Ninguna de las medidas tomadas por el Gobierno hasta ahora ha desatado tanta furia entre la dirigencia y la militancia opositora como la conformación de los Comités Locales de Abastecimiento y Producción (CLAP), organizaciones solidarias administradas por entes gubernamentales y comunales, responsables de garantizar la satisfacción del derecho a la alimentación, golpeado por prácticas de corte neoliberal.
No más mencionarlos empezaron a aparecer pancartas en el Este sifrino de Caracas y mensajes en las redes sociales asociándolos con el hambre y la miseria. ¿Por qué eso? Porque se están dando cuenta que por fin el Gobierno dio con una fórmula capaz de enfrentar la inseguridad alimentaria inducida y, hasta ahora, efectivamente utilizada para socavar las bases populares del chavismo.
Si bien el control del contrabando y la defensa del salario de los trabajadores han podido frenar el cerco de hambre y la especulación programada para devolver a su condición marginal al pueblo, pareciera que el abastecimiento directo, equitativo y justo de alimentos y otros productos básicos a cargo de los CLAP va a resultar mucho más efectivo para acabar con la privatización del consumo impuesta por las cadenas monopólicas de distribución.
No habiendo podido exterminar al chavismo por hambre, la derecha maltrecha optó por el terrorismo alimentario para mantener en vilo al gobierno y poner al pueblo en su contra. Pero ahora se están dando cuenta que los CLAP son mucho más peligrosos que las cadenas públicas de distribución, fácilmente corruptibles. Se están dando cuenta que no van a poder seguir sacándole provecho político y económico a sus discursos y prácticas especulativas y discriminatorias.
Por si fuera poco, el ministro el de Relaciones Interiores, Justicia y Paz, Gustavo González López, uno de los más odiados por ellos, acaba de anunciar la activación de la Operación Ataque al Bachaco en Caracas y Miranda a cargo de la Dirección contra la Economía Criminal. Especie de OLP alimentaria que les va a impedir seguir explotando la in-cultura de la ganancia fácil y rápida.
Y tanta ira sin haber descubierto aun el significado y alcance de la "P" de Los CLAP, pues al igual que en el caso de las casas de cartón de la Gran Misión Vivienda Venezuela, según la oposición ciega en este país no se produce ningún tipo de alimento y la agricultura urbana no es sino una fantasía de chavistas delirantes.
Y tanto temor, sin imaginarse que los CLAP constituyen un primer paso para la toma y manejo eficiente y solidario de otros espacios productivos.
