Impacto de la variabilidad climática y la deforestación en el seminario larense

La evapotranspiración de referencia (ETo) en la región semiárida del estado Lara presenta fluctuaciones significativas a lo largo del año, así como entre el día y la noche. Estas variaciones, según Pire, R., & Mijano, L (2022), se deben a factores meteorológicos como la radiación solar, la temperatura, la humedad relativa y la velocidad del viento. En el sector Altagracia, Carora, la evaporación total diurna promedio fue de 5,847 mm y la nocturna de 3,157 mm.

Para obtener datos actualizados sobre la ETo en un área específica, se consultó la plataforma global de datos climáticos Meteoblu el 12 de marzo de 2025. El análisis se centró en el sector La Concepción, ubicado en el municipio Torres del estado Lara. Los resultados arrojaron un valor de evapotranspiración potencial de 5,5 mm diarios, calculado mediante la fórmula FAO Penman-Monteith, ampliamente reconocida por su precisión.

Al comparar este valor con la precipitación acumulada diaria, que se registró en menos de <1 mm, se evidencia un desequilibrio hídrico significativo. La tasa de evapotranspiración supera notablemente la cantidad de agua que ingresa al sistema a través de la precipitación. Esta situación pone de manifiesto la aridez del ambiente y la vulnerabilidad de este ecosistema semiárido a las variaciones climáticas, particularmente a la intensificación de la sequía y la desertificación.

Es importante destacar que la evapotranspiración es un proceso clave en el ciclo hidrológico, ya que representa la pérdida de agua del suelo y las plantas hacia la atmósfera. En regiones semiáridas, donde el agua es un recurso escaso, la alta evapotranspiración puede tener impactos significativos en la disponibilidad hídrica, la productividad agrícola y la conservación de los ecosistemas naturales.

El segundo elemento de crucial importancia para analizar en este ecosistema semiárido larense es el impacto de la variabilidad climática asociada al fenómeno ENOS (El Niño-Oscilación del Sur). Los datos actuales indican que para los meses de Febrero -Mayo de 2025, existe una probabilidad del 75 % de que se produzca una transición desde la fase Niña actual del ENOS hacia una fase neutra de transición. Esta posible evolución climática representa un factor adicional de preocupación y un segundo problema a considerar en este contexto.

Fuente : Actualización preparada por:Centro de Predicción Climática / NCEP

De los tres posibles escenarios climáticos (La Niña, El Niño y condiciones neutrales), es más probable que ocurran condiciones neutrales del ENOS entre febrero y abril. Para el otoño del hemisferio norte, las condiciones neutrales y La Niña son igualmente probables, mientras que El Niño tiene una probabilidad de aproximadamente 1 en 5.

Es importante destacar que el fenómeno ENOS es un patrón climático que se origina en el océano Pacífico tropical y que tiene repercusiones a nivel global. En particular, la fase Niño se asocia con un aumento de la temperatura superficial del mar en el Pacífico central y oriental, lo que puede provocar cambios significativos en los patrones de precipitación y temperatura en diversas regiones del mundo.

En el caso específico del ecosistema semiárido larense, la llegada de una fase Niño podría tener consecuencias negativas, como la disminución de las precipitaciones, el aumento de las temperaturas y la intensificación de los eventos de sequía. Estos cambios climáticos podrían afectar la disponibilidad de agua, la productividad de los ecosistemas y la biodiversidad de la región.

Por lo tanto, es fundamental considerar el impacto potencial del ENOS en la planificación y gestión de los recursos naturales en el ecosistema semiárido larense. Es necesario implementar medidas de adaptación y mitigación que permitan hacer frente a los posibles efectos negativos de la variabilidad climática y garantizar la sostenibilidad del ecosistema a largo plazo.

La pérdida de la cobertura vegetal, debido a la deforestación para la producción de carbón destinado a la exportación, es el tercer elemento de gravedad causado por la actividad humana. Esta deforestación reduce la transpiración de las plantas, lo que altera el microclima local y aumenta la temperatura del suelo. Como resultado, se afecta la evapotranspiración potencial, la cual depende de la resistencia aerodinámica y superficial, factores influenciados por la cobertura vegetal. En última instancia, esto acelera la desertificación al aumentar la erosión del suelo y reducir la infiltración del agua.

Fuente : grupo Ambientalista Cotoperi, acumulación de material vegetal producto del aprovechamiento forestal de la especie cuji, utilizado para la elaboración de carbón vegetal para exportación.

El municipio Iribarren del estado Lara ha experimentado una pérdida significativa de cobertura arbórea entre 2001 y 2023, según datos de WOBAL FOREST WATCH. Esta pérdida, que asciende a 6,180 hectáreas (equivalente a 6,180 campos de fútbol), ha tenido graves consecuencias ambientales y económicas.

La deforestación ha liberado aproximadamente 2.33 millones de toneladas de CO2 a la atmósfera, una cantidad comparable a las emisiones anuales de 500,000 automóviles. Además, se han dejado de percibir ingresos por concepto de mercado de carbono estimados en 23 millones de dólares.

Para contrarrestar este impacto negativo, es crucial implementar un plan de reforestación a gran escala. Se necesitaría plantar 38 millones de árboles durante un período de 10 años para mitigar los efectos de la deforestación y recuperar la cobertura arbórea perdida.

La combinación de la deforestación y la variabilidad climática acelera la pérdida de biodiversidad, la erosión del suelo y la disminución de los recursos hídricos, lo que resulta en tierras improductivas, pérdida de hábitats y alteración de los ciclos ecológicos en el semiárido larense. Esto tiene consecuencias ambientales, económicas y sociales para la región.

Económicamente, la agricultura de subsistencia, pilar de muchas comunidades, se ve afectada por la baja productividad del suelo y la escasez de agua. Además, la dependencia de los recursos forestales aumenta los costos a largo plazo debido a las inversiones necesarias para la restauración ambiental.

Socialmente, las comunidades rurales enfrentan migraciones forzadas a centros urbanos debido a la falta de oportunidades y recursos, y los conflictos por la distribución del agua son cada vez más frecuentes, poniendo en riesgo la cohesión social.

Los patrones de movilidad humana se ven afectados tanto directa como indirectamente por los impactos del cambio climático. De hecho, ya existen ejemplos de migraciones climáticas en todo el mundo. Las migraciones climáticas son de suma importancia debido a la falta de reconocimiento y protección jurídica de las personas que se ven obligadas a abandonar sus hogares por motivos relacionados con el cambio climático. Esta falta de amparo legal se debe a que las leyes y normativas nacionales no contemplan su situación.

Este artículo hace un llamado a las autoridades competentes, como el Ministerio de Ecosocialismo, los tribunales agrarios, la Fiscalía General de la República y Derechos Humanos, para que garanticen los derechos fundamentales de los migrantes climáticos y sienten las bases para exigir la responsabilidad por las violaciones de derechos humanos que sufren estas personas que viven en el semiárido larense venezolano.

Venezuela ha sufrido diversos desastres naturales, como la tragedia de Vargas en 1999, vaguadas, deslizamientos, sequías prolongadas e inundaciones. A pesar de los avances en la materia, la mayoría de las instituciones no han abordado adecuadamente el problema de las migraciones climáticas, y las respuestas legales siguen siendo insuficientes.

Prof. Alvaro Zambrano Carrera

Ingeniero Forestal

Prof. decanato de Agronomía UCLA

alvarocarrera2@gmail.com



Esta nota ha sido leída aproximadamente 1030 veces.



Noticias Recientes:

Comparte en las redes sociales


Síguenos en Facebook y Twitter




Notas relacionadas