Los objetos son fecundos, pueden representar una época, es común la recopilación de objetos que marcan las décadas del sesenta o del ochenta; las pirámides invocan a los faraones, la bandera es emblema de un país, el sable es militar. Lo mismo ocurre con personajes que simbolizan actividades, países, hasta fracasos: Borges es literatura, Maradona es fútbol, Einstein es inteligencia, Bolívar es Independencia, Judas es traición, el Che es internacionalismo, humanismo; Fidel es sabiduría política y entrega a la humanidad, Chávez es la esperanza socialista revivida.
Hoy en Venezuela la situación puede representarse con varios emblemas. Puede ser, por ejemplo, Shannon que aparece y desaparece al son de los miedos, pero podría ser la oea, un día villana y otro heroína, o quizá Almagro empeñado en otro símbolo, la carta democrática, que en realidad no es una carta ni es democrática, es un documento para detener la Revolución en el Continente, y hoy se la quieren aplicar no al gobierno del Presidente Maduro sino a las reliquias de Chávez, a su recuerdo, allí está el peligro que huelen los oligarcas continentales y en esto residen sus dudas: el gobierno no es chavista, pero oligarca no corre el mínimo riesgo, cobra las actuaciones del pasado.
Los otros símbolos son dos carretillas, una la de Rodolfo Marco Torres llevando bolsas de comida, y la otra la carretilla del Che haciendo trabajo voluntario en la construcción. La carretilla del ministro Torres representa la solución adeca a los problemas tremendos que hoy padece el país: hay saqueo, se le imputa a la derecha, a los narcos, a los "bachaqueros", a los extraterrestres, a mendoza, a shannon, pero nunca se van a las causas origen de las consecuencias, se evita reconocer un error a no ser de manera hipócrita. Y los problemas que surgieron de la política mercenaria, clientelar, se los quiere aplacar con más política mercenaria, clientelar, repartiendo carretillas de bolsas para los humildes, dólares para los empresarios, subsidio para los comerciantes afectados.
La otra carretilla, la del Che, representa Socialismo en su más puro concepto: entrega a la sociedad, estímulos morales, conquista de lo material con conciencia. El Che, que ofrendó su vida en las montañas del continente, que supo ser médico de sociedades, Comandante, jefe de una Revolución, fiel a las ideas de Fidel hasta el último pensamiento, se quita la camisa y toma una carretilla para, con su ejemplo y su esfuerzo, ayudar a construir al nuevo mundo, al hombre nuevo.
El otro objeto es triste, es un teléfono que no se levanta, es la representación clara de la política hoy: el Presidente Maduro se queja de la negativa de Allup para levantarle el teléfono. El gobierno llama a la otra fracción capitalista, pero lo que obtiene es la soledad, el silencio reflejo nítido de su debilidad. A un ministro defenestrado nadie le levanta el teléfono, tampoco a un gobierno que saben debilitado, sin discurso, repitiendo las acciones que no le han dado resultado, buscando amor pagado, evitando ir al fondo de las causas, insistiendo en entregar el sueño.
El teléfono que no levanta el tonto engreído simboliza no sólo la debilidad del gobierno, también resume a la masa que se ausentó de las avenidas de Caracas y a duras penas se congrega en pequeños escenarios, pero también señala el resultado de la tozudez del gobierno que le impide cambiar la carretilla de Marco Torres por la del Che.