ilustrar este hecho es el Decreto Presidencial N° 2248 sobre el Arco Minero del Orinoco. Apreciamos que Usted ordenara la máxima protección para las cuencas del Caura y del Caroní, y la prohibición total del uso del mercurio en la extracción del oro. Pero hay otras áreas legalmente protegidas donde una masiva deforestación provocaría daños irreparables; todavía por añadidura subsiste el peligro –según los expertos, inevitable- de la utilización del temible cianuro. Y recordemos que la mayor parte de las tierras indígenas están aún por demarcar y oficializar.
Tenemos confianza en la idoneidad del Dr. Jorge Arreaza, quien ha sido siempre un sincero aliado de la Causa Amerindia, para coordinar el equipo transdisciplinario y multisectorial que realizará los estudios respectivos. Pero es imprescindible contar con el tiempo y los recursos suficientes para determinar con precisión dónde se puede practicar minería y en qué condiciones, a fin de evitar sus efectos perniciosos o el desplazamiento forzado de comunidades indígenas. Nosotros, como Universidad Indígena que somos, queremos participar en dicha Comisión; además lo merecemos por nuestro desempeño y en cuanto herederos espirituales del recordado Hermano José María Korta, nuestro Fundador, quien hiciera huelga de hambre por la libertad e integridad física del heroico Cacique Caribe Yukpa Sabino Romero: nuestro Segundo Guaicaipuro en este más de medio milenio de Resistencia Indígena.
Desde ahora proponemos cambiar el nombre de “Arco Minero” –denominación pragmática, economicista y poco apropiada para un proceso revolucionario- por “Arco Interfluvial Orinoquense Antonio Makrerán González”, en memoria del valiente Cacique Pemón-Arekuna, que defendió sus tierras frente a los avarientos dueños del Hato La Vergareña: se trata además de una región hermosísima y repleta de diversidades. Con gusto participaremos con nuestros Proyectos Socioproductivos, idóneos para el mejor desarrollo sostenible y sustentable de este importantísimo Arco Interfluvial –mucho más allá de sus riquezas minerales- sin tocar para nada las áreas protegidas y protectoras ni dañar el ambiente ecológico o a sus habitantes humanos y también los no humanos. Concentraremos nuestros esfuerzos en la agricultura autóctona, el manejo científico y etnocientífico de los bienes y recursos de la Selva y la Sabana, el muy atractivo turismo cultural y ecológico, la valoración plena de los milenarios conocimientos y saberes de los pueblos originarios. Sin excluir la actividad minera donde sea factible, estamos seguros de que existen formas mil veces mejores e incluso mucho más rentables para acrecentar el valor material de nuestra Guayana Precámbrica, cuyo cuidado dejó el Dios Creador en nuestras manos.
Señor Presidente, reciba nuestro saludo revolucionario, respetuoso y solidario. Dr. Esteban Emilio Mosonyi, Antropólogo y Lingüista, Rector de la Universidad Nacional Experimental Indígena del Tauca.