Reconocer las fallas, los errores, es requisito para el triunfo, quien no identifica sus fallas está condenado a la derrota porque se le nubla la realidad. La Revolución, que nace en un acto hermoso de reconocimiento de las fallas, tiene hoy un gran reto en la evaluación de las carencias de la ideología que la ha guiado en los últimos tiempos. Veamos.
El Poder Popular es una falla fundamental de la Revolución que amerita ser evaluada. No es fácil hacerlo, al Poder Popular lo cubre una coraza de infalibilidad, de éxito virtual que rechaza cualquier reflexión, sin embargo, este análisis es urgente y vital para la Revolución.
La eficacia del Poder Popular se puede medir por sus resultados, así nos encontraremos con fallas que indican que algo anda mal, por ejemplo, la pérdida de la asamblea, las encuestas tan bajas, no se ha podido controlar a los "bachaqueros", los problemas de los clap, la delincuencia, todo esto apoya la impresión de que el Poder Popular no está cumpliendo su papel.
Para disecar el problema, las primeras preguntas son ¿qué es, cuál es el Papel del Poder Popular, que se espera de él?
Una definición preliminar de Poder Popular podría ser: es (debe ser) la masa desposeída organizada de tal manera que se constituya en dirección, fuerza consciente del proceso, de su liberación, esto es, del Socialismo. Y aquí encontramos cuatro componentes muy importantes: es la masa desposeída, organizada nacionalmente, con una meta el Socialismo, por lo tanto una ideología de la que se desprende una política, una economía, una ética. Nadie, nada puede proclamarse Poder Popular sin cumplir estos requisitos, no puede hablar del Poder Popular el primero que se le ocurra, sin cumplir estos requisitos. No se puede atribuir al Poder Popular una acción sin dirección, espontánea.
Podemos extender el término y decir que Pueblo es equivalente a Poder Popular, que comparten la misma definición, y ya tendremos unas características que nos ayudarán en la búsqueda de las fallas.
Primera falla: la organización, el Poder Popular (pueblo organizado) debe formar un tejido que vaya desde el organismo más pequeño de la base hasta lo nacional, pasando por lo municipal, regional; empezar en la base y terminar en el organismo nacional. De esta manera tendremos una sociedad integrada capaz de moverse en conjunto en pos de metas sociales. Se combatirá a la anarquía, a la improvisación, al espontaneísmo, se le dará fuerza, poder al Poder Popular, al tiempo que se le da una visión nacional, más allá del entorno de la organización local.
Segunda falla: El Socialismo más allá de la palabra. El Socialismo como el rescate de la visión social de la sociedad, superando la mentalidad individual, egoísta; el rescate de la consciencia del deber social. Al reducir el Socialismo a un simple término que se usa a conveniencia, al vaciarlo de contenido se le priva de su potencialidad educador, de formador de una nueva ética, de una nueva conducta. Hay que educar al Poder Popular, hacer escuelas, universidades de Socialismo, donde se estudie la teoría y se ejecute la práctica, al tiempo que se relaciona con la acción de gobierno.
Corrigiendo estas dos fallas, organizando, dándole al Poder Popular razones sagradas, metas altruistas, razones para la lucha, se estará en el camino de construir un instrumento social capaz de ganar elecciones, derrotar las desviaciones de la economía, pero también de la política, capaz de pedir cuenta al poder nacional y de entregar cuentas; y una herramienta que tiene la capacidad de corregir sus errores.
El Poder Popular entendido como un anarcoide, espontáneo, o sólo imagen de twitter y televisión está fracasando, la ideología que sabotea la organización, el estudio, priva a la masa de elevarse en su verdadero empoderamiento y la condena a la debilidad, a ser fácil presa de cualquier engañador. Los resultados hasta ahora son una alerta.