El semiárido larense ha sido objeto de una subestimación histórica por parte de las políticas públicas que lo etiquetaron como territorio improductivo de venezuela. Este error de perspectiva ha limitado el desarrollo de la región y ha perpetuado problemas fundamentales como la degradación ambiental, la inseguridad alimentaria y el acceso limitado a recursos esenciales.
Lejos de ser improductivo, el semiárido es un espacio donde las comunidades locales han desarrollado conocimientos y prácticas sostenibles que podrían ser clave para transformarlo en un motor de producción y desarrollo. Estas estrategias, basadas en la gestión eficiente de recursos y en sistemas agroecológicos adaptados, han demostrado ser resilientes ante las condiciones extremas de esta región. Sin embargo, la desconexión entre las políticas gubernamentales y las iniciativas comunitarias ha restringido su impacto, perpetuando la vulnerabilidad de sus habitantes y el estancamiento del territorio.
Para avanzar, es indispensable promover la capacidad de investigación científica en el semiárido, orientada a la seguridad hídrica y alimentaria sostenible. Esto incluye la restauración de suelos, la conservación de recursos hídricos y el diseño de sistemas agroecológicos adaptados a la realidad local. Al integrar estas soluciones con un enfoque participativo y colaborativo entre el gobierno, las comunidades locales y los equipos multidisciplinarios, se podría convertir esta región en un modelo de sostenibilidad y resiliencia.
Aprovechando la reciente convocatoria del Ministerio de Ciencia y Tecnología (MinCyT) y el Minec, se ha generado una iniciativa prometedora para participar Junto a la comunidad del semiárido y asociaciones ambientalistas, con un proyecto denominado Proyecto Prosapis, con el cual se buscar implementar estrategias agrosilvopastoriles con el objetivo de mitigar el cambio climático y aumentar la resiliencia en ecosistemas semiáridos. Para ello, se crean micromódulos agrosilvopastoriles diversificados que optimizan el uso de recursos naturales como el suelo, el agua y la vegetación. Además, se incorporan cultivos resistentes a las condiciones semiáridas, como el cují, ají, pimentón, berenjena, patilla y melón, y se incluye la cría de ganado caprino y ovino. Este proyecto busca impulsar la producción y la economía en el semiárido larense. Como punto inicial, el trabajo se centrará en el sector Bella vista, Rio Tocuyo, la parroquia Camacaro del municipio Torres, estado Lara. Este territorio, que registra las condiciones climáticas más áridas de toda la región, tiene un potencial enorme que puede ser desbloqueado gracias al conocimiento y experiencia de sus habitantes.
A través de la organización de asociaciones de productores y la colaboración con un equipo multidisciplinario compuesto por ecólogos, Médicos veterinarios, ingenieros forestales y agrónomos, agricultores Locales y especialistas en suelo y su biología, este proyecto aspira a demostrar que el semiárido no solo es altamente productivo, sino también sostenible. Un enfoque integral, basado en la ciencia y en el conocimiento local, puede transformar esta región y poner fin a la percepción de improductividad que ha limitado su desarrollo.
El semiárido larense no es un territorio improductivo. Es una tierra llena de posibilidades que, mediante la unión de esfuerzos gubernamentales, comunitarios y científicos, puede convertirse en un ejemplo de desarrollo inclusivo y sostenible de Venezuela y el mundo.
Prof. Alvaro Zambrano Carrera
Ingeniero Forestal
Profesor del decanato de Agronomía UCLA